Por: WASHINGTON HERRERA
El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, que es la
institución que más dinero fácil recibe en el Ecuador, debe ser dirigida y
administrada no por políticos sino por expertos financieros de alta
calificación profesional, quienes deben responder por los 6 600 millones de
dólares que recibe anualmente, por su sostenibilidad en el largo plazo y por la
eficiencia del servicio médico.
El presidente Correa, los empresarios y los trabajadores
deben nombrar ya a personas altamente especializadas en esta materia, para no
seguir de tumbo en tumbo. En la última década no ha podido evitar el colapso
del servicio médico porque talvez no ha sido administrado por profesionales
expertos de alto nivel en salud pública y gestión hospitalaria, compatibles con
las exigencias de una enorme institución que tiene dos millones y medio de
potenciales pacientes, mientras el servicio médico fue proyectado para menos de
un millón de afiliados. Incluso, demagógicamente, se extendieron los servicios
médicos a los hijos de los afiliados menores de 18 años, sin que haya sido
financiado este servicio adicional, por lo que el peso de este error lo
pagaremos los actuales afiliados.
Este atentado contra la salud de los trabajadores que, junto
con los patronos, entregan la quinta parte de su salario cada mes, debe ser
solucionado como una prioridad nacional. Esto ocurre porque rige el monopolio
del IESS, ya que no hay otras instituciones con las que compita para mejorar y
disciplinar sus servicios y entonces la politización clientelar de sus administraciones
ha llevado a que en el lapso de 6 años el número de empleados aumente de 8 000
a más de 20 000 empleados. Se debe auditar esta explosión de personal y la
Superintendencia de Bancos debe controlar lo de su competencia.
El IESS es un monopolio incontrolado. Ahora pretenden obligar
a que todos los ecuatorianos que tengan algún ingreso se afilien pagando el
20,6% de sus ingresos, lo cual es meterle mano al bolsillo de los trabajadores
libres y autónomos y confiscar sus ingresos en una quinta parte.
La universalidad de la seguridad social es un postulado
solidario plausible, pero no necesariamente se debe obligar solo al IESS su
implementación total, por eso si se quiere que los trabajadores sin relación de
dependencia se afilien al IESS debe ser sobre bases voluntarias y en ningún
caso como una obligación. Este segmento de trabajadores ya contrata su propio
seguro de salud en empresas privadas que prestan estos servicios mejor que el
IESS. Igualmente si quieren ahorrar para financiar los gastos de su vejez
también hay instituciones financieras que trabajan en este campo con eficiencia
y certidumbre. De este modo habría una solución pragmática y complementaria que
satisfaría a todos.
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