Publicado en la Revista El Observador (Agosto del 2017) |
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La Salud como un derecho humano sigue siendo, en pleno siglo XXI una reivindicación prioritaria en todos los países del mundo. Demanda paradójica si consideramos que, al menos en teoría, los Estados modernos están en condiciones de dar respuesta a todas las necesidades básicas de los seres humanos.
El incremento desaforado del consumo, de las desigualdades y de la exclusión social, por citar tan solo tres factores relevantes deriva en la proliferación de patologías de toda índole. El viejo sueño moderno de la derrota de la enfermedad se desvanece frente a las evidencias de un mundo cada vez más afectado por el deterioro de la salud: daño ambiental aparentemente irreversible, crisis emocional colectiva provocada por el vértigo de la postmodernidad, aumento simultáneo y absurdo de las patologías de la abundancia y la pobreza, migración incontrolable de epidemias, aparición de enfermedades nuevas de origen desconocido. Enfarma, enferma y muere La producción de medicamentos implica una cuestión de equidad social en el acceso, garantía del derecho a la salud y control del poder económico impuesto por la millonaria industria farmacéutica. Los productos farmacéuticos son uno de los mayores paquetes económicos del planeta, sin embargo, la escasez de medicamentos continúa siendo un problema para todos, principalmente para los países en vías de desarrollo, donde Ecuador, no es la excepción. Sabemos que la producción de genéricos reduce significativamente el precio, además una industria pública podría orientar la oferta a los medicamentos que son los más necesarios, (actuando al contrario de lo que hace una empresa privada que produce en función de su ganancia). Ecuador adoptó esta vía que tuvo como punto de partida las disposiciones de la Constitución de Montecristi en favor de la universalización del acceso a la salud y que contempla los derechos para acceder a medicamentos seguros, eficaces y de calidad. Así es como se abren posibilidades para crear la primera Empresa Pública de Fármacos, (ENFARMA), que tras siete años de funcionamiento, fue cerrada repentinamente en un contexto de crisis económica y reformas para la reducción del sector público. La orden del presidente Correa de liquidar ENFARMA, reavivó –quizá tarde- el debate sobre las potencialidades y limitaciones de contar con un complejo farmacéutico público, con intereses nacionales. El mercado farmacéutico y publicitario La industria farmacéutica a nivel mundial es el tercer negocio más rentable, cada año moviliza entre 750.000 y 800.000 mil millones de dólares. De este inmenso y fructífero mercado, el 50 stá controlado por una veintena de grandes corporaciones. Entre sus principales grupo terapéuticos están: Colesterol y triglicéridos, anti ulcerantes, antipsicóticos, antidepresivos, antihipertensivos. Los laboratorios que más fluctúan son: Bayer, Pfizer, Abbott, Boehringer Ingelheim, Roemmers, Novartis Pharma, Merk, GlaxoSmithKline, Medicamenta, Grunenthal. De acuerdo con una investigación realizado por Medicus Mundi en España, los gastos en investigación de los laboratorios representan aproximadamente el 13 el total de ventas, mientras los gastos en promoción y publicidad de medicamentos, supone entre el doble y el triple del dinero destinado a investigar. De acuerdo con el estudio, entre 50, 60 el gasto en publicidad está destinado a los profesionales de la salud en forma de beneficios personales. En el caso de los usuarios, las estrategias de marketing no se enfocan únicamente en la promoción de los productos, sino que apuntan a la manipulación de la demanda, inventando enfermedades, creando falsas necesidades terapéuticas o transformando problemas comunes en casos clínicos. Para cada patología “descubierta”, se “inventa” una respuesta terapéutica o farmacológica adecuada. En Ecuador el gasto total en propaganda para el año 2010, alcanzó la cifra de $ 23.344.947, distribuidos, 6.35ara la prensa; 2.64adio, 3.88revistas; 7.91evistas; 79.21TV. Los productos más promocionados son los siguientes Vitaminas, 14.99Antiséptico Bucal, 9.81Cremas para Acné, 6.96Analgésicos (AINE), 6.71, Suplementos nutricionales, 5.60. El gasto en publicidad de las principales cadenas farmacéuticas del país ascendió a $ 1.068.716. Destacándose en su orden Sana/Sana, (39.38/), FYBECA, ( 33.41 Cruz Azul, (9.19 Pharmacy,s, ( 8.25(Medicity, (5.08). La producción banal de medicamentos A pesar del crecimiento del sector farmacéutico, la oferta de medicamentos esenciales es reducida. En Ecuador en la red pública solamente hay disponibilidad del 42 e medicamentos de la lista considerada como esenciales por la Organización Mundial de la Salud, OMS, el 71 stá disponible en la red privada. Este es un nivel bajo de accesibilidad en la red pública. Ecuador ocupa el puesto 26 de peor accesibilidad de una lista de 38 países en vías de desarrollo. Mientras existe este déficit de medicamentos, aquellos de mayor comercialización no tienen correspondencia con las necesidades sociales de salud. Entre los productos más consumidos se pueden encontrar vitaminas y complementos alimenticios, todos de marca que responden con frecuencia a un consumo innecesario. A estos hay que sumar que de los 13.451 medicamentos registrados por el ARCSA, el 69.9 ueron de marca y tan solo el 30.4enéricos, (UCE 2015). Mientras tanto el cuadro nacional de Medicamentos Básicos vigente registra 91 fármacos que no son accesibles a la población, según un análisis realizado en el 2015 por la Dirección Nacional de Medicamentos y Dispositivos Médicos. Estos fármacos constituyen los medicamentos esenciales de déficit de acceso. Al analizar la disponibilidad por grupo farmacéutico, los más afectados son: morfina, loperamida, carbón activado, estreptoquinasa, melfalán, fenobarbital, entre otros (Vance 2016). Esta escasez genera un mayor impacto en la población socialmente vulnerable. Por ejemplo, más de la mitad de medicamentos que pueden disminuir la mortalidad materna no están disponibles o tienen una condición irregular en el mercado, (Mena B y otros, 2015). En un proceso de licitación iniciado en 2014 el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social encontró que el 73 e medicamentos no contaba con oferta, es decir no consiguió abastecerse de 153 medicamentos. Por tal motivo inició un proceso de adquisición vía importaciones. Es necesario considerar que es la población pobre la que está mayormente expuesta a padecer por falta de medicamentos. La industria farmacéutica privada no trabaja por las enfermedades de los pobres, simplemente porque estas no son rentables. De esta manera se ahondan las condiciones que generan la escasez para quienes no pueden pagar. En conclusión existe una oferta de medicamentos no esenciales que no son parte de la lista de la OMS, mientras que los medicamentos esenciales no están disponibles en el mercado. La distorsión del mercado y el consumo está regulando la oferta, generando escasez e imponiendo precios elevados que perjudican a la población más vulnerable. Para el colmo de nuestra desafortunada suerte, no existe un ente estatal que regule el precio de los medicamentos, cada cual expende al precio que le venga en gana y semanalmente sufren alzas, sin justificación alguna, porque en medio de esta lógica especulativa, lo único que les importa a estos traficantes de la salud humana, es ganar, ganar, ganar, sin importarles la salud del pueblo. Qué decir de los servicios de salud y atención médica. Nos reservamos para una nueva entrega. (Fuente de información: Plataforma por el Derecho a la Salud- Fundación Donun) |
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