Assange, Chevron o Pegaso: la Senain paga todo
¿Dinero para poner en órbita el satélite del excéntrico ex compañero de boys scout del Presidente? ¿Para el operativo en la Embajada en Londres para que Assange esté seguro? ¿Fondos para financiar la campaña de comunicación en contra de la Chevron? ¿Para dar recompensa a los que denuncian el ingreso de contrabando o ayudar a capturar fugitivos?
Sencillo: para esto y para mucho otras cosas estuvo la Secretaria Nacional de Inteligencia, Senain.
Sí, el servicio de espionaje y de inteligencia que montó el gobierno de Rafael Correa fue la caja mágica de donde salieron los fondos para financiar ciertas actividades que no era conveniente que se supiese públicamente. Claro, los gastos que hace la Senain, por tratarse supuestamente de temas de seguridad nacional, se encuentran mucho más a salvo de la mirada de periodistas inoportunos y curiosos anti revolucionarios.
De acuerdo a documentos calificados como secretos de la Senain y que fueron filtrados, esa agencia de espionaje ha hecho gastos de los más variopintos y, sobre todo, muy generosos. En el documento, que tiene 4Pelagatos, se puede ver en un cuadro elaborado en la misma agencia que se emplearon inmensas cifras en tecnología y software para espionaje y en tareas que no tienen relación directa con esa tarea. Las inversiones fueron tan voluminosas que en tan solo el período de enero a octubre del 2013 (tiempo al que se refiere el documento) se gastaron 47 millones de dólares.
Por ejemplo, ahí está el financiamiento del lanzamiento del Pegaso, el nano satélite que se convirtió en polémica cuando la prensa descubrió que se trataba de un aparato casi artesanal que no aportaba en nada a la ciencia y que costó 799 139 dólares. Una cifra escalofriante si se toma en cuenta que para lo único que realmente sirvió fue para montar un espectáculo de propaganda política a favor del gobierno de Correa.
El documento arroja información sobre otras intervenciones de la Senain en temas que, a diferencia de Pegaso, no se conocían públicamente. Por ejemplo la llamada “Operación Goliat” que, tras su nombre bíblico, no era otra cosa que una campaña para contrarrestar la campaña en medios de la petrolera Chevron, enfrascada en un pleito jurídico con pobladores de la Amazonia. ¿Cuánto gastó la Senain en esa campaña? 5 millones 857 mil 750 dólares. ¿Qué se hizo con todo ese dinero? Lo único que sabe es lo que dice la agencia de esìpionaje en su cuadro: “El proyecto consiste en la adquisición de una plataforma tecnológica con el objetivo de monitorear el internet y medios de comunicación en relación al caso Chevron, adicionalmente crear mecanismos comunicacionales para contrarrestar las acciones mediáticas de la compañia Chevron”. Se trata, evidentemente, en una inmensa suma sobre cuyo uso no se sabe casi nada aunque resulta muy probable que esos fondos se hayan destinado al polémico trabajoagencia de relaciones públicas, radicada en Nueva York, McSquared vinculada con el entonces secretario de Comunicación.
En el documento también llama la atención lo que se gastó en lo que la Senain llama “Operación Hotel”: un operativo para auxiliar a Julian Assange en Londres. En esto que la Senain llama “seguridad diplomática” se gastó un millón 116 mil 889 dólares.
Otros gastos que no tienen que ver con tareas de inteligencia se destinaron a un proyecto de recompensa a denuncias por contrabando y para encontrar a los reos que escaparon de “La Roca”. Se dice que 17 personas fueron recapituladas, “cancelándose recompensas desde 50 000 a 100 000 dólares”.
Pero la Senain también gastó sumas muy grandes en tecnología de espionaje y seguimiento. Por ejemplo, en un programa llamado “Sistema de monitoreo GRIC” que costó 3 millones 545 mil dólares para intercepción de teléfonos celulares y dos vehículos adoptados “para las necesidades de los equipos de intercepción celular.
En la información filtrada también aparece la inversión de casi dos millones en la compra de un sistema según el cual se inserta “paquetes informáticos” para poder espiar en teléfonos inteligentes y para “la obtención de información de personas de interés operativos”. Ese sistema, por lo que aparentemente hacía, recuerda el caso de Hacking Team, la empresa italiana que vendía software y equipo de espionaje y cuya información hackeada reveló que había vendido ese tipo de servicios a la Senain.
El documento llamado “Ingresos Gastos”, abre la ventana para ver cómo la Senain gastaba inmensas cantidades en programas sobre los que no existe ningún control institucional. ¿Quién sabe si parte del dinero para el tema de Chevron no fue desviado? ¿Cómo saber si los equipos de intercepción celular valían lo que dicen estos documentos? Todo hace pensar que la Senain no fue solo un centro de espionaje al servicio del partido de gobierno sino también una caja chica, nada chica por cierto, para ciertos gastos escondidos.
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