La Canciller miente sobre hijo de Vinicio Alvarado
A María Fernanda Espinosa le fue pésimo en su intento de negar que Carlos Vinicio Alvarado, hijo de Vinicio, fue nombrado como diplomático ecuatoriano en Alemania. Su fracaso se debe a que miente sobre el tema y eso se notó en la forma tan poco convincente y tan confusa con la que negó la información que salió de la propia Cancillería. Información que ha circulado en redes y en ciertos medios de comunicación.
Durante un encuentro con la prensa el miércoles 6 de septiembre, en uno de los salones de la Cancillería, un periodista le preguntó sobre el caso de Alvarado y de otras personas cuyos nombramientos aparecieron en capturas hechas a la información oficial que circuló en el sistema de comunicación interna Quipux que tiene la Cancillería, filtradas por funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Espinosa justificó y confirmó los polémicos nombramientos con la excepción del de Carlos Vinicio Alvarado donde evidentemente se enredó, dejando la impresión de que no estaba muy convencida de lo que estaba diciendo. “Carlos Alvarado no es una persona del servicio exterior, de lo que entendemos tampoco será, porque es un joven estudiante que sí se encuentra, entiendo yo, en Alemania, pero realmente no forma parte de nuestro servicio exterior”: esa declaración dejó desconcertados a los periodistas que estaban en el salón de la Cancillería. Diario La Hora incluso dijo en su nota sobre el tema que la declaración de Espinosa había sido “confusa” y que luego de haber negado que Alvarado sea miembro del servicio exterior ecuatoriano ella agregó “me están corrigiendo”. Lo dijo sin explicar, según el diario, “si se refería a ese nombramiento u a otro tema”. La Hora afirma haber pedido el martes 5 a Cancillería un pronunciamiento oficial sobre este y otros nombramientos sin haber tenido respuesta hasta el jueves.
La versión sobre el nombramiento de Alvarado apareció casi al mismo tiempo que las versiones de cuestionados nombramientos como los de Mariana Pico, ex secretaria de Rafael Correa, como cónsul en Bruselas y al mismo tiempo de Stephanía Baldeón que recogió, junto a la actual parlamentaria andina Pamela Aguirre, firmas para la reelección indefinida de Correa y se ganó así, al igual que Aguirre, la más profunda simpatía del ex Presidente. Cuando se le preguntó a Espinosa sobre el nombramiento de Pico en Bruselas, dijo que “es la persona más capacitada que podemos encontrar para cumplir las labores de cónsul en un país como Bélgica, en particular Bruselas, que es la capital de la Unión Europa”.
Las tímidas, vagas, inseguras y confusas declaraciones de Espinosa no lograron convencer en redes sociales, donde la noticia sobre el nombramiento de Alvarado había creado un verdadero escándalo. Varios usuarios de Twitter publicaron nuevamente la imagen donde se ve que el nombramiento de Alvarado fue comunicado al personal de la Cancillería. Estos mensajes nunca fueron desmentidos por la Cancillería ni por la propia Espinosa. A la Canciller es imposible creerle pues, además de sus titubeos, se suma el hecho de que ni el Ministerio de Relaciones Exteriores ni ningún funcionario han desmentido oficialmente lo que se lee en los documentos oficiales de la Cancillería.
Es evidente que Espinosa miente. Ella nunca negó explícitamente la validez de la imagen donde aparece el nombramiento y la notificación que se hizo a las dependencias involucradas de la Cancillería. En vez de esto, dijo con un desparpajo que asusta en una funcionaria que aspira a ser vicepresidenta, que en redes sociales “circula información imprecisa”. ¿Imprecisa? Resulta que es precisa y la que miente es ella. Resulta, igualmente, que de no haber sido por esas mismas redes sociales donde se revelaron los documentos de la decisión que ella había tomado, o avalado, el hijo de Vinicio Alvarado sería un diplomático estudiando, becado por la Cancillería, en Berlín.
María Fernanda Espinosa no aquilata ni siquiera la incoherencia que contienen sus declaraciones. Porque la imagen que revela que el hijo de Alvarado fue nombrado, no existe, dice ella. Pero la imagen que da cuenta del nombramiento de la entusiasta de la reelección indefinida, Stephania Baldeón, nombrada cónsul en Los Angeles, sí vale. Y sí existe.
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