Por: Eduardo Peña Triviño
En el ejercicio de la política se utilizan muchos trucos. Uno
de ellos es prometer lo imposible. Otro es sostener un día una cosa para
después afirmar lo contrario. Juan Montalvo lo sabía muy bien cuando lo
interpelaron por haber caído en una contradicción y muy suelto de huesos
contestó algo así como “a otros hechos otras palabras”.
Descreo de las declaraciones sobre la reelección presidencial
indefinida y digo por qué:
1.- El Gobierno tiene un proyecto a largo, 300 años más o
menos. Recién van siete. Se sostiene que la revolución necesita consolidar sus
conquistas. Los políticos se justifican con el bien común y la lucha contra la
pobreza. El partido no tiene todavía sucesor.
2.- Se trata de un proyecto continental que trata de
implantar esa entelequia que se llama Socialismo Siglo XXI. La revolución
ciudadana ha planificado su versión en Ecuador, con matices diferentes de los
aplicados en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Argentina. La vía utilizada es el
voto popular. Sus caudillos tienen el carisma que les concita el apoyo del
pueblo, aunque no sepa adónde lo llevan. La gente recibe los subsidios, las
sonrisas y las obras públicas. Agradece votando por los líderes.
3.- El Gobierno ecuatoriano domina todos los poderes. No los
va a ceder en aras de principios que corresponden a otras épocas y que son
sostenidos por la burguesía y los grupos de presión, incluyendo la prensa
denominada corrupta.
4.- Todo gobernante siente la angustia del tiempo que se
escapa y no le permite resolver los problemas como quisiera. Es la tentación de
la permanencia en el poder y ciertos caracteres caen fácilmente en ese pecado,
especialmente cuando se han convencido a sí propios que son perfectos. Si se
equivocan, la culpa es de los otros.
5.- Con mayoría en el Parlamento, reformar la Constitución es
fácil. Pero se pondrán en evidencia las verdaderas intenciones del gobernante.
Vale la pena preguntarse: ¿estos diputados, representan ahora la voluntad
popular?
Los argumentos anteriores resultan banales ante el hecho de
que el pueblo, que sufre los desaciertos y abusos de los poderosos, derrotó a
los candidatos promovidos por el Gobierno. Rechazó el proyecto del Socialismo
Siglo XXI porque lo ha visto fracasar en Venezuela y en Argentina. Eso es lo
que nos gritan los resultados del 23F. Si el Gobierno se siente tan seguro de
sus aciertos, ¿por qué razón no le pregunta directamente al soberano si aprueba
una reforma de la Constitución para cambiar las disposiciones sobre la
reelección presidencial? No lo hará si teme un nuevo fracaso.
Nadie podrá resolver nunca todos los problemas de una
sociedad, porque esta es un ser vivo que siempre crea desafíos nuevos,
cualquiera que sea el tipo de organización. Esta es una poderosa razón a favor
de la alternabilidad republicana: que vengan otras personas con nuevas ideas
para progresar.
No podemos engañarnos otra vez. Se aprobará la reelección
indefinida en el Congreso. Pero debemos luchar para que el pueblo sea
consultado. La oposición debe prepararse, aunque sea con distintas voces, para
explicarle por qué debe decir que no a la dictadura perpetua.
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