Según los informes de Carlos Larrea y pablo ospina, de la Universidad Andina
El movimiento oficialista perdió en las 10 ciudades más
importantes del país en términos de población.
En Quito se presentó un fenómeno nuevo: la polarización. AP
perdió las prefecturas que apoyaban la minería.
Una caída de más de un tercio del electorado que apoyaba a
Alianza País es el resultado de las elecciones del 23 de febrero pasado. En
2013, AP obtuvo el 52% de los votos emitidos, incluyendo nulos y blancos. En
las últimas elecciones alcanzó el 31% del promedio nacional.
Esa es la conclusión presentada en dos informes elaborados
por Carlos Larrea y Pablo Ospina, catedráticos de la Universidad Andina Simón
Bolívar, que han realizado análisis de las elecciones en el país desde 2002.
Larrea aclaró que su análisis se basó en los resultados
presentados hasta la fecha por el CNE, con los cuales elaboró mapas y los
comparó con los resultados de la elección presidencial de 2013 (con la
participación directa del presidente Rafael Correa), que, a pesar de ser dos
elecciones distintas, revelan los cambios a niveles nacional, cantonal y
regional del movimiento oficialista.
En el informe “Radiografía de un remezón”, Pablo Ospina
compara los resultados de las elecciones seccionales de 2009 con las de este
año. El resultado: el Gobierno perdió en las 10 capitales de provincia que
tenía desde 2009; entre ellas, Quito, Cuenca, Santa Elena y Ambato. Según
Ospina, en estas elecciones, AP no superará las 60 alcaldías, pese a que en
2009 obtuvo 73.
Sobre las prefecturas, Ospina concluye que en las zonas
mineras el Gobierno no logró destronar a los prefectos opositores y la votación
se fortaleció en el suroriente del Ecuador.
Larrea también hizo un análisis inicial de la estructura
social del cambio. “Lo que se observa es que
la reducción del apoyo a AP -dice Larrea- se concentraría en sectores
populares y de estratos medios urbanos”.
Entre sus conclusiones destaca que Alianza País se mantiene
como la principal fuerza política nacional porque la oposición está dispersa,
aunque concentró sus votos en Quito. “La polarización del electorado ha sido
tradicional en Guayaquil, con la presencia del Partido Social Cristiano, pero
es un fenómeno nuevo que se observa en
Quito”. (NJ)
Diez capitales provinciales que AP tenía en 2009 se le fueron
de las manos
El informe "Radiografía de un remezón", elaborado
por Pablo Ospina, señala que, en las capitales de provincia, el Gobierno dejó
escapar las 10 que tenía desde 2009 (a
estas debe sumarse Guaranda, donde el alcalde, originalmente de Pachakútik, se
pasó a AP) y solo ganó cuatro (Macas, Coca -por el cambio de partido de la
alcaldesa-, San Cristóbal y Esmeraldas). La situación en la Sierra, en donde AP
había conseguido la mayoría de sus alcaldías en 2009, es desoladora. En
Imbabura, en el norte, en donde en 2009 ganó las seis alcaldías, ahora solo
retuvo una (Urcuquí). En el Carchi, en la frontera con Colombia, en donde tenía
tres alcaldías de seis, perdió todas a favor de movimientos locales.
En Tungurahua, en la Sierra central, en donde tenía cinco
alcaldías, quedó solo con una, en Tisaleo. En otras provincias, la caída es
menor pero sigue siendo caída: en Azuay pasó de siete alcaldías a cinco; en
Cañar, de tres a una, y en Cotopaxi, de
tres a dos. Solo en Chimborazo la alianza con Pachakútik le ha permitido
aumentar las alcaldías.
En Loja, concluidos los escrutinios, Alianza País perdió las
cuatro alcaldías que había conquistado en 2009. Los datos para la Costa y la
Amazonía son todavía fragmentarios, pero cae el número de alcaldías en El Oro
(de cinco a tres) y Los Ríos (de
nueve a cinco), mientras que aumenta en
Guayas (de cuatro a al menos 11 alcaldías), Esmeraldas y
Manabí.
Con ello se confirma el desplazamiento del electorado de AP
desde la Sierra hacia la Costa
observado en elecciones pasadas.
En la Amazonía hay un leve avance del partido de Gobierno.
Allí parece que ha conseguido una alcaldía en cada una de las provincias de
Napo, Pastaza y Zamora, ninguna en Sucumbíos, dos en Orellana y cinco en
Morona, en donde tiene la misma cantidad de alcaldías de Pachakútik.
Según el análisis de Pablo Ospina, con este resultado, AP
difícilmente superará el número de alcaldías obtenido en 2009, que fue de 73
(33%), con más de 42% de la población del país.
"Con esa cifra, parece difícil que Alianza País supere
las 60 alcaldías. Además, al perder tantas capitales provinciales de alta
población, es prácticamente imposible que mantenga la votación obtenida hace
cinco años".
La explotación minera
sí pesó en la elección de las prefecturas
Pablo Ospina señala en su informe que, en las zonas mineras, el Gobierno
tampoco destronó a los prefectos
opositores. Es más, señala que la votación de los oponentes a las expansiones
petrolera y minera en el suroriente del Ecuador se fortalecieron. Aunque
Alianza País logró ganar a Pachakútik
(PK) alguna alcaldía en zonas mineras de Zamora, como El Pangui, todos los
prefectos que se pronunciaron contra la explotación minera a gran escala
obtuvieron mayor votación que en 2009. Entre ellos están Marcelino Chumpi, prefecto de PK en Morona
Santiago; Salvador Quishpe, prefecto de PK en Zamora, y Paúl Carrasco, prefecto
por Participa en Azuay.
En Cotacachi, otra zona minera, en el norte de la Sierra
ecuatoriana, en donde se formó uno de los movimientos antimineros más
importantes, organizados y activos del país, el Gobierno perdió las elecciones
locales a favor de una coalición local que reivindica el lema de
"Municipio libre de minería", con Jomar Cevallos a la cabeza. Los
candidatos del Gobierno perdieron cinco reelecciones: Bolívar, Cotopaxi,
Imbabura, Loja y El Oro. Las nuevas
prefecturas ganadas por AP provienen de
alianzas por las que los prefectos en funciones, elegidos originalmente por
otros movimientos, se pasaron al Gobierno. Más importante aún, en los últimos
años, el Gobierno Nacional auspició tres operaciones políticas arriesgadas, por
las que se destituyeron tres prefectos opositores de izquierda: Guadalupe Llori
(PK), en Orellana; César Umajinga (PK), en Cotopaxi, y Lucía Sosa (MPD), en Esmeraldas.
En los tres casos, estos prefectos o sus movimientos vuelven al gobierno
provincial.
El balance global es que la derecha y la centro derecha
controlan ahora la misma cantidad o menos gobiernos locales que en 2009, aunque
presiden los gobiernos locales de las dos ciudades más grandes del país.
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