DIARIO EL UNIVERSO
Francisco Febres Cordero
Los analistas creemos que flota en el ambiente un dilema: ¿Es mejor convocar a una consulta popular o a una Asamblea Constituyente?
Como el asunto es muy complicado, les explico: el problema nace en que la Constitución que iba a durar trescientos años se consumió antes de hora porque el Correa la interpretó como le dio la gana, le arrugó bastantes hojas y las demás las rompió, igualito que hacía con los periódicos, pero no en las sabatinas sino en el interior de su palacio. Total, la pobre Constitución quedó hecha flecos y necesita urgente una reparación a fondo.
¿Y en qué taller reparan constituciones?, me preguntarán ustedes. El Glas quiere que le llevemos a Reparaciones Montecristi. No pues a él, sino a la Constitución. Aunque también a él, porque está más hecho pomada que la Constitución. Por eso creo que quiere que la reparemos allá, que fue donde se fabricó la anterior. Tonces el Glas propone que para reparar la Constitución el Correa se candidatice y regrese para presidir la Asamblea. ¡Qué ideota!
O sea de solo pensar en eso nos da chirinchos. Imagínense: otra vez el Correa aquí, otra vez Montecristi, otra vez el Mera pasando a la madrugada los artículos escritos en el Palacio para que los asambleístas los aprueben sin siquiera haberlos leído, otra vez el Alberto Acosta siendo reemplazado por el Corcho Cordero, otra vez una Constitución de miles de artículos, escrita en masculino y femenino para que haya jueces y juezas, presidentes y presidentas, ministros y ministras, calles y callos, cortes y cortas, provincias y provincios. ¡Uf!, qué horrible. Razón que no pudo durar trescientos años.
Pero bueno, por algo ha de ser que el Glas quiere eso. Tal vez ha de pensar que para elaborar cada capítulo es necesario funcionar en comisiones y como a él eso de las comisiones le ha sabido encantar, va a luchar a brazo partido para que los de Alianza PAIS apoyen su propuesta.
Por otro lado, está latente la idea del presidente Lenín, quien en lugar de una Asamblea prefiere hacer una consulta para que nosotros respondamos si estamos de acuerdo en cambiar solo ciertas partes de la Constitución, las más horribles. El problema está en que todavía el Lenín no elabora las preguntas y, por lo tanto, deja el campo abierto para que le hagamos sugerencias. Claro que después hace todo lo contrario, pero ¡cómo oye las sugerencias!
Yo, por ejemplo, sí le sugeriría que nos pregunte si en la Constitución queremos o no queremos que se hable de física cuántica, que es un tema recurrente en sus discursos y solo lograríamos entenderla si está explicada bien clarito en la Constitución. ¡Cómo ganaría el sí en esa pregunta! Es que el Moreno nos ha resultado el presidente más cuántico de la historia francamente y por eso cuánticas embajadas que les da a los correístas, cuánticos cargos, cuánticos beneficios al Correa. Y como la física cuántica se expresa en fórmulas, ya sabríamos cuál es la fórmula para que les dé tanto, lo cual para nosotros es hasta ahora un enigma.
Y entonces ya sabiendo eso lo demás son pendejadas, pues. Lo importante es saber cuántico más les va a dar y cuántico más es lo que piden para dejarle gobernar.
Elé, solucionada la consulta. (O)
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