Jorge Glas es puro buche y pluma
Jorge Glas salió a insistir en su inocencia. Lo hizo dos días después de que el delator de Odebrecht, José Conceição dos Santos, lo embarró mucho más de lo que ya estaba en los escándalos de corrupción de Odebrecht. Esta vez lo hizo en un encuentro con periodistas en uno de los salones de la Vicepresidencia. Vestía chaqueta clara y camisa blanca y, durante la hora en que duró el encuentro, estuvo a la defensiva y refrenado. A su lado estaba su abogado, Eduardo Franco, que intervino una vez.
En su juramento de inocencia, fue evidente que Glas se quedó sin argumentos. Básicamente sacó de la manga coartadas que, palabras más palabras menos, ya ha utilizado durante los últimos cuatro meses y que de muy poco le han servido para rescatar su imagen. En este encuentro con la prensa volvió a evocar cuatro de ellas:
La coartada del delator corrupto
Glas sostiene que la declaración que el delator dos Santos hizo ante la Fiscalía no lo compromete porque es la versión de un corrupto, y a un corrupto no hay cómo creerle nada. Para que no queden dudas sobre la corrupción de dos Santos, Glas sostuvo que se trata de un corrupto confeso. “El único que ha hecho una acusación en mi contra es dos Santos. Es un corrupto confeso”. En su lógica, un delator jamás podría dar pistas sobre un crimen porque su versión está viciada de origen. De ser como asegura Glas, la figura del delator no existiría en ningún sistema de investigación criminal en el mundo cuando, en los hechos, es quizá una de las más importantes. Dos Santos es, según el Vicepresidente, algo así como el más corrupto de todos los corruptos. O el campeón de los corruptos. Según él, hay que creer más a un corrupto no confeso que a uno confeso. La coartada de Glas tiene el gravísimo defecto de ignorar que, por definición, lo que dice un corrupto confeso necesariamente tendrá algo de verdad, pues confesar ser autor de actos de corrupción es ya, de por sí, una manifestación de sinceridad. En otras palabras, mil veces la palabra de un corrupto confeso que la de un corrupto que no confiesa ni sus actos. Glas parece no entender de lógica.
La coartada de Rivera lo hizo solo
Glas seguramente piensa que la gente no es capaz de atar cabos y tener cierto nivel de lógica y sentido común. En su encuentro con la prensa, el Vicepresidente reclamó, al menos dos veces, a los periodistas que no hayan destacado algo que su tío dijo durante su última declaración ante la Fiscalía: que su relación con Odebrecht y otras firmas fue a título personal; es decir, sin involucrarlo a él. “La prensa no ha puesto en sus primeras planas que Rivera dijo que actuó por cuenta propia. Yo respondo por mis actos”. Según este argumento, Rivera es un señor que, por algún motivo desconocido, las empresas contratistas corruptas buscan para darle comisiones a cambio de contratos con el Estado. Siempre con este razonamiento, que Rivera haya sido tío del Vicepresidente fue una simple casualidad. Si el argumento de Glas fuera cierto, significaría más bien, que Ricardo Rivera era una persona cuyos poderes lo colocaban por encima de él, de Correa y del Estado. !Vaya mala suerte de Glas haber tenido un tío que tenía tal poder que los corruptos lo buscaban para darle plata!
La coartada de no hay pruebas
Glas repitió al menos cuatro veces que su inocencia se evidencia en que desde que se lo investigan nadie ha presentado una sola prueba en su contra. Para hacer esta afirmación Glas pretende hacer creer que todo lo que tiene la Fiscalía en su expediente es público, lo cual no es falso. Por eso cuando dice a los periodistas que no hay una sola prueba en su contra lo que hace es lanzar algo al aire que es imposible contrastar. Incluso aseguró que en la información de Odebrecht que llegó de EEUU tampoco hay pruebas, incurriendo en ilegalidades por, supuestamente, revelar partes del proceso que cuyas piezas son reservadas. Lo gracioso de Glas es que no siempre aplica esta coartada. Cuando se le recuerda de alguna prueba, inmediatamente la invalida: son falsas, son manipuladas, son ilegales o son políticas. No hay pruebas, dice, pero las que se conocen no sirven. Es más, Glas parece ser víctima de su propia trampa: cuando Ecuavisa y Teleamazonas sacaron filtraciones de correos electrónicos, envió un video de réplica en el que acusaba a esos canales de haber obrado ilegalmente por exponer evidencias que están dentro del proceso en su contra…
La coartada de no soy pitonisa
¿Cómo es que Jorge Glas siendo el funcionario de más alto nivel encargado de los sectores estratégicos jamás se enteró de los actos de corrupción que se cometieron precisamente en esos sectores? La pregunta no es nueva y se la hicieron al Vicepresidente en su entrevista con los periodistas. Glas respondió que no tiene poderes paranormales para conocer qué transacciones o acuerdos bajo la mesa están haciendo los funcionarios corruptos. “Soy ingeniero, no soy astrólogo”, dijo con forzada ironía cuando una de las periodistas le hizo esa pregunta que tiene que relación con la responsabilidad administrativa y política que tuvo desde que el entonces presidente Rafael Correa le encargó, por decreto, la gestión de los llamados sectores estratégicos. Según esta lógica de Glas, la corrupción solo puede ser evitada en la medida que se pongan a adivinos y astrólogo en cargos públicos. No existe, para Glas, ni responsabilidades políticas ni administrativas sino únicamente tramposos a los que es imposible detectar. En la mente de Glas, o al menos en su coartada para jurar que es inocente, los controles institucionales no existen ni pueden existir para evitar la corrupción. Para eso es necesario colocar a pitonisas o advinos que puedan ver lo que los corruptos esconden.
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