martes, 30 de junio de 2015

Tiranía de los pusilánimes

Lo que anuncia es algo que conocemos bien en el pasado: la piel demasiado fina como pretexto para eliminar lo que no nos gusta

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Hace unas semanas, al hablar de los “linchamientos masivos” en las redes sociales, mencioné de pasada la pusilanimidad como uno de los mayores peligros de nuestro tiempo. La cosa viene ya de lejos, pero al parecer va en aumento, hasta el punto de que nos vamos deslizando insensiblemente, al menos en ciertos ámbitos, a lo que podría llamarse “tiranía de los pusilánimes”. El fenómeno original es conocido: en contra de la tendencia de la humanidad a lo largo de siglos y siglos, que consistía en educar a los niños con la seguridad de que un día serían adultos y tendrían que incorporarse a la sociedad plenamente, en las últimas décadas no sólo se ha abandonado ese objetivo y esa visión de futuro, sino que se ha procurado infantilizar a todo el mundo, incluidos ancianos; o, si se prefiere, prolongar la niñez de los individuos indefinidamente y convertirlos así en menores de edad permanentes.
El giro ha contado con escasa oposición porque resulta muy cómodo creer que se carece enteramente de responsabilidad y de culpa: que son la sociedad, o el Estado, o la familia, o los traumas y frustraciones padecidos en los primeros años, o el sadismo de los compañeros de colegio, o las condiciones económicas, o la raza, o el sexo, o la religión, los causantes de que seamos como somos y de nuestras acciones. Y no digamos los genes: “No lo puedo remediar, está en mis genes”, empieza a ser una excusa para cualquier tropelía. Debería bastar con echar un vistazo a los hermanos de un criminal, por ejemplo, y ver que ellos, pese a compartir con él raza, condición social, abusivos padres o incluso genes, no han optado por robar, violar o asesinar a otros. Pero no es así. Nuestra época no hace sino incrementar la infinita lista de motivos exculpatorios. La infancia es cómoda y nos exime de obligaciones. Bienvenida sea, hasta el último día.
PUBL
Pero no es sólo esto. En el artículo “La nueva cruzada universitaria”, de David Brooks (El País, 3-6-15), se nos cuenta hasta dónde ha llegado la situación en muchos campus estadounidenses. Brooks se muestra comprensivo y moderado, y al hablar de las nuevas generaciones admite: “Pretenden controlar las normas sociales para que deje de haber permisividad ante los comentarios hirientes y el apoyo tácito al fanatismo. En cierto sentido, por supuesto, tienen razón”.
Parece estarse olvidando que vivimos en colectividad; que las ideas de unos chocan con las de otros o las refutan
El problema estriba en que, continúa, “la autoridad suprema no emana de ninguna verdad difícil de entender. Emana de lossentimientos personales de cada individuo. En cuanto una persona percibe que algo le ha causado dolor, o que no están de acuerdo con ella, o se siente ‘insegura’, se ha cometido una infracción”. (Las cursivas son mías.) Y cita el caso de una estudiante de Brown que abandonó un debate en la Universidad y se resguardó en una habitación aislada porque “se sentía bombardeada por una avalancha de puntos de vista que iban verdaderamente en contra” de sus firmes y adoradas convicciones.
Estamos criando personas, salvando las distancias, no muy distintas de los fanáticos de Daesh o de los talibanes. Si se erige la subjetividad de cada cual en baremo de lo que está bien o mal, de lo que es tolerable o intolerable, no les queda duda de que dentro de poco todoestará mal y nada será tolerable, empezando por el mero intercambio de opiniones, porque siempre alguien “delicado” se dará por ofendido. Si se pone la “percepción” de cada cual como límite, estamos entregando la vara de mando a los pusilánimes (y el mundo está plagado de ellos, o de los que se lo fingen): a los que se escandalizan por cualquier motivo, a los que quieren suprimir las tentaciones, a los que encuentran “hiriente” toda discrepancia, a los que ven “agresión” en una mirada o en una ironía, a los que les “duele” que no se esté de acuerdo con ellos o se sienten “inseguros” ante la menor objeción o reparo.
Parece estarse olvidando que vivimos en colectividad; que las ideas de unos chocan con las de otros o las refutan; que existe la posibilidad de escuchar, de persuadir y ser persuadido, de atender a otra postura y acaso ser convencido. Del artículo de Brooks se deduce que, justamente en las Universidades –el lugar del debate y el contraste de pareceres, en la edad en que aún está todo indeciso– se considera que cada alumno es alguien cuyas convicciones, por lo general pueriles y heredadas, son ya inamovibles, intocables y sagradas. Hasta la variedad está mal vista.Añade Brooks de esos universitarios: “A veces mezclan las ideas con los actos, y consideran que las ideas controvertidas son formas de violencia”. Que muchos jóvenes sobreprotegidos estén incapacitados para razonar y piensen semejante ramplonería no anuncia nada bueno para el futuro (y no hay mayor contagio que el que viene de América). Es más, lo que anuncia es algo que conocemos bien en el pasado: la piel demasiado fina como pretexto para eliminar lo que no nos gusta; la persecución del pensamiento que contraviene nuestras creencias; la prohibición de lo que nos inquieta o fastidia; la imposición del silencio. De manera un tanto simple, sin duda, eso se viene resumiendo en una o dos o tres palabras: fanatismo, totalitarismo, fascismo. Elijan o busquen otra, da lo mismo.
elpaissemanal@elpais.es

Foto de Eduardo Cardoso Martínez.

Alvarado, el patético odiador al servicio de Rafael Correa

Por José Hernández

Fernando Alvarado tiene un zapato en la cabeza o un zapato por cabeza. Hasta donde se sabe, fue Rafael Correa quien dijo esa verdad al interesado. Es normal que así sea: lo conoce. Por ningún lado, Alvarado calza con los cánones que él utiliza en sus poses: no es Ph D. No se graduó en Europa. Ni en Estados Unidos. No ha escrito un libro… No habla inglés como él. Tampoco francés. Pero Alvarado tiene sus atributos: es un nuevo rico. Ha dado pruebas de no tener límites éticos. Ni morales. Es fiel con su amo. Y cumple con ese dicho según el cual el ignorante es atrevido. Osado, incluso.
Correa lo desprecia, pero lo usa. Como usa -con su aquiescencia dichosa- a Carlos Ochoa. Que esos dos señores estén entre “las autoridades” que vigilan y castigan al periodismo nacional, describe de cuerpo entero al correísmo. En primer lugar al Presidente. Correa los usa porque sabe que no son personas respetables. Convertirlos en “autoridades” sabiéndolos descalificados, es la primera muestra de su odio visceral contra los medios y los periodistas que no se someten.
Es así como Alvarado y Ochoa pretendieron convertirse, además, enmaîtres à penser, referentes, conciencia… del periodismo en el país. Alvarado y Ochoa, un dúo que la historia del periodismo recordará. Dos ilustres odiadores que pretendieron enseñar periodismo sin saberlo, cuando lo que querían era exterminarlo. Dos patéticos odiadores que, de la noche a la mañana, Correa enalteció para demoler un oficio que, a pesar de sus vacíos y atrasos, mantenía viva la esfera pública. ¡A tal punto que los líderes de los viejos partidos endosaron la culpa de sus fracasos a la labor desestabilizadora de los medios de comunicación!
La citación a confesión judicial de Fernando Alvarado contra Roberto Aguilar no solo es producto del poder dado por Correa a personas del nivel moral ya anotado: muestra el abismo conceptual, político (de política pública), ético, intelectual, humano… que separa al periodismo digno de la mamarrachada autoritaria en que termina el correísmo. Y subraya, en forma implacable, la obra criminal de este gobierno y de “autoridades” como Alvarado y Ochoa contra la libre expresión en el país.
Alvarado contra Aguilar: la caricatura no podía ser más elocuente. Alvarado ya no tiene tiempo (si esa posibilidad fuera pensable) de leer los libros que yacen en la biblioteca de Roberto). Ni de oír siquiera (entendiera o no) la música clásica de la cual Aguilar es un fino conocedor. Historia, literatura, antropología, sociología, semiología, poesía… el amor por las palabras que delatan a las almas sensibles… Aguilar es todo eso. Es una buena persona. Y personas como él aún pueden ser devorados por la maquinaria autoritaria que administran Alvarado y Ochoa. La lista que lo precede es larga.
Un día -ya no tan lejano, al parecer- el país se preguntará cómo pudo tolerar que personas de esa carencia ética pudieran ejercer como “autoridades”. Y pudieran atentar, en la forma que lo han hecho, contra medios y periodistas como Roberto Aguilar. Un día el país se preguntará cómo pudo tolerar que un Presidente, rebosante de odio, en los hechos cerrara medios, entregara otros a un magnate extranjero amigo suyo y persiguiera, hasta dejar sin trabajo a periodistas como Jorge Ortiz y Emilio Palacio (refugiado en Estados Unidos).
Alvarado contra Aguilar: este caso muestra otra vez -si hiciera falta- la farsa política que, bajo el pretexto de modernizar al periodismo, convirtió en “autoridades” a gente descalificada. Gente como Fernando Alvarado y Carlos Ochoa.

Secuestro democrático

América Latina está huérfana, no tiene ideología ni referentes políticos

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Nadie imaginó que la Constitución de la República de Weimar acabaría siendo la que usaría Hitler para gobernar. Los seres humanos tenemos miedo al cambio, somos sus víctimas y la historia nos enseña que para salir bien de él hay que dirigirlo. En este final de época que vivimos, la gente tiene derecho a cambiar, aunque se equivoque.
Cuando uno mira América Latina se pone a temblar. El Tío Sam sigue ahí. El maíz, el petróleo y las materias primas siguen yendo hacia el norte y más lejos, hacia China. Y las instituciones siguen prendidas con alfileres.
En octubre hay elecciones en Argentina y Cristina Kirchner sólo puede embarazarse del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli (que dijo que “o se está con el modelo o no se está. Una mujer no puede quedarse medio embarazada”) porque los demás son enemigos del kirchnerismo y porque hacer política en ciertos países de Latinoamérica consiste, sobre todo, en “hacer de viudas”.
En la región, se encuentran las frágiles patas del triunfo de las izquierdas convertidas en lo peor de la derecha. Por ejemplo, el Brasil de Dilma Rousseff. ¿Valía la pena vulnerar el código penal para cumplir el sueño de un Gobierno de izquierda reformista en manos de Lula da Silva? Por lo que se ve, sí. Y en Ecuador, Rafael Correa, convertido en masacrador de la libertad de expresión, en el anti-Jefferson de América, creando una procuraduría para encarcelar a los periodistas que discrepen de lo que es o no es noticia según el Gobierno.
¿Y qué decir de Hugo Chávez en Venezuela? Un fantasma que ya no recorre América. Un fantasma convertido en pájaro ante alguien que una vez fue político y ser humano, pero que acabó en caricatura de ambos llamado Nicolás Maduro. Y enfrente, un gobernante cuya principal arma es el tráfico de drogas llamado Diosdado Cabello.
Siguiendo el recorrido de las Américas, en busca de ideologías, surgen fenómenos como el Partido de la Gente y el Partido Progresista en Chile que cuestionan el enfoque de la estructura política y le cambian la piel al continente. América tenía tres referentes ideológicos: uno, basado en Cuba y el sueño de la izquierda; otro de la derecha, que era el palo del Tío Sam y los dictadores que han asesinado impunemente. Y un tercero, que era la síntesis entre lo bueno y lo malo: el ejemplo de la Transición española. Hoy América está huérfana, no tiene ideología ni referente.
Cuba se va asimilando como país capitalista y el juego se llama poder. EE UU sólo tiene intereses geoestratégicos. Y España trata de encontrarse entre un modelo fracasado y hundido en la corrupción y la pérdida de identidad, tanto que no se sabe si en unos años seguirá habiendo monarquía o república.
Mientras tanto, México no tiene modelo político y las izquierdas huelen a naftalina como en el caso de López Obrador. Las derechas no existen porque, en países con más de 60 millones de pobres, ser de derecha es jugar a la ruleta rusa sobre una revolución violenta.
Los análisis de las elecciones —lo que ocurra en Argentina, el resultado en Guatemala o quién gane en Perú— presentan tantas incógnitas como certezas. Certezas: lo viejo no sirve y se quedó estrecho. Incógnitas: lo nuevo sólo sirve para gritar que lo viejo está obsoleto.
Hubo un momento en que el problema eran las drogas y los militares, pero el problema sigue siendo la corrupción. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, tiene que ser consciente de que perjudica al país cuando dice que “hay que domar la condición humana”. Y uno se pregunta: ¿Qué quiere decir? Es sencillo, hay que hacer leyes y cumplirlas. No puede llevarse lo que es de todos sólo para unos pocos. No proclame transparencia, demuéstrela castigando a los malos.
En ese panorama, la búsqueda y la construcción de nuevas ideologías es el mayor desafío de América Latina y, una vez que acabe la ocupación de los EE UU y el desplazamiento de los chinos, podremos encontrar un territorio donde sea posible crear nuevos referentes políticos que hoy son simplemente inexistentes.

RELATO DE “UNAEXTRANJERA” ENEL ECUADOR DE2015. Por Nelly Valbuena

25 de junio 2015
Escuchar, mirar y leer algunas muestras de virulencia y odio en los dos bloques contrincantes aquí en la red, en la calle, el discurso, la tele, la sabatina, el twitter y la radio, o saber que ambos bandos solo se atacan y amenazan pero ninguno da ejemplo de lo que dice defender (diálogo, democracia, ley, constitución, respeto, tolerancia, paz, buen vivir, serenidad y equidad), para una observadora no ecuatoriana es un aprendizaje rápido en tiempo real. Provoca miedo, pesar y mucha prudencia, por lo que pudiera acontecer después.
He oído, leído y visto expresiones de: Homofobia (“maricón” es la frase más suave, celebrada en grupo y de ello, nada dice la comunidad LGBTI); Xenofobia (¿Qué culpa tienen los migrantes o residentes chinos, venezolanos, cubanos o haitianos, de lo que pasa en el país o hace su gobierno? Y ni se diga los colombianos y colombianas, que siempre somos objeto de xenofobia encubierta o abierta hace décadas: Vimos en un ‘Supermaxi’ cómo varias mujeres y hombres insultaban a una familia china en la fila de pagar. ‘¡Lárguense con su Correa, chinos tal y cual!’); Racismo en el lenguaje (“Longos, indias, verdugos, longa, guangudo”, son calificativos discriminatorios); Clasismo pedestre (“Los vagos no trabajan ni han generado riqueza”).
Pero sobre todo he podido ver, oír y leer muestras de Machismo gravemente aceptado como ‘temperamento guerrero’ en un lado y otro (si Nebot dice: “Aquí estamos para decirle a este hombre ándate al carajo”, o “Si quieren darle una patada, désenla en esos grandes glúteos”, Correa -el que faltó tanto el respeto a tantos, hasta que tantos lo irrespetaran a él- peligrosamente invita a los manabitas a “convertirse en los nuevos montoneros y montoneras para defender la revolución”, o contesta “Le hemos dado donde más le duele” y al pedido del alcalde capitalino de que rectifique, responde: “Que bachee las calles de Quito, vengo de mi domicilio con los riñones destrozados”).
En estas semanas he palpado cómo aumentan esas expresiones, sobre todo en aquellos y aquellas a quienes felicito su gran valentía para castigar simbólicamente, con su dignidad levantada, a un presidente que convirtió el insulto y la ofensa en norma de conducta y que ha cometido tantos desafueros contra tantos y tantas hasta el cansancio; pero a quienes también llamo a que reflexionen para que no construyan nada sobre el odio.
Nuestro equipo de mujeres y hombres feministas, ecuatorianas y colombianas de “Mujeres Contando en voz alta” (con dos perfiles eliminados de Facebook en tres días debido a nuestros comentarios cuestionadores al poder), ha criticado con dureza los desafueros de este Presidente y por haber convertido sus creencias personales en política pública contra las mujeres.
Pero se siente en el ambiente una inimaginable violencia contenida, de “todos contra todos” que está a las puertas de este país tan hermoso. Dios ilumine a todo el Ecuador y sobre todo al presidente Correa, a su gobierno, pero también a la oposición, a todas y todos.
Vine, por amor, de un país al que amo y me duele tanto, y donde aún sufrimos los efectos de “El Bogotazo” y de la Violencia de todos contra todos. Espero que este país, tan bonito en muchos aspectos y con tantas virtudes, cosas buenas y fortalezas en toda su gente, en la de ambos bandos, resuelva sus diferencias en paz y en democracia como siempre lo han hecho, para ejemplo de América.
Espero que un pueblo al cual se pertenece el amor de mi vida, un país que me abrió sus puertas, en el que tengo hoy dos hijas de crianza a las que adoro, al que aporto con mi trabajo digno ganado con mi propio esfuerzo y en el que hice amistades queridas como ustedes, no termine en un conflicto fratricida. El ejemplo que cada uno de al rato de escribir, opinar, luchar o comentar, es importante. Tenemos que evitar lo que los ruandeses nunca pensaron ni creyeron que les pasaría: desatar el infierno entre sí, en el momento menos pensado.
Fuente: “Mujeres contando en voz alta”

El alcalde de Quito convocará a una manifestación masiva si el Gobierno no hace rectificaciones profundas

Fuente: Alcalde Metropolitano | 2015-06-29 | 10:25:34 AM
Alcalde convocará a marchas si no se hacen rectificaciones
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Alcalde convocará a marchas si no se hacen rectificaciones

En entrevista realizada, la mañana de este lunes 29 de junio, en la radio Platinum FM, el Alcalde Mauricio Rodas indicó que desde el inicio de su gestión su actuación ha sido coherente y por eso ha señalado la importancia de que se escuche la voz de los quiteños y quiteñas.
“Estaremos atentos y vigilantes de lo que ocurra durante los próximos días y si no se producen estas rectificaciones profundas que exige el pueblo de Quito y si se sigue sin escuchar la voz de los ciudadanos, seremos nosotros quienes convoquemos a una manifestación masiva del pueblo de Quito para que de una forma respetuosa con la democracia exijamos cambios profundos en el estilo de gobierno y que se escuche la voz ciudadana”, dijo el Alcalde.

Dijo que el hecho de exigir respeto de la voz ciudadana demanda del alcalde Mauricio Rodas una actitud responsable y ponderada porque de lo que se trata es, preservar el orden y evitar hechos de violencia que pongan en riesgo la seguridad de los ciudadanos.

“Desde el principio he señalado que esteré listo a acompañar  al pueblo de Quito a través de manifestaciones profundamente democráticas en las calles y en caso de que su voz no sea escuchada que es lo que ha venido ocurriendo, los quiteños se pronuncian pero el Gobierno no les está tomado en cuenta, no se los valora y su reacción ha sido tremendamente beligerante, se sataniza, se descalifica e incluso se insulta a quienes piensan distinto”, dijo Rodas.

Indicó que este jueves 25 de junio acompañó en la avenida de los Shyris a miles de quiteños que se dieron cita para reclamar rectificaciones, aquí se evidencio el enorme fervor cívico y democrático de los ciudadanos que de forma pacífica pero con firmeza y convicción protestaban por que se escuchen sus pedidos.

“Ratifico una vez más que si la voz de los quiteños no es escuchada seguiré acompañando y estaré en las calles para exigir rectificaciones hasta que la voz de la ciudadanía sea tomada en cuenta, sea valorada y se produzcan las rectificaciones profundas que el pueblo está exigiendo al Gobierno Nacional” dijo.

Mauricio Rodas dijo que,  “el afán es que los ciudadanos ejerzan los reclamos respetando el orden democrático porque es evidente que el profundo malestar ciudadano ya no solo se refiere a los proyectos de ley de plusvalía y herencias, sino que hay temas más de fondo que preocupan por eso lo que se necesita es rectificaciones profundas al estilo de gobierno para dejar atrás la prepotencia, el autoritarismo, la persecución a quien piensa distinto, para dejar de satanizar, insultar  a quienes piensan diferente”.

Lo que pide es que el Gobierno escuche y tome en cuenta  la voz ciudadana, que se discuta ampliamente los temas como las enmiendas constitucionales y que en los que tiene relación con la reelección indefinida sea la voz del pueblo en las urnas sea  el que la defina.

“Exigimos el retiro definitivos de los proyectos de ley de herencia y plusvalía porque democracia es gobernar y escuchar la voz del mandante”, recalcó el Alcalde.

Sobre algunas voces que hablan de un proceso desestabilizador el alcalde indicó “aquí no se trata de desestabilizar a nadie porque soy un demócrata convencido del absoluto respeto del orden democrático y por eso se exijo que se escuche al pueblo y eso es lo que no está ocurriendo y por eso los acontecimientos que puedan ocurrir entre ecuatorianos serán de  responsabilidad del Presidente, lo que quiero es que vuelva la paz”, dijo Mauricio Rodas.

Dijo que a seis días de la llegada del Papa Francisco lo que se busca es que esta visita sirva para que el gobierno reflexione sobre la importancia de cambiar de actitud, de escuchar y de emprender un proceso  que devuelva la paz y la unidad  a los ecuatorianos.
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Caricatura - Diario La Hora

Asamblea Médica de Pichincha expulsa de reunión a viceministro David Acurio

Captura de pantalla de video en que se muestra la expulsión del viceministro David Acurio de la Asamblea de Médicos del Pichincha, la noche del 29 de junio de 2015, en Quito.
Quito.- Alrededor de las 21h00, durante una sesión de la Asamblea de Médicos de Pichincha, profesionales de la salud expulsaron de la sala al viceministro de Salud, David Acurio.
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La Asamblea se reunió a tratar el contenido del Decreto Ejecutivo No. 703 por el cual se crea la Agencia de Aseguramiento de la Calidad de Salud. En 24 de mayo Correa había anunciado que esa medida se tomaría en el proyecto del Código de la Salud, que sería discutido ampliamente con los médicos. Sin embargo, este decreto apareció -según se sostuvo en la Asamblea de médicos- sin consulta o conversación alguna con ellos.
El incidente se dio en el Antiguo Hospital Eugenio Espejo, en el Pabellón 4to de la Académica Ecuatoriana de Medicina. El funcionario no pudo hablar porque, inmediatamente, los médicos empezaron a pedir que se retirara de la reunión con gritos de protesta: “¡Fuera!”. 
El video del incidente -de hace pocos minutos- fue enviado a La República.EC por un profesional de la Salud asistente a la asamblea. (I)