lunes, 31 de agosto de 2020

 

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EXPLOCEN

 Capítulo VI

El jocker y sociópata al desnudo

Sobre las alturas de las nubes subiré,
y seré semejante al Altísimo...
Libro de Isaías, 14, 14.

Pedro se encontraba sentado en una de las mesas del Pin ́s, co-
nocido restaurante, que era el punto concertado para la cita pre-
vista con uno de los amigos más cercanos de Correa, quien le

había solicitado absoluta reserva sobre su identidad, por razo-
nes de seguridad.

El reloj marcaba las ocho de la noche. La hora convenida. Esperó
media hora y estaba por irse. Cruzó por su mente la idea de que
lo más probable era que se hubiera arrepentido. En su trabajo
de comunicador, esas cosas ocurrían con cierta frecuencia. A la
gente no le gustaba comprometerse. Prefería la comodidad de la

poltrona o esa comodidad mayor: la de la complicidad del silen-
cio. Y a lo mejor estaban en lo correcto. Quién sabe.

—Buenas noches Licenciado. Disculpe el atraso. El enrevesado
tráfico de Quito me demoró. Es imprevisible como las mujeres,

HEREDARÁS LA SOMBRA

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acotó, y soltó una carcajada franca, sonora y convocante. Pero
aquí estoy –su dialecto de costeño resultó inconfundible– listo
para la entrevista.
—Las tenga, muy buenas. ¿Desea un aperitivo?
—Sí, por favor, un canelazo. El frío está que muerde.
—Que sean dos –replicó Pedro. Llamó al mozo y le dio la orden.
—Usted que ha sido compañero de escuela y de colegio de
Correa, ¿como lo podría calificar por su inteligencia?

—Sin duda, es inteligente, pero no es dueño de una inteligen-
cia de real envergadura, como la que tuvo Carlos Julio, Febres

Cordero o Jaime Roldós, por ejemplo. De allí, precisamente,
surgen los errores que cometió durante su mandato. En su vida

estudiantil cuando alguien le derrotaba en una discusión u ob-
tenía mejores notas, perdía el tacto. En esos eventos, se derrum-
baba fácilmente, perdía el dominio de sí mismo y su descontrol

era de tal magnitud que podía terminar como un simple jocker.
—¿Como un payaso? No le puedo creer. Jamás había conocido
ese increíble rasgo de su personalidad.

—Sin embargo, su mayor fortaleza radicaba en su arrollador ca-
risma, sumado al chispeante lenguaje encandilador, otro de sus

rasgos, y, desde luego, a su condición de “mitómano patológico”,
calificativos que no son míos sino de la psiquiatría: no olvide
que soy doctor en la especialidad. Al término de su mandato,

el cúmulo de sus actitudes de corte dictatorial, su intransigen-
cia para admitir errores y las injustificadas ofensas que lanzaba

ALBERTORDÓÑEZ

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en contra de sus “supuestos enemigos”, determinaron que con
un grupo de psiquiatras le diagnosticáramos que padecía de
“sociopatía”.
—¿Podría ilustrame y decirme qué es un sociópata?
—No tengo inconveniente. La psquiatría sostiene que se trata de
personalidades caracterizadas por la impulsividad, la hostilidad

y el desarrollo de conductas antisociales. Son dueños de una im-
presionante capacidad para la manipulación. Se creen mejores

que los demás y que están por encima de las reglas sociales, por
lo que no dudarán en mentir, abusar y manipular al resto hasta
conseguir lo que desean. Sea lo que fuere.

—Sí, Correa encaja en esas conductas, cuestión que está a la vis-
ta. Entonces, Correa sería un sociópata.

—Así es, pero, en todo caso, la conducta de Correa partía –así lo
creo– del hecho de que era presa de equivocadas ideas fijas, de

las que no podía apartarse y que le perseguían como una mal-
dición. Mantuvo un gabinete casi intacto, salvo cambios de sus

ministros de un ministerio a otro. El carrusel de las mismas figu-
ras en puestos diferentes. ¿No le parece una aberración?

—Por supuesto, coincido con usted –sostuvo Pedro.
—En ese mismo orden de cosas, no olvidó que el Banco del
Pichincha le cerró su cuenta corriente por malos manejos. Con

el fin de sacarse lo que en la intimidad llamaba “el maldito cla-
vo”, montó todo un sonoro aparataje judicial. Perseveraba siem-
pre en sus compulsivas obsesiones. Si no conseguía lo que se

proponía, sufría graves estados de depresión. Y si alguien se

HEREDARÁS LA SOMBRA

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atrevía a contradecirle, no era capaz de soportarlo y se negaba

a todo razonamiento. Cuando compañeros de escuela, esa acti-
tud le costó más de una risa. En varias ocasiones terminaban di-
ciéndole: “oye Correa, no seas payaso”. Pero él, no cedía jamás.

Siempre se mantenía en sus “trece”. En el colegio, por ejemplo,
lo recuerdo como si fuera hoy, discutía que las famosas “mulas”:
las y los que transportaban droga a los EE. UU. y varios países de
Europa y Asia, no cometían delito alguno. Nunca daba razones.
Simplemente lo sostenía. Era su palabra y punto final.
—¡Qué increíble! –añadió Pedro.
—Un día, un compañero de colegio, para quien Correa no era de
su agrado, le enrostró con la siguiente expresión: lo que pasa
es que vos defiendes a las mulas porque tu papá fue una mula o
sea que vos eres hijo de una mula. ¿Y cómo se llaman los hijos

de las mulas? La chacota que vino a continuación fue un sos-
tenido y largo estrépito de carcajadas. Después, cuando estuvo

de Presidente pude entender el descomunal complejo que tenía
respecto de las mulas, pues uno de sus primeros decretos fue el
de indultarlas. La decisión, pese al absurdo que representaba,
pasó desapercibida. No existieron comentarios en contra, pero
la verdad es que yo y varios de mis amigos psiquiatras sabíamos
de dónde provenía la irracional decisión.
—O sea que era terco hasta el extremo de no dar su brazo a
torcer.
—Sí, Pedro, cuando se empecinaba en algo, no había vuelta
atrás. Sobredimensionado y vanidoso y, en tal medida, que me
atrevería a creer –varios cercanos a él, coinciden conmigo– que
padecía de un amenazador delirio de grandeza. Como ocurre en

ALBERTORDÓÑEZ

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estos casos, él ni siquiera se daba cuenta. Por eso es que cuando

tuvo en sus manos el poder, si alguien se atrevía a criticarlo, lan-
zaba toda la maquinaria estatal –incluidos los jueces– hasta do-
blegarlo, conseguir que fuera conducido a prisión o que huyera

del país. Allí están por no citar sino tres casos: la indemnización
que obtuvo del Banco del Pichincha y de Diario El Universo, y el
forzado destierro del periodista Alfredo Palacio, quien tuvo que

refugiarse en los EE. UU., bajo la amenaza de “meterle en la cár-
cel”, porque para Correa era “un periodista corrupto”.

—¡Qué interesante esta relectura de esos hechos! –opinó Pedro.
—Su delirante mitomanía y capacidad para la manipulación
le llevó a decir que el millón de dólares con que coimaron a
Alecksei Mosquera, ex–Ministro de Electricidad, no era delito,
porque “había ocurrido cuando no era ministro y se trataba de

un trato efectuado entre particulares”. Cuando estuvo en la pre-
sidencia, presa de la droga de la vanidad, se creyó mesiánico. Sin

posibilidad de equivocación, él era el elegido. Y tan es así que
estaba absolutamente convencido –sin ninguna duda– de que
era el mejor presidente que había tenido el Ecuador. En varias

reuniones con los íntimos –quienes expresaban su sumisa con-
formidad– lo repetía con enfermiza insistencia. Inclusive llegó

al punto de afirmar “que era una réplica del Arcángel Luzbel”,
porque era el espejo en que se reflejaba la perfección. Su delirio

de grandeza no tenía límites. Su obra pública –afirmaba con in-
sistente énfasis– había consolidado la paz del país, porque ha-
bía logrado erradicar la pobreza y elevar la educación a niveles

nunca antes registrados: –ahora tienen varias escuelas del mi-
lenio que son las mejores de América, de la misma manera que

se jactaba de la Universidad Yachay–, amén de las carreteras de
primer orden y de otras inigualables maravillas que para él eran

HEREDARÁS LA SOMBRA

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más ciertas que la luz del día. Había en la conducta de Correa

una promiscuidad por el embuste, una desquiciada autoalaban-
za, despilfarro de su ardor por la ironía, a veces demasiado bara-
ta, ingenio para lo nefasto, la presencia de mezquinos anhelos y

una alicaída ineptitud para lo positivo. Desde allí, no sería sal-
vado el mundo.

Pedro y su interlocutor concluyeron la entrevista cuando el reloj
marcaba las once y treinta de la noche.

—Le estoy profundamente reconocido, dijo Pedro. Su contribu-
ción para el reportaje ha sido decisiva. Contudente. Arrolladora.

—No exagere Pedro, estaré siempre listo a servirle. Ojalá su pe-
riodismo investigativo sirva para quitarle al país la venda que

hoy cubre sus ojos.
La Virgen del Panecillo tenía los ojos inmensamente abiertos y
Pedro podía jurar que estaban vivos y que miraban a Quito que

se extendía triunfal sobre la planicie central y las lomas de aba-
jo, entre luces que se prendían aquí y allá, de furtivos letreros

luminosos y de los faros de los vehículos que llevaban la prisa
propia de la avanzada hora. Las luces de las casas de las lomas
se fueron apagando una tras otra. La noche se volvió sombría y
terminó acostándose sobre la última pata de estrellas.

Tomado del libro: Heredarás la Sombra, de Alberto Ordóñez O.

domingo, 30 de agosto de 2020

 Cabrera, Carrasco, Lloret, Serrano, Solis, Correa, etc.

¡YA BASTA!

En la crónica del día de hoy, publicada por diario El Universo bajo el título "'Viejas' figuras políticas se repiten en las listas de precandidatos a la Asamblea Nacional" , se menciona una serie de nombres de políticos fracasados, muchos de ellos corruptos e ineficientes, que dese hace muchos años figuran para diferentes dignidades de elección popular.

En el caso de la provincia del Azuay y de la ciudad de Cuenca, -que no han sido tomadas en cuenta para ese análisis-, también tenemos a personajes como Marcelo Cabrera varias veces alcalde de Cuenca y prefecto del Azuay en los que ha que ha tenido un deficiente desempeño, ahora quiere ser asambleísta; o Paul Carrasco que también a repetido su presencia en la prefectura del Azuay con serios cuestionamientos a su gestión, ahora quiere ser presidente del Ecuador. En la nómina faltan también Doris Solis, José Sarrano, Cristobal Lloret y otros como el "Corcho" Cordero y Paul Granda, fieles colaboradores del presidente más corrupto en la historia Ecuador y líderes de la mal llamada Revolución Ciudadana de Alianza País, que no esconden sus pretensiones de seguir medrando en la política nacional ecuatoriana.

A ellos les decimos ¡Ya basta!

Eduardo Cardoso Martínez

A continuación transcribo la crónica de diario El Universo:

'Viejas' figuras políticas se repiten en las listas de precandidatos a la Asamblea Nacional

Quito -
Carlos Falquez Batallas se estrenó en la política con el retorno a la democracia. En 1979 fue elegido legislador por Concentración de Fuerzas Populares; y ahí se acercó a León Febres-Cordero, su colega de curul. Desde entonces, no hay elección en la que no asome el nombre de este político orense que, para este año, encabeza la lista provincial de candidatos a la Asamblea Nacional.

Ha sido candidato a diputado (ganó tres veces), alcalde de Machala (ganó dos veces) y a prefecto de El Oro (ganó una vez). Y cuando él no ha podido postularse, su relevo ha sido su hijo del mismo nombre.

Como Falquez, otros personajes son ‘fijos’ en las nóminas de candidatos de los partidos y movimientos políticos ecuatorianos en todo proceso electoral. En el 2021 buscan llegar al Parlamento.

Entre ellos están, por ejemplo, el lojano José Bolívar Chato Castillo, que lleva 36 años ocupando cargos de elección popular. Ha sido tres veces legislador y cuatro veces alcalde de Loja; aunque en la última ocasión le revocaron el mandato. Quiere ser asambleísta con su movimiento Acción Regional por la Equidad (ARE).

También Abdalá Bucaram Ortiz, que entró a la arena electoral en 1984, aunque antes fue funcionario del gobierno de su cuñado Jaime Roldós; fue alcalde de Guayaquil en 1984, y tres veces candidato presidencial. Ganó en 1996, pero gobernó menos de seis meses. Ahora encabeza la lista nacional de Fuerza Ecuador (FE), aunque tiene tres procesos penales abiertos.

De las filas del PSC están también Clemente Vásquez y Luis Almeida. El primero ha ocupado cargos desde hace 28 años, fue diputado y prefecto de Manabí; ahora está en la lista nacional. El otro tiene 26 años en la vida política; ha sido legislador, asambleísta y concejal; actualmente es edil de Guayaquil, cargo al que tendrá que renunciar, pues lidera la lista del distrito 1 de Guayas.

Jorge Escala y Galo Lara tienen una característica común. Ingresaron a la política hace 13 años como integrantes de la Asamblea Constituyente que elaboró la nueva Constitución en Montecristi (Manabí).

El primero llegó por el Movimiento Popular Democrático (MPD), que fue eliminado del registro de organizaciones políticas, pero en su lugar las bases crearon el movimiento Unidad Popular (UP).

El segundo entró por Sociedad Patriótica. El año pasado fue candidato a la Prefectura de Los Ríos por ese mismo partido luego de permanecer cuatro años en la cárcel con una sentencia por el llamado caso Quinsaloma. Esta vez se postuló por el movimiento Libertad es Pueblo, fundado por Gary Moreno, hermano del presidente Lenín Moreno.

Ambos participaron en el llamado Congresillo, y en el 2009 volvieron como asambleístas.

Dos mujeres llevan más de 20 años en política y ahora buscan una curul en el 2021 son Wilma Andrade, de la Izquierda Democrática, y Ximena Bohórquez, del Partido Sociedad Patriótica.

Andrade empezó en 1996 como concejal de Quito durante tres periodos consecutivos, diputada por Pichincha, luego asambleísta nacional, y aspira a la reelección.

Bohórquez empezó su actividad política cuando fundó, con su esposo, Lucio Gutiérrez, el partido Sociedad Patriótica, tras la asonada militar del 2000 que derrocó a Jamil Mahuad. En el 2002 fue legisladora por Pichincha; cinco años más tarde constituyente, y ahora quiere ser asambleísta.

Ruth Hidalgo, decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de las Américas (UDLA) y representante de Participación Ciudadana, y Esteban Ron, docente de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), coinciden en sus críticas respecto a la falta de relevos en la política, que es el reflejo de una falla estructural del sistema político ecuatoriano que no ha logrado desprenderse de los cacicazgos locales, muchos de ellos desde el retorno de la democracia.

“Se heredan las dirigencias y no se permite el surgimiento de nuevos líderes”, dice Hidalgo; y de esa forma, “se fomentan las élites políticas inamovibles a nivel provincial, donde una y otra vez están en las papeletas, pasan de ser alcaldes, a prefectos, diputados, asambleístas provinciales y nacionales”.

Ron considera que las organizaciones políticas carecen de sensibilidad generacional, a pesar de que el Código de la Democracia lo obliga, y recurren a las antiguas generaciones para repetir candidaturas, cuando los jóvenes electores buscan identidad con la nueva dinámica social, y de ahí nace la desconfianza social provocada por la hegemonía de las figuras políticas clásicas. Y señala que para estos partidos políticos es una quimera la democracia interna. (I)

2020-08-30

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jueves, 27 de agosto de 2020

 

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El bautizo y el cambio de los nombres se encuentran en varias culturas. Jesús cambió el nombre de sus apóstoles; el bautizo en varias culturas está rodeado de ritualidades, entre ellas la nominación, que reivindica la cultura, posición e identidad. Los cambios de los nombres van atados al cambio de los contenidos en las efervescencias revolucionarias.

El proceso de resignificación de las palabras, nombres, significantes y significados es permanente en la lucha histórica por la emancipación. José Gabriel Condorcanqui Noguera, hijo directo del Inca de Vilcabamba, dominaba el quechua, el castellano y el latín. Condorcanqui Noguera siguió un proceso judicial en contra de los españoles para que se le reconociera como heredero inca, sin lograrlo. Más tarde se hizo llamar Túpac Amaru y empezó la organización y la lucha por la emancipación de los indígenas. Con su gran oratoria, en 1780 comandó la sublevación más grande conocida hasta la época española en los Virreinatos del Perú y el Río de la Plata. Tembló el reino imperial español en América y fue excomulgado por la Iglesia Católica. Los indígenas organizados prohibieron la extracción minera del Potosí. Túpac Amaru decretó la abolición de la esclavitud en 1780, prohibió los impuestos y el trabajo en las minas. Reconquistaron territorios y comunidades, retomaron su lengua, el quechua, y sus nombres y palabras. Los españoles castigaron con suplicios hasta la muerte a Túpac, su esposa, hijos y a los rebeldes que lo acompañaban. A Túpac Amaru le cortaron la lengua, como una forma de extinguir sus palabras, su nombre, sin saber que lo inmortalizarían como paradigma del germen revolucionario (Chuchuca Serrano, 2019).

Luis Chusig, nacido en Cajamarca, se cambió el apellido a Benítez para aprender a leer y escribir; los indígenas tenían prohibidas aprender estas habilidades. Más tarde, Luis se cambiaría el apellido a Santa Cruz y Espejo. Su hijo Eugenio fue inscrito en el Libro de Blancos, documento negado para los indígenas. Por intervención de su madre, María Catalina Aldás Larraincar, Eugenio estudio en el Colegio San Luis, donde se codeó con la aristocracia quiteña. El joven Eugenio, gracias a su intelecto y su don de gentes, fue elegido en representación de sus compañeros varias veces. Más tarde batalló por ingresar en la universidad, se doctoró primero en medicina y después en jurisprudencia. Espejo se encontró con Antonio Nariño y Francisco Zea, otros ilustrados colombianos, y por sus actividades culturales fue procesado en Bogotá. Francisco Xavier Eugenio de Santa Cruz y Espejo fue bibliotecario, periodista, orador, científico, escritor prolífico de ensayos y panfletos; los textos más comprometedores fueron firmados con pseudónimos. Escribió sus Reflexiones sobre las Viruelas, con un probable tratamiento de la viruela antes que Louis Pasteur. El gran ilustrado ecuatoriano sufrió persecución, prisión y murió en 1795 enfermo poco después de salir de la cárcel.

“Luchar o morir; la lucha sangrienta o la nada. Es el dilema inexorable”, escribía George Sand, pseudónimo de Amantine-Aurore-Lucile Dupin (1804-1876); probablemente la ocurrencia de este pseudónimo de hombre para una mujer surgió para poder publicar sus obras (Marx, 1987, pág. 121). En su época Sand logró tanta fama como Víctor Hugo, Honore de Balzac y Frédéric Chopin. Fue una socialista utópica convencida, provocaba a los prejuicios aristocráticos fumando, vistiendo pantalones y administrando por su cuenta sus propiedades y dinero. Creía en el amor libre, se divorció y tuvo varias relaciones amorosas que pasaron a la literatura y el cine. En vida publicó más de cien novelas, relatos y ensayos. Nos legó grandes novelas como Indiana (1832), Lélia (1833), El compañero de Francia (1840), Consuelo (1842-43), Los maestros soñadores (1853). Sand participó en el Comité Central por la República en la Revolución Francesa de 1848.

Los revolucionarios/as rusos del siglo XIX y el siglo XX tejieron varias organizaciones clandestinas e insurreccionales en el vasto territorio zarista. Las organizaciones anarquistas y comunistas formaron una fuerte cultura política en Rusia: modos de vida, vestimenta, nombres, pseudónimos, música, frases, eslóganes. Aprendieron a manejar el arte de la imprenta y difundieron sus textos plasmados en hojas, periódicos, folletos, hablando de una nueva concepción del mundo. Es famoso el pseudónimo de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, que significa habitante del río Lena, torrente que se encuentra en Siberia, lugar donde eran desterrados los revolucionarios/as rusos. Lenin adoptó este apodo para dar la contra al pseudónimo de Gueorgui Valentínovich Plejánov, otro revolucionario ruso con una concepción menos radical, quien se había hecho llamar Volguin, habitante del río Volga, río que atraviesa San Petersburgo. Lev Davídovich Bronstein, firmaba como Trotsky, Iósif Vissariónovich Dzhugashvili era apodado Stalin, palabra que significa acero, por haber sobrevivido de niño a la viruela. Gracias a los pseudónimos, estos y otros revolucionarios podían escribir y hacer actividades sin que se relacionaran con sus nombres legales. Tal resignificación de los nombres fue usada por todos los partidos comunistas y guerrillas del mundo; como ejemplos en Latinoamérica se pueden mirar las listas de nombres y pseudónimos de las FARC y el ELN.

En el deporte y el activismo antirracial es ejemplar el caso de Cassius Clay. Primero se denominó Cassius X, después eligió el nombre de Muhammad Ali propuesto por el líder islam Elijah Muhammad. Cuando Cassius Clay se cambió el nombre por el de Muhammad Ali, los blancos estadounidenses saltaron criticándolo. Le gritaban en la calle “¡Para mí siempre serás Cassius Clay!”, como una forma de decirle “los blancos te dimos el nombre de esclavo: Cassius Clay”. El nombre Muhammad Ali reivindicaba su religión y origen árabe africano. El conocido boxeador, “campeón de campeones” llevó su lucha ideológica reivindicando los nombres y las ideas de los pueblos negros, de la liberación y emancipación; sigue siendo un gran ejemplo de lucha y persistencia para los jóvenes de todo el mundo.

En distintos momentos han existido varios cambios de nombres en el Ecuador colonial y la formación de la república. En las conversaciones coloquiales de la calle, la academia e instituciones se tilda despectivamente a las personas de "indio", "mitayo", "indio alzado", pero cuando la persona asume esa posición exponiendo: ¡de verdad soy indio!, se grita con estertores: ¡Ese no es indio! El sistema de inferiorización de acuerdo a la perspectiva del terrateniente es aún frecuente en los bautizos, cambios de nombres, cortes de cabellos, cambio de vestimentas; un proceso lleno de coacción y violencia. A partir del levantamiento indígena de los años noventa, los efectos de la nominación y denominación tuvieron grandes efectos en el reconocimiento de la cultura ancestral indígena y los idiomas. Los padres indígenas y mestizos empezaron a usar con mucha más soltura nombres en kichwa, shuar, achuar, cañari y otras lenguas. Cuando antes un indígena se cambiaba el nombre o apellido por uno español, se cortaba el cabello y se cambiaba de vestimenta, se le criticaba diciendo que esta persona no era blanca; ahora cuando alguien que se considera indígena se cambia el nombre español al de una nacionalidad indígena se le cuestiona como pseudoindígena. Lo más irritante del caso es que surgen toda una pléyade blancos mestizos enjuiciadores con un indigenómetro en la mano. Recuerdo como fue criticada de modo inmisericorde la intelectual indígena María Estela Vega Conejo que cambió esta denominación por el hermoso nombre kichwa: Nina Pacari, que significa amanecer del fuego, un nombre impensable en el español reinante. El escritor y poeta Jacinto Conejo Maldonado se renominó como Wankar Ariruma Kowii. El abogado y activista político Carlos Pérez Guartambel cambió su primer nombre por Yaku, que significa agua en kichwa, como una manifestación propia en medio de las luchas históricas por la defensa del agua.

Los derechos a los nombres, apellidos y sus cambios van abrazados al derecho al uso del lenguaje de la cultura de su predilección, el derecho a la elección de la vestimenta, a llevar el cabello del modo que más guste a la persona, el derecho a los tatuajes, las artesanías y demás formas que son parte de la estética individual y colectiva. En los procesos revolucionarios se profundiza la estética de la liberación que se concentra, no sólo en el cambio del nombre por el nombre, del color por el color, o de la forma por la forma, sino al cambio del contenido y la forma del oprimido. Parafraseando a Marx, la revolución social saca la poesía del porvenir, no de las frases que desbordan el contenido, sino de los contenidos que desbordan las frases (Marx, 2003, pág. 16).


Bibliografía
Chuchuca Serrano, J. (11 de Diciembre de 2019). Túpac Amaru. Obtenido de jaimechuchuca.blogspot.com: http://jaimechuchuca.blogspot.com/2019/12/tupac-amaru.html…

Marx, K. (1987). Miseria de la Filosofía. México D. F.: Siglo XXI Editores.

Marx, K. (2003). El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Madrid: Fundación Federico Engels.

Más artículos aquí:

http://jaimechuchuca.blogspot.com/…/revolucion-y-nominacion…

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Juan Carlos Salamea

Jorge Aviles

 


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Información de reparto de hospitales sale a la luz


Según el medio de comunicación La Posta, serían 19 asambleístas que estarían presuntamente involucrados en la distribución de los Hospitales del país.


Daniel Mendoza habría realizado el esquema de involucrados, donde la actual Ministra de Gobierno, María Paula Romo, fue la que dividió las casas de salud, junto con Fausto Holguín, Viceministro de Gobernanza y Andrés Alarcón, ascensor del Ministerio de Salud Pública.


Los legisladores involucrados serían:


  1. Carlos Vera - Hospital Verdi Cevallos

  2. Karina Arteaga -Hospital de El Carmen

  3. Teresa Benavides- Hospital de Jipijapa

  4. Daniel Mendoza -Hospital de Portoviejo y de Bahía de Caráquez

  5. Jimmy Candell - Hospital Liborno Pachana

  6. Eliseo Azuero - Hospital Marco Vinicio Iza

  7. Fredy Alarcón- Hospital Marco Vinicio Iza

  8. Rosa Orellana- Hospital Teófilo Dávila

  9. Ana María Marín- Hospital General de Latacunga

  10. Fafo Gavilanez- Hospital Alfredo Noboa

  11. César Solorzano- Hospital José María Velasco Ibarra

  12. Fauto Terán- Hospital Pablo Arturo Suárez

  13. Johana Cedeño- Hospital Isidro Ayora y Hospital de Calderón

  14. Manuel Ochoa- Hospital Gustavo Dominguez

  15. William Garzón- Hospital General Santo Domingo

  16. Alberto Arias- Distrito 7 de Salud

  17. Michel Doumet- Hospital del Niño (Francisco Icaza Bustamante)

  18. Guadalupe Salazar- Hospital General Monte Sinaí

  19. Julio Cesar Quiñónez- Hospital de Especialidades Abel Gibert Pontón

Antes del que medio filtrará la información, la Fiscalía General del Estado informó que este miércoles 26 de agosto del 2020, está prevista la instalación de la audiencia privada para extracción de información del teléfono celular del ex asambleísta Daniel Mendoza.

Esta diligencia se realiza dentro del proceso por delincuencia organizada por el supuesto reparto del caso del Hospital de Pedernales. Sin embargo, la audiencia se suspendió la audiencia por pedidos de los abogados


Por su parte, el abogado Jorge Ortega que defiende al asambleísta prófugo Eliseo Azuero, dijo que se suspendió porque la información se filtró a un medio y que la Fiscalía no podrá usarla como prueba.


FUENTE LA POSTA