domingo, 24 de septiembre de 2017

Espías

DIARIO EL MERCURIO
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[Bridget Gibbs Andrade]
La palabra espía deriva de una raíz germánica “spahen” -ver a lo lejos- que dio origen a “spion” en alemán, “espión” en francés y “spy” en inglés. El significado de esta palabra refiere la actividad secreta dirigida a conseguir información especialmente sobre la capacidad defensiva y ofensiva de un país. El espionaje tuvo su auge durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, en las cuales los métodos utilizados fueron la infiltración: introduciendo unidades propias en las filas del enemigo para que proporcionen información de interés inmediato; y, la penetración: persuadiendo a un miembro del bando contrario a colaborar con información confidencial, pudiendo darse sobornos o chantajes en ambos casos.
Por estos lares, sucede todo lo contrario. Nuestros espías autóctonos, en vez de ocuparse de la seguridad del Estado, dedican su tiempo a hostigar miembros de la oposición por denunciar actos de corrupción. Las malas lenguas cuentan que hay un super agente belga, el que espía encubiertamente desde su madriguera, allá, en algún lugar del mundo…
¡Es un espía fuera de serie! Estudió en Harvard y no sabe inglés; estudió en Bélgica y no habla francés; estudió economía y quebró un país; recibió algunos Honoris Causa sin una causa aparente que los justifiquen, dictó conferencias magistrales que ni el mismo entendió. ¡Un verdadero genio! Cuenta con una horda de soplones que le cotorrean todos los días los pormenores del actual gobierno. Además de ser un fisgón y fraguar maléficos planes, maneja una empresa de seguridad. Con una facilidad asombrosa, instalan y desinstalan cámaras ocultas en lugares ocultos -según ellos- que luego son descubiertas por el mismo Presidente de la República. Días atrás denunció: “Estoy extremadamente molesto, voy a iniciar inmediatamente una investigación bastante fuerte sobre el asunto y saber porqué Correa no tuvo la delicadeza de informarme que había instalado una cámara”.
Esta situación peca de extraña así como Lenín peca de ingenuo. Quien más que él para saber que entre las “virtudes” del ex no consta la delicadeza. Además, “debería estar molesto e iniciar una investigación bastante fuerte” con dedicatoria a todos los implicados en actos de corrupción y no evadir esta decisión. La tolerancia tiene un límite, no es bueno abusar de ella. Señor Presidente, defina su situación con el país, nos estamos cansando de tantos rodeos, juegos de palabras e indecisión…
Como recomendación, al fisgón de Bélgica, no le preste atención… (O)

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