Publicado el 16 septiembre, 201715 septiembre, 2017 por AGN
Diario El Mercurio
[Alberto Ordóñez Ortiz]
En el reciente diálogo mantenido entre de la CONAIE y el Presidente Moreno, uno de sus dirigentes dijo que era hora de superar el diálogo y avanzar en dirección a ese decisivo punto que permita que el exitoso intercambio de opiniones se concrete en obras. Dicho en buen romance, lo que se reclamaba era que habría que pasar de las palabras a las acciones. El dirigente, por cierto, no tuvo toda la razón, pues a la vista está la devolución de la sede de la CONAIE y el indulto de varios de sus dirigentes presos. Las decisiones adoptadas en ese ámbito, constituyen en términos de valoración, avances significativos que, sin duda, superan dos de las más importantes expectativas de ese sector. Sin que dejemos de mencionar que en el cotexto global, el avance es lento, -quizá demasiado-, aunque sea preciso reconocer que la complejidad y la magnitud de los problemas constituyen un serio obstáculo que se interpone en la diamización de las soluciones.
En ese orden, es indispensable que, además, asumamos que las decisiones a adoptarse no son solamente de carácter político sino en extremo delicadas y que, como tales, podrían alterar bruscamente el mapa político, cambiando y hasta invirtiendo las actuales posiciones de los principales actores políticos. Ni se diga si se considera que de por medio hay intereses exhorbitantes que, dada su naturaleza, probablemente sean los que conspiran contra la posibilidad de los imperiosos e inaplazables entendimientos. El país no puede esperar más. El compás de espera habría concluido.
Sin embargo, hay que poner especial énfasis en decir que el caso Glas sigue en veremos. Y que, en la medida en que lo siga, el Ejecutivo podría resultar el más afectado. El de Yachay, no ha superado el nivel de la novelería barata. El de Jalkh que, extrañamente mereció el apoyo presidencial, se ha quedado detenido en el resbaladizo terreno de las conjeturas. En ese contexto nada raro resulta que los delincuentes tengan suficiente tiempo para fugar, como si hubiera una suerte de acuerdo con ciertas empresas aéreas. La bancada de AP, defiende públicamente a Glas. Luego del acuerdo con CAPAYA nada ha cambiado al momento.
Pero el asunto no termina allí, sino que avanza en profundidad: Al momento hay dos exhortos de la Asamblea para que el Presidente solucione el problema minero de Zaruma y el de la falta de agua potable que afecta a Esmeraldas. ¿Intromisión del Legislativo en el Ejecutivo?. En este caso, de una u otra manera el que sale perdiendo frente a la opinión pública es el Presidente. El daño está hecho. No obstante, los asesores presidencialdes deben saber que el Art. 148 de la Constitución dispone que el Presidente “…podrá disolver la Asamblea Nacional…por grave crisis…”, si es que la hubiere, por supuesto.
En lo concerniente a la Consulta Popular es imperativo que se entienda que se trata de una exigencia nacional impostergable. Cualquier demora podría resultar contraproducente y hasta fatal si se considera que lo apoyos políticos son conyunturales y cambiantes. Las interrogantes crecen y no hay quien de la cara. Las respuestas no pueden demorar. (O)
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