miércoles, 26 de febrero de 2014

Hara-kiri de la revolución



Por: Jeanette  Hinostroza
Mirando estas elecciones me acordé del cuento infantil de la liebre y la tortuga, que tiene una increíble moraleja.  Cuando empezó la campaña, el candidato Augusto Barrera se quedó quieto en la partida y se confió de las encuestas que lo ponían como virtual ganador.  Mauricio Rodas arrancó lentamente, pero jamás se detuvo; caminó por la ciudad y fue de puerta en puerta presentándose en sociedad. 
Barrera seguramente pensó que un par de vallas con la foto del presidente Correa lo pondrían de un solo brinco del otro lado.  Pobre liebre. El poder definitivamente eceguece.

Son varios los hara-kiris que se está haciendo la “revolución ciudadana”.  Quedó en evidencia que el único candidato que tiene Alianza País es Rafael Correa. Los asesores explotan constantemente su figura y, en esta ocasión, en vez de ayudar a sus candidatos los opacaron, les quitaron personalidad y los desfiguraron.  Cruel lo que hicieron con Viviana Bonilla, quien iba bien en su carrera política, hasta que la vistieron con camisa bordada y le impusieron un estilo que le restó credibilidad.  Esto, junto a la imponente imagen de Correa la mató políticamente.  Ni hablar de lo que el presidente Correa hizo con Barrera, al ver perdidas las elecciones llamó al voto nulo, lo que desde mi punto de vista fue un golpe de gracia para su candidato y una ofensa para el pueblo de Quito.   
El hara-kiri de la popularidad. El presidente Correa cree que porque la gente lo quiere, puede incumplir la ley.  Vergonzosa su aparición en televisión preguntando a unos cuantos de sus seguidores si estaban de acuerdo con que se haga la sabatina un día antes de las elecciones.  Qué prepotencia.  El silencio electoral era para todos y el presidente estaba obligado a dar el primer ejemplo.    El abuso de los recursos del Estado para irse de campaña electoral, también es ilegal e injusto y en estas elecciones este atropello también le pasó la factura.
Alianza País tiene fichas, no candidatos y con ello también se hizo un hara-kiri. Ahí está el caso de Iván Hurtado, quien dejó la Asamblea para ser candiadto a prefecto de Esmeraldas y perdió.
La gente demostró que no está dispuesta a votar dos o tres veces por el mismo. Y qué hablar del melodrama del presidente Correa diciendo que, si no eligen a sus candidatos, ocurrirá lo mismo que en Venezuela, lo que considero es una irresponsabilidad que sigue repitiendo y que el pueblo afortunadamente no cree.
La llamada revolución es un círculo cada vez menos democrático que no necesita que nadie salga a la calle a protestar en contra de sus constantes abusos, sus actitudes terminarán autodestruyéndola.
Pero el mayor hara-kiri para el presidente Correa es  el cuento de que para opinar hay que ganar elecciones . ¿Qué irá a hacer ahora que perdió en las tres principales ciudades del país?

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