"El Yasuní no se explotaría si fuera verdad que estamos
en un cambio de época. Yo quiero creer que sí, que otra forma de relacionarnos
con el mundo es posible. Y no necesitamos de mártires ni de héroes
revolucionarios. El cambio se está dando en el espíritu de los ecuatorianos.
Lo que hagamos con el Yasuní va a revelar nuestros valores.
Va a revelar quiénes somos. La primera de las dos opciones es seductora. Nos
promete inyectar capital a la industria y al estado. La otra, en cambio, nos
permite expresar ante el mundo algo distinto.
El Yasuní es un símbolo que tiene vacante su significado.
Nosotros, como país, podríamos llenar ese símbolo de significado. A través del
Yasuní podríamos expresar al mundo -como estado- que privilegiamos la biología,
la geografía y la antropología y -como nación- que amamos la vida.
Tal vez conduciendo nuestro espíritu por esos senderos de
respeto a la biología y a la geografía encontremos nuestro cambio de
antropología. Tal vez por esos senderos esté el cambio de época.
La tierra, como nuestras madres, cría a sus hijos. Y como es
la madre es el hijo. La presencia mayestática de la tierra en las vidas del
litoral, de los andes y de la amazonía ha engendrado gente buena, gente
distinta, con valores de otro campo.
Este país lleva de nombre Ecuador. Es decir que para
definirnos se usó una referencia geográfica. ¿Y cómo no?, si el Ecuador es una
rareza geográfica y biológica. El nombre de nuestro país es un claro indicador
de por dónde está nuestra esencia.
Esta oportunidad de tener un símbolo para llenarlo de
significado es un don. Si lo sabemos reconocer, vamos a tener la oportunidad de
estimular la mente y el espíritu y explorar los místicos caminos de la ciencia
y, sobre todo, del arte."
Yo quiero que se resguarde el Yasuní.
--Jose Haro Zambrano, 18 de marzo, 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario