Glas ahora es el solitario Jorge
Jorge Glas se va quedando solo. Las declararaciones del delator de Odebrecht, José Conceiçao dos Santos, hechas el miércoles 27 de septiembre desde el consultado del Ecuador en Sao Paolo marcan un antes y un después para el Vicepresidente. Desde entonces, Glas ha perdido el respaldo y el acompañamiento que amigos y partidarios le ofrecían a pesar de todas las denuncias y todas las evidencias que lo involucraban con los escándalos de corrupción que Dos Santos se encargó de reafirmar.
Quizá la señal más clara de este proceso de abandono fue la reacción del ex presidente Rafael Correa a la audiencia de Dos Santos. En un escueto y lánguido mensaje colocado en su cuenta de Twitter, el ex Presidente radicado en Bélgica marcó, por primera vez, distancias con Jorge Glas. “Primera pág. de El Universo: Santos acusó a Glas de ‘haber pedido dinero parea campaña de Rafael Correa’. Pero en 2014 yo no era candidato”, escribió Correa. El mensaje del ex Presidente es frío y distante y su autor se agarra de una imprecisión del titular de El Universo para hacer el quite, pues lo que Dos Santos dijo en la audiencia es que Glas había pedido, a nombre de Rafael Correa, un millón de dólares para la campaña.
Es verdad, el 2014 Correa no era candidato pero sí hubo unas elecciones que eran muy importantes para su gobierno: las seccionales. El mensaje, que no había sido colocado en las cuentas que Correa tiene en Facebook o Telegram por lo menos hasta las 17:00 del jueves 28, no parece en absoluto escrito por la misma persona que hace pocas semanas había dicho que estaba dispuesto a dar la vida por un hombre inocente como Glas. El tono del mensaje es frío y la defensa ya no es al Vicepresidente sino a sí mismo. “Yo no era candidato”, escribe cuando bien pudo haber dicho que todo lo que se dijo Dos Santos es mentira o insistir en que Glas es inocente. ¿No estaba dispuesto a dar su vida por defenderlo?
La rueda de prensa de un grupo de asambleístas de Alianza País es otro síntoma del paulatino distanciamiento con Glas. Un grupo más bien mustio y sin brillo, en el que las únicas caras conocidas son las de las asambleístas Soledad Buendía y Marcela Aguiñaga, se presentó para quejarse del trato que la prensa le estaba dando a Glas. No salieron a decir que Glas es inocente, como lo decían hasta hace poco días, sino a quejarse de los medios por “sentenciar” a Glas en sus titulares y a lanzar la pueril muletilla de “todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario”. A lo mucho lo que hubo en esta rueda de prensa es una tibia amenaza a los medios de que se los podría acusar por linchamiento mediático. ¿Dónde están Gabriela Rivadeneira, Viviana Bonilla, Augusto Espinosa o José Serrano? Evidentemente, no era la misma imagen de unidad y fuerza que ese bloque transmitió cuando se logró parar el pedido de juicio político. ¿Y María José Carrión que hasta hace dos meses se paseaba por todos los medios diciendo que no había cómo enjuiciar a Glas porque no había pruebas contra él? El video de la rueda de prensa no puede ser más elocuente.
Es verdad que el bloque de Alianza País logró obstaculizar una moción de CREO para que la Asamblea pida la renuncia de Glas, pero esa era una iniciativa inviable que hubiera dividido al partido y, además, la negativa no implicaba mayor exposición mediática. La Asamblea fue, luego del episodio Dos Santos, un perfecto termómetro de que a Glas ya casi nadie lo quiere acompañar en su viaje al infierno.
Lo que ocurrió con las redes sociales también es una muestra de cómo a Glas se está quedando solo. Incluso los más incondicionales y agresivos defensores de su trayectoria se mantuvieron en silencio. La cuenta de Alianza País en Twitter, por ejemplo, no registró un solo mensaje de apoyo a Glas, ni siquiera de rechazo a lo dicho por dos Santos, lo cual resulta inaudito porque siempre ha sido incondicional con cualquier causa del correísmo.
Si se observa a otros protagonistas del correísmo en redes sociales también se ve que hay silencio en torno a Glas. El caso de Gabriela Rivadeneira es uno de esos. Ni una sola palabra, ni una sola alusión a lo ocurrido el miércoles. Lo mismo pasó con Fernando Alvarado, tan solícito y activo en Twitter cuando se trata de defender al correísmo. La última vez que el ex secretario de Comunicación colocó un mensaje en Twitter fue el 26 de septiembre cuando incluso replicó un mensaje del vicepresidente Glas. Luego de lo de dos Santos nada, ni siquiera retuiteó los cuatro trinos que Glas puso en su cuenta y en los que reafirma, una vez más, su inocencia. ¿No es acaso muy decidor que Alvarado no haya amplificado los tuits de Glas? Y si Rivadeneira y Alvarado, dos de los correístas más activos y agresivos en redes, no dijeron esta boca es mía, tampoco lo hizo otro furibundo correísta como Augusto Espinosa. Ni un solo tuit luego de lo de dos Santos. Silencio absoluto.
El aparato de acoso y activismo digital también estuvo en mute. Roberto Wohlgemuth, que durante el gobierno de Correa coordinaba al llamado Trollcenter y que desde el cambio de Gobierno abunda en ataques contra Lenín Moreno, no colocó absolutamente nada sobre Glas en su cuenta y Amauri Chamorro, uno de los contratistas del gobierno de Correa para el trabajo en redes sociales, únicamente habló de la campaña electoral chilena donde ahora asesora al candidato Marco Enríquez-Onimani. Ambos prefirieron no decir nada. Y qué decir del lenguaraz Patricio Mery Bell, activista chileno que estuvo contratado por la Vicepresidencia y que tras cada mala noticia que recibía inventaba una conspiración de la CIA. Esta vez no abrió su boca.
Pero quizá la señal más clara de que incluso en el mundo digital Glas ha empezado a quedarse en la más completa soledad es la aparición de la etiqueta #Glasvendepatria en Twitter. Bajo este hashtag circularon cientos de mensajes de usuarios que aparentemente son partidarios de la revolución ciudadana pero que le han dado la espalda a la causa del Vicepresidente. Aunque parece ser un esfuerzo del correísmo, lo que se decía básicamente bajo esta etiqueta es: Glas ha traicionado este proceso que tanto bien le ha hecho al país y que debe ser defendido. “No más defensa de un corrupto”, decía una de las cuentas asociadas a esa etiqueta que llegó a ser tendencia mientras que otro le escribía al ex presidente Correa y decía: “@mashirafael confió en tí, el pueblo confió en ti y tu nos traicionaste”.
Otra señal de abadondo fue la decisión de la Procuraduría, que hasta ahora se había mantenido alejada de todos los casos de corrupción, de presentar una acusación particular en contra de Glas. Si bien la figura delictiva escogida es por asociación ilícita, lo cierto es que su intervención obliga al fiscal general Carlos Baca Mancheno a poner especial atención a la causa. La Procuraduría, que ha sido parte de la institucionalidad correísta destinada a proteger y socapar al gobierno de Rafael Correa, aparentemente ha tomado distancias del Vicepresidente.
Así, Glas ha comenzado a quedarse desamparado de amigos, partidarios y ex compañeros. No sería extraño que Rafael Correa, quien hasta hace poco dijo que sacrificaría su vida y su patrimonio por Glas, diga que el Vicepresidente lo ha traicionado. Nunca tan solitario como ahora Jorge Glas.
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