Por: César Ricaurte
David Mármol es un obrero. No viste lujosos trajes. Ni
siquiera lleva celular y menos algún ostentoso “Smartphone”. Un humilde obrero
que recogía firmas para que se de paso a la consulta popular con el fin de que
no se explote el petróleo al interior en el bloque ITT que está dentro del
Parque Nacional Yasuní.
David Mármol estaba en el sector de San Blas a las 2:30 del
pasado viernes cuando pasó la caravana presidencial. Quiso expresar su rechazo
a la política extractivista del Gobierno y a la doble moral del Régimen e hizo
un gesto con su pulgar hacia abajo. Correa no lo vio. Sus escoltas, sí. Y
procedieron como se han acostumbrado a hacerlo durante todos estos años:
castigando duramente la “falta de respeto” del osado que expresa su repudio o
descontento.
En el caso de Mármol, los integrantes de la guardia presidencial
procedieron a detener ilegalmente a Mármol, aunque ahora a ese acto ilegal,
abusivo y represivo llaman simplemente “demorar”. Al obrero y activista se lo
llevaron al Ecu 911 en el Itchimbía, el cual en su corta vida, ya tiene un
interesante récord como un nuevo centro de represión. Recordemos que allí funcionarios de Gobierno
agredieron a un periodista de Diario La Hora. Recordemos que también por allí,
cerca, se dio otro famoso incidente con la caravana presidencial, y el
cantautor rebelde Jaime Guevara.
Dos horas lo “demoraron” a Mármol en el Itchimbia. El jefe de
la Guardia Presidencial, Luis Castro ha señalado que estaban determinando la
peligrosidad del individuo. Tal procedimiento incluyó amenazas y presiones para
que Mármol confesara el delito más grave que se puede cometer actualmente en el
país: que había insultado al Presidente. Cuya dignidad, honra y majestad parece
que es el bien supremo de la Nación.
David Mármol dice que nunca insultó al Presidente. Pero
aún si lo hubiera hecho, no se puede arrojar todo el poder del Estado
sobre un ciudadano porque un mandatario se sienta ofendido.
Es más: la diferencia entre una república y una monarquía es
que en la primeras tenemos el derecho a la crítica al Presidente de la República.
Sin embargo, las cosas no quedan allí. Por alguna exótica
razón, entre los abusivos captores de Mármol, estuvo un periodista de El
Ciudadano, el conjunto de medios oficiales. Es más el periodista lo confiesa
tan orondo durante la rueda de prensa. Eso sí. Cuando le preguntan sobre cómo
sabían los medios oficiales de la captura de David Mármol. Con más cara dura
aún, dice: “Yo estoy aquí para preguntar no para responder preguntas”.
Mármol fue trasladado a la UPC del sector de La Basílica.
Allí fue interrogado sin abogado ni ninguna formalidad legal por un funcionario
cuya identidad desconocemos. Cuando al final fue liberado, camino unos pasos y
desde atrás, lo golpearon hasta que cayó al suelo, dónde prosiguió la paliza.
Pero el inefable periodista oficial, vuelve y pregunta: ¿… se
dice en redes sociales que es un autoatentado que tal vez usted se hizo
golpear?
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