viernes, 8 de septiembre de 2017

Si se suma ignorancia con fanatismo el resultado es Doris Soliz

  en La Info  por 
Cuando se suma ignorancia supina con fanatismo ideológico el resultado es algo parecido a una catástrofe.  Algo así ocurrió cuando Doris Soliz, una de las diputadas más dogmáticas que el ala más trasnochada del correísmo tiene en la Asamblea, bloqueó, el martes 5 de septiembre, una condena puramente declarativa en contra de los ensayos de bombas nucleares de Corea del Norte.
La historia es la siguiente: durante la sesión 473de la Asamblea el diputado de CREO, Fernando Burbano, presentó una moción para que el pleno de la Asamblea condene las pruebas nucleares que Corea del Norte está empeñada en realizar y que podría desatar una crisis mundial de proporciones dantestas. La resolución iba a ser completamente inocua: el gobierno de Rafael Correa ya había condenado los ensayos de armas nucleares de Corea del Norte, en marzo del 2017, y se trataba de una intrascendente opinión del legislativo ecuatoriano. La resolución no pudo, sin embargo, ser aprobada porque a Doris Soliz le pareció que no hay cómo condenar a Corea del Norte si no se condena a los otros países que, según ella, tienen capacidad nuclear. Luego de una corta  intervención, ella logró bloquear la iniciativa de Burbano que, si si hubiera sido aprobada, no hubiera tenido la más mínima consecuencia práctica.

 Desde el inicio de su intervención, que fue un pedido de punto de orden, fue evidente que Soliz no quería por nada del mundo que se apruebe un texto que llevara algún tipo de condena a Corea del Norte, un país cuyo régimen es de los más crueles del mundo y cuya perversidad autoritaria difícilmente tiene comparación en la historia moderna de la humanidad.
En su afán de probar que Corea del Norte es igual que otros países de la órbita capitalista, porque a Soliz le gusta esa lógica comparativa de tiempos de la guerra fría, se hizo patente que le cuesta mucho distinguir entre lo que es hacer pruebas nucleares o tener capacidad de energía nuclear. Por eso, para decir que había que condenar también a otros países, hizo una lista que menciona a todos los que tienen capacidad nuclear. La lista, muy probablemente tomada de Wikipedia, incluía a Canadá o Japón que, si bien tienen centrales nucleares para generar energía, no tienen armas ni han hecho jamás una prueba nuclear. “Quiero señalar a este pleno -dijo- que el país que más centrales nucleares tiene y que realiza indudablemente pruebas nucleares también de diferente carácter es Estados Unidos, seguido por Francia, por Japón, por Rusia por Corea del Sur, por India, por Reino Unido, por Canadá…”. Soliz no mencionó, sin descartar que haya sido un simple despiste, a la China que ha hecho 47 pruebas o la Unión Soviética que hizo 727.
En su intervención, que gracias a la magia de Youtube quedará registrada para la ignominia de la historia legislativa ecuatoriana, Soliz repitió varias veces el argumento de que no se puede ni se debe condenar las pruebas nucleares del chalado del líder norcoreano sin tomar en cuenta lo que ella llamó la “integralidad”. En otras palabras, había que condenar también a EEUU y a otras potencias capitalistas.
Luego haber hecho la lista de los países con tecnología nuclear, Soliz exclamó, como si estuviera haciendo una revelación histórica y levantando la mirada hacia el pleno, que “esos son los defensores de la libertad, señora Presidenta”, como si el tema en discusión fuera el de la libertad. “Los que no les gusta escuchar la integralidad y la seriedad con el que tiene que trabajarse este tema”, dijo enseguida, satisfecha de haber atinado un golpe a quienes pretendían aprobar una resolución que afectaba a Kim Jong-un sin incluir a Trump o Macron.
“Estoy planteando con mis compañeros que tratemos el tema de las energías nucleares pero que lo hagamos sin sesgos ideológicos y con toda la integralidad, que además se trate esta temática en Naciones Unidas que tiene una instancia precisamente para tratar el uso pacífico y con fines beneficiosos para la humanidad de la energía atómica”: lo dijo luego de haberse referido a los que ella llama, no sin cierto dejo peyorativo y de ironía, “defensores de la libertad”.  Soliz no parece saber que en las Naciones Unidas se acaba de condenar, incluso con el voto de la China, los ensayos nucleares del chiflado de Kim Jong-un.
“Por lo tanto no se trata de condenar a un solo cuando con la doble moral tan característica de la geopolítica internacional otros países lo hacen de manera camuflada y escondida”, continuó Soliz para quien cualquier ensayo de armas nucleares hecho por otro país legitima lo que hace Kim Il sun.  Sin duda, cuando su asesor o la propia Soliz consultaron el tema en Wikipedia, no vieron que el último país occidental y capitalista que hizo una prueba nuclear fue Francia en 1996 y que ese mismo año la China hizo otra. No se enteró además, de que si algún país hizo una prueba nuclear a “escondidas”, como dijo, fue su también predilecta Rusia que en el 2014 habría hecho sin que nadie pueda registrar una explosión en el espacio. Soliz cerró su intervención insistiendo en que no estaba en desacuerdo en que se condene los ensayos nucleares, pero siempre que se tome en cuenta la “integralidad” del tema. Eso es, se deduce, condenando a países abominablemente capitalistas como EEUU, Francia o Inglaterra.
No es la primera vez que Soliz hace una argumentación bajo el espeso velo de la ideología. El 29 de agosto, cuando la Asamblea discutía sobre la presencia de la flota pesquera china cerca de las costas de Galápagos, pidió un punto de orden para pedir que se deje en claro que la protesta por la presencia de esos barcos no debía alcanzar al gobierno de China.  “Es inapropiado que el sesgo ideológico de algunos asambleístas les haga expresarse de una manera absolutamente irrespetuosa y confundir lo que es la política del Estado y del pueblo chino con lo que es los delitos de embarcaciones de carácter privado”: es evidente que no pudo reprimir ese día su suceptibilidad a cualquier alusión negativa a un gobierno que no pertenece a la órbita capitalista y occidental.

Cuando Solís bloqueó la condena a Corea del Norte hizo lo mismo que cuando pidió que, si se condenaba a la flota pesquera china, se hiciera especialísimo cuidado en no involucrar al gobierno chino. Es fácil imaginar que si las pruebas nucleares hubieran sido hechas por Estados Unidos y la flota pesquera hubiera sido de ese país, las resoluciones de condena hubieran sido prácticamente una declaratoria de guerra. Pero cuando se trata de norcoreanos y chinos, Soliz exhibe esa especial sensibilidad que la ubica al lado de los gobiernos totalitarios.

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