Una Fiscalía donde los malandros se sienten en casa
La Fiscalía no hace méritos para que se confíe en su trabajo. Si la presencia de un Fiscal que poco antes de haber sido nombrado era un porrista declarado de quienes ahora tiene que acusar genera una enorme desconfianza, la extraña suspensión de la audiencia en la que tenía que abrirse la información enviada desde los EEUU sobre el caso Odebrecht y los actos vandálicos que se produjeron, hoy martes 26, aumentan esa desconfianza de forma exponencial.
La audiencia para la apertura de la información proveniente de los EEUU estaba prevista para hoy a las 13:30, pero fue postergada porque no había un fiscal encargado del tema. La Fiscalía sacó un comunicado diciendo que la falla del fiscal se debía a que Wilson Toainga, fiscal encargado, se encontraba a esa hora recogiendo la versión ampliada del vicepresidente Jorge Glas. ¿No podía la Fiscalía haber previsto que la presencia de Glas iba a ser larga y encargar de la diligencia a otro fiscal? ¿Si tenía que ser el mismo fiscal no pudo haberse previsto que esas dos diligencias se hagan en días separados? Una persona que estuvo en la declaración de Glas le dijo a 4Pelagatos que lo relevante de esa diligencia no duró más de una hora y que el Fiscal bien pudo haber dado por terminada con lo que los abogados del Vicepresidente hubieran podido asistir a la apertura de la información de Odebrecht.
Al tema de la sospechosa postergación se sumaron los actos de violencia que los piquetes de militantes correístas protagonizaron a la entrada de la Fiscalía. No más de unos 20 partidarios de Jorge Glas intentaron golpear al político César Montúfar que fue en calidad de acusador particular y más tarde se las arreglaron para agredir a los periodistas que estaban en la cobertura. En redes sociales circula un video en el que se ve a una mujer tratando de golpear a Montúfar con unas muletas y a uno de esos sujetos atinándole un puñete en la cara a un fotógrafo de El Comercio.
Las escenas que circularon evocan las imágenas con las que se ha retratado durante años al estado malandro de Venezuela, donde las supuestas fuerzas del orden se las arreglan para tolerar a camorristas que agreden a cualquier persona que se atreva a señalar la pus de la corrupción y la impunidad. Varios periodistas que estuvieron en el lugar, confirmaron que se trataba de los mismos activistas que asisten a otros actos donde se pone en juego alguna causa correísta, lo que hace pensar que forman parte de un sistema enquistado en algún rincón del Estado. Si bien los policías lograron evitar que Montúfar fuera golpeado, también fue evidente que no se sancionó a ninguno de los agresores y que no hubo ningún operativo para evitar de antemano al brote de violencia que era bastante obvio que iba a producirse en cualquier momento.
Lo ocurrido con la suspensión de la apertura de la información del caso Odebrecht que llegó desde EEUU y la violencia a la entrada de la Fiscalía hacen pensar que ese organismo no estuvo o no quiso estar a la altura de las circunstancias. A la improvisación o boicot, como calificó un abogado en redes sociales, la diligencia de entrega y apertura de la información del caso Odebrecht, se sumó la violencia. A estos hechos se podría agregar la presencia del fiscal general, Carlos Baca Mancheno, en la audiencia en la que la defensa de Fernando Villavicencio iba a pedir medidas cautelares alternativas a la prisión preventiva. ¿Si le dio tanta importancia al tema de Villavicencio por qué Baca Mancheno no hizo lo mismo con los otros dos temas?
Se podría pensar que lo ocurrido en la Fiscalía es parte deñ clima de improvisación endémica que hay en el país. Pero cuando hay un Fiscal que hasta no hace mucho era un operador político del presidente Rafael Correa que se presentaba en los medios para glorificar la revolución ciudadana, las dudas se multiplican. Varios usuarios de redes sociales han hecho, en los últimos días, arqueología digital y han sacado a flote videos en los que se ve a Baca Mancheno pontificando sobre el gobierno de Rafael Correa. Hay incluso uno en el habla de “Jorge”, en referencia a Jorge Glas, como uno de los más importantes y valiosos cuadros de la llamada revolución ciudadana.
Cuando la institucionalidad vigente permitió que se elija como Fiscal a alguien que se parecía mucho más a un publicistas del gobierno de Rafael Correa que a un especialista en derecho penal, como se supone que debe ser un Fiscal, se puede llegar a dudar de hasta las acciones más apegados al buen proceso. Baca Mancheno fue tan consciente de que su activismo y militancia lo inhabilitaban éticamente para ser Fiscal que llegó a cerrar su cuenta de Twitter en la cual, durante algunos años, denostó de los críticos y lanzó toda suerte de loas a los personajes que actualmente tiene que acusar ante los tribunales de justicia.
Una Fiscalía como la que el miércoles 26 fue el centro de la atención pública no puede generar confianza social. Y sin eso, la institucionalidad de la vindicta pública, esencial en cualquier sistema democrática y de derecho, no existe. El país camina hacia un proceso penal que sin duda es el más importante de los últimos 20 años y lo hace a ciegas porque la Fiscalía es un organismo que no despierta, y no puede despertar, ningún tipo de confianza. Y porque ante ella, los malandros del correísmo agreden a periodistas y a los que piden justicia.
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