Por: JORGE G. LEÓN TRUJILLO
La reelección indefinida requiere real debate, no en función
de a quién le conviene, sino tratar el para qué y situarlo en el país. Ecuador
entre sus grandes problemas políticos, tiene dos decisivos, la inestabilidad y
el "personalismo" que destruyen sus esfuerzos para revolver sus
graves problemas sociales.
Ecuador requiere estabilidad y continuidad en las acciones
que emprende. Empero el personalismo en la política, ese afán de un político de
considerarse ya Presidente, sin importarle las organizaciones y de verse dueño
del poder como cosa propia, no como institución a respetar, gracias a la
inestabilidad, termina haciéndose del poder, pero a la postre crea mayor
inestabilidad.
Los caudillos que se hacen salvadores de todos, concentran
poder, hacen a su partido funcional a ello, crean el vacío a su alrededor, no
hay relevos, los desplazan de su medio. La sociedad pierde vitalidad, pues se
vuelve a la expectativa de la redención del salvador, está a la espera de lo
que arriba se decide, pierde capacidad de autonomía de asumir sus problemas y
de promover soluciones. Los partidos se deshacen sometidos al peso caudillista.
Más personalismo, menos partidos, menos instituciones, menos
relevos políticos. Cuando el caudillo cae, deja un vacío político, pues los
partidos ya quedaron reducidos, todo estuvo centrado en él, raquítica
oposición. El vacío se hace, toma más de una generación reconstruir sociedad,
partidos, ideas, definiciones políticas y motivación ciudadana para la cosa
pública.
Entre tiempo es la inestabilidad, la incapacidad de
definirse, la disputa primaria por ganar el poder, son efectos de la
desinstitucionalización. Así, ese redentor que concentró poder y quiso hacer el
bien termina siendo la peor solución. Concentrará a todos contra él lo que
lleva a la debacle, cuando él cae, todo cae, se busca acabar con lo que hizo y
volver a refundar todo, es decir crea la peor inestabilidad. Conviene, por lo
mismo, garantizar estabilidad y continuidad en las acciones de Gobierno, pero
también contrarrestar el personalismo y favorecer la institucionalización.
Es por ello necesario permitir la reelección por una sola vez
para todos los puestos de elección popular. Dos períodos bastan para realizar
una acción positiva y si es necesaria la continuidad debe hacerlo el partido,
aunque él tenga éxito. Sin rotación no se puede crear sistema de partidos.
Ecuador debe ir paso a paso resolviendo los problemas, no
puede permitirse el regreso del caudillismo político y de redentores que se
eternizan en el poder matando la indispensable competencia y rotación política
dentro de su partido y en la sociedad. La rotación es más sana aún a riesgo de
la inestabilidad circunstancial. La reelección indefinida, a cualquier puesto,
no ayuda a la institucionalización de partidos. Se requiere un equilibrio entre
continuidad y construcción de partidos.
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