Venezuela, gran productor de petróleo, es potencialmente un
país rico. Sin embargo, 15 años de chavismo le han dejado fuera de combate en
lo económico y social. Desde el mes de febrero los venezolanos han tomado la
calle para protestar diariamente contra un régimen que ha logrado una triple
corona: despilfarro, corrupción y autoritarismo político.
El “chavismo” es la doctrina heredada del otrora presidente
Hugo Chávez, quien ejerció el poder desde 1999 hasta el 2013, cuando murió. Es
un cóctel socio-nacionalista inspirado del ejemplo cubano, y de
anti-imperialismo militante que saca sus fuerzas de un viejo fondo
revolucionario latinoamericano.
Los 14 años de reino de Hugo Chávez ayudaron a una pequeña
parte de la población: los más pobres entre los 30 millones de venezolanos se
beneficiaron de cierta redistribución de la renta petrolera. En lo que se
refiere a todo lo demás, el “chavismo” arrasó con el país: economía bajo
control del Estado, inversionistas locales e internacionales desmotivados y sin
incentivos, control de precios, control de cambios, control del comercio
exterior…
Elegido en abril del 2013, el sucesor de Hugo Chávez, Nicolás
Maduro, lo superó con creces. En un año, ha congelado la actividad económica
del país. Esta semana, anunció que se veía obligado a implantar una cartilla de
racionamiento parecida a la que Cuba instauró hace medio siglo…
Aparte del petróleo, del cual posee las reservas más grandes
del mundo, Venezuela produce cada vez menos. Importa casi todo. Antiguo país de
ganadería y agricultura, hoy en día se ve obligado a comprar más de un tercio
de lo que consume.
Al país no le quedan casi divisas, ¡el colmo para un país
exportador de petróleo! A los hospitales les falta de todo. Los cortes
eléctricos son cada vez más frecuentes. La inflación anualizada sobrepasa el
56%, condenando a los más pobres a aún más pobreza.
Los manifestantes se enfrentan a las milicias paramilitares
del régimen. Este acusa a los “burgueses” de tomar la calle. Se equivoca.
Detrás de los estudiantes, punta de lanza de la manifestación, está todo el
espectro completo de la sociedad venezolana que expresa su inquietud por el
futuro.
Bajo la personalización del poder a ultranza que ejercía Hugo
Chávez, el ejército no ha dejado de aumentar su dominación de la vida política.
El “modelo cubano” produce acá todos sus efectos nocivos. Se ha creado una
economía paralela, un mercado de tráfico interno y externo que beneficia a una
pequeña nomenklatura sin escrúpulos.
Al derrumbamiento de la economía se agrega una inseguridad
galopante: 25 mil homicidios por año, sin contar los robos, agresiones de todo
tipo y secuestros. Caracas es la capital más peligrosa del planeta.
Se necesita toda la atracción del “exotismo latino” para que
ciertos intelectuales franceses le encuentren algún encanto al “chavismo”.
Sobre todo porque este, ya sea bajo Maduro o bajo Chávez, cercena las
libertades públicas, silencia a una parte de la prensa y maltrata a toda la
oposición. En la realidad, el chavismo se ha convertido en una pesadilla.
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