Por: Gabriela Panchana Briones
Los caricaturistas son como el niño del cuento El traje nuevo
del emperador que no dudó en reírse y señalar lo que todos veían, pero no se
atrevían a decir. Los humoristas son esos niños, que nos hacen reír al
ridiculizar a los solemnes emperadores que deambulan desnudos.
¿Un emperador desnudo y humillado deja de ser emperador?
Depende, si el ridículo le sirve para reaccionar y conectarse con la realidad,
tal vez se convierte en un mejor líder para su pueblo, pero si la humillación
lo llena de odio y de venganza, seguramente él mismo se encargará de
desfigurarse en una caricatura de villano oscuro y amargado.
Un poder que se toma demasiado en serio como para aceptar
críticas es un poder temeroso, débil, que tiembla como gelatina ante las risas
burlonas.
¿Dónde está el poder? ¿Estará en quien se exaspera ante la
irreverencia y mueve a todo el Estado para obligar a que rectifique el osado, o
estará en el osado que al rectificar multiplica por mil la ovación cómplice de
quienes ríen y aplauden la hazaña?
Hace un tiempo escuché al comediante venezolano Laureano
Márquez, quien además de humorista es politólogo, contar una anécdota que se
aplica perfectamente a la situación de la sanción a Bonil y a EL UNIVERSO. La
transcribo a continuación:
Carlos Soublette, quien fuera un militar conservador, y
presidente de Venezuela entre 1837 y 1839, se enteró de una obra satírica
titulada Excelentísimo señor. El gobernante mandó a llamar al escritor
Francisco Robreño, y le pidió que le leyera la obra. Soublette, que rio en
ciertos casos, al final le dijo: “Veo efectivamente que usted se burla de mí,
pero le voy a ser honesto: esperaba mucho más”; y agregó: “Vaya y monte su
obra, que Venezuela no se ha perdido ni se perderá porque el pueblo se ría de
su presidente, sino cuando el presidente se ría de su pueblo”.
Que tengamos un humor libre y un poder sujeto, porque no es
lo mismo morirse de la risa que reírse de los que mueren, física o moralmente,
en manos de quienes ostentan el poder temporal de gobernar.
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