lunes, 10 de marzo de 2014

Los Óscar

Por: Francisco Febres Cordero
¡Qué emocionantes que se están poniendo los Sundays, como decimos los cineastas a los domingos! El anterior hubo elecciones y con eso pasamos atentos, nerviosos, agitados. Y ahora hay la entrega de los Óscar, lo cual nos mantiene en vilo hasta saber a qué manos irán a parar las estatuillas doradas, como llamamos los críticos cinematográficos a los Óscar. ¡Qué nervios!

El Óscar al mejor guion ha de ser para esa película que se llama “El Exhorto”. ¡Qué guion! No pues, el guion no era el libreto que se escribió para el filme, sino el actor que se convirtió en guion y salía en cada escena guiando lo que tenían que hacer los otros actores que, pobrecitos, terminaron de extras, silentes, tímidos, mientras él sobreactuaba y salía y cantaba y hablaba durante todo el largometraje, y cuando el director le exhortaba a que ya parara porque estaba saliéndose del libreto, él, como si fuera John Wayne en un western, sobradísimo, machísimo, le exhortaba a que no lo exhortara y seguía actuando sin dejar que nadie de los nadies lo opacara. ¡Linda película fue esa! Bien dúctil fue ese actor, que hizo hasta el papel de Sabatino, que estaba prohibido, y, literalmente, se robó la película. Ojalá le den el Óscar, para que se alegre, porque tristísimo quedó después de su extenuante actuación, culpando a los otros por la poca taquilla que obtuvo el filme, a los idiotas de luminotécnicos porque no lo iluminaron bien, a los editores miserables porque le editaron mal, a los críticos que tienen un zapato en la cabeza, a los extras extraviados y a todos mismo.
El Óscar al mejor director secundario le han de dar a ese que se llama Sunday Walls (ese es su nombre artístico, claro). ¡Qué secundario! O sea durante toda la película se hizo el distraído, como si la película no fuera con él, y por eso nunca gritó ¡corten!, sino que dejó nomás que la cinta se siguiera rodando, aunque había escenas horribles, ilegales y bien pornos, francamente.
El Óscar a la mejor fotografía le han de dar a esa foto que salió tanto en la prensa corrupta como en la incorrupta, en que están los actores del reparto del filme “Hasta la victoria siempre”, pero después de saber que la película perdió la victoria. ¡Qué fotografía! Alrededor de una mesa enorme aparecen toditos con una cara de entierro que a los cinéfilos nos conmovió por su patético realismo. Gran fotografía fue esa, para qué también.
El Óscar a la mejor película muda le han de dar al filme “Avanza”, que, sin decir nada, avanzaba filmándose calladita, mudísima, sin decir ni pío, y al final resultó que no había sido muda sino vivísima y sorprendió a todos con un final inesperado, tipo Hitchcock, en que se descubre que los verdaderos mudos habían sido unos que actuaron en “Hasta la victoria siempre” y que ahora, por mudos, van a ser borrados del reparto y en las próximas películas van a actuar, pero solo de derrotados, creo.
De ahí, el Óscar al mejor montaje le han de dar al excelentísimo señor presidente de la República, porque hizo el montaje de que si perdía, sus enemigos lo iban a botar y lo iban a matar y nunca más lo iban a tomar en cuenta para un casting. ¡Ay no, qué bruto, ya me cambié de película! Pero bueno, ojalá le den el Óscar de consuelo, para que se consuele, por lo menos.

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