Presidente tiene que ser más sereno

POR: Jaime Cedillo Feijóo

El ex Arzobispo de Cuenca, Monseñor Luis Alberto Luna Tobar, recibió un cálido y sincero homenaje por parte de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, el pasado 11 de marzo en la ciudad de Quito, por todo lo bueno y positivo que ha realizado a lo largo de su fructífera vida como sacerdote. Como él mismo reconoce “es difícil hablar bien o mal de uno, la gente tiene que juzgar la vida que he llevado y las obras que he realizado”.
En la tranquilidad de su hogar nos recibió y aceptó dialogar con la Revista El Observador, medio de comunicación donde colaboró en varias oportunidades. Hace 12 años circuló el primer número de esta revista y fue, precisamente, Monseñor Luna el que salió en la portada como un homenaje a su labor pastoral. Cuenca le debe mucho al Monse, todavía estamos esperando ese reconocimiento público. ¡En vida señores, en vida, de muerto ya para qué….!.

Les ofrecemos a nuestros lectores la entrevista realizada semanas atrás:

-Monseñor: ¿cómo transcurren sus días? .
Gracias a Dios sigo trabajando en mi casa, escribo y dialogo con la gente, sigo haciendo el trabajo eclesiástico que constantemente me piden. La comunicación ayuda al entendimiento mutuo, para la pacificación de la comunidad.

-¿Qué cosas ha hecho bien y mal a lo largo de su vida?.
Creo que he trabajado como debía hacerlo. Lo único que tengo es la preocupación de no haber realizado mucho más, de no haber conseguido mucho más, pero no puedo quejarme de lo alcanzado, de lo que he podido hacer.

-Usted dijo hace 12 años que le duele no saber el idioma Quichua. ¿Ha aprendido algo?.
He aprehendido bastante pero sigo con ese fallo en mi vida, de no tener un dominio absoluto, tanto del Quichua como del Español.

-Si el presidente Rafael Correa le pidiera un consejo, ¿que lo aconsejaría?.
No me lo ha de pedir, pero si me lo pidiera le aconsejaría que sea más sereno, que comparta con todos la Constitución.

-¿Cómo mira Usted las relaciones del Presidente Correa con países como Venezuela, Cuba, Irán?.
No encuentro positivo de ninguna manera. Debemos tener relaciones con todos los países del mundo, pero eso de tener una especial dedicación con ciertos países, con países en duda, es más que peligroso.

-¿Qué significa para Usted la Libertad de Expresión?.
Es una de las grandes conquistas de toda la humanidad, en todo orden, comunicarse no reservarse, es no tener estrechado el corazón y la mente en límites muy reducidos.

-El gobierno de la revolución ciudadana busca por todos los medios amordazar a la prensa libre e independiente. ¿Cuál es su criterio?.
Ninguna mordaza tiene beneficio positivo para nadie. No hay nada más sano y positivo que la libertad, pero la libertad no puede ser de ninguna manera sin fundamento alguno, sin relación mutua entre todos. Libertad sin entendimiento no es libertad, es una costumbre, es un hábito pero no es una libertad.

-¿Para qué debería haber una Ley de Comunicación?.
Para que exista más entendimiento, claro y definido entre las autoridades y todos los ecuatorianos.

-El Presidente Correa acusa a toda la prensa ecuatoriana de corrupta. ¿Es eso justo?.
No puedo estar de acuerdo con el presidente cuando generaliza en sus acusaciones. Creo que hay corrupción en las opiniones y en las actitudes. Ahora, en dónde hay más y en dónde hay menos, es cuestión de un examen de conciencia, y eso es un asunto de mucha delicadeza personal y comunitaria.

-Comparte Monseñor el lenguaje verbal violento que utiliza el presidente cada semana, en sus cadenas sabatinas, en contra de toda persona que no piensa como él.
Necesita un cambio radical de actitud. Es una pena que el presidente Correa no se dé cuenta la comunicación permanente que tiene con todos los medios.

-También el presidente busca acaparar más medios de comunicación para su proyecto. ¿Cuál es su opinión?.
De ninguna manera. En democracia tiene que haber diferencias y distinciones entre todos los medios, La comunicación tiene que estar dirigida sin dependencias, con total libertad para poder dirigir la opinión de toda la comunidad.

¿Cree Usted que los ecuatorianos estamos viviendo una revolución ciudadana?.
Es un término que el presidente Correa usa, que cree que es muy expresivo, pero el término sobrepasa de la realidad.

¿Como ha visto el enfrentamiento verbal entre el presidente y su hermano Fabricio (el constructor de obra pública)?.
Es muy triste que eso pase entre hermanos, y sobre todo que esos desencuentros entre hermanos se lo ponga en conocimiento de todo el mundo. Creo que el presidente ha sido agredido por su hermano.

¿Este gobierno ha realizado cosas positivas?.
Este gobierno ha hecho obras buenas, señalar lo más positivo me sería muy difícil responder con justicia.

El Ecuador vive momentos difíciles. ¿Qué piensa Usted?.
Creo que el presidente Correa es inteligente, se dará cuenta de la situación en la que está el país, creo que reaccionará. En sus manos está la decisión de lo que sucederá.

-El país se enfrenta a dos problemas sociales graves la delincuencia y la corrupción.
Son problemas muy graves con soluciones diferentes. La única solución es que todos estemos de acuerdo en combatirlas, no con las mismas armas que usan ellos, sino con actitudes sociales muy diferentes, con una conducta social más positiva, tratando de hacer el bien a los más necesitados, eso solucionaría mil problemas.

-¿Cree que hay independencia de los poderes del Estado?.
Eso es notorio que no hay ninguna independencia, están todos supeditados a la opinión del Presidente Correa.

¿Cree en la nueva Constitución?.
Hay que ver cuál es la nueva Constitución, que en realidad funcione. Qué es lo que llamamos nueva Constitución. Sólo el tiempo nos dirá cuál es esa nueva Constitución.

-Finalmente Monseñor, ¿cuál es su apreciación sobre el trabajo que viene cumpliendo la Asamblea Nacional?.
No se la siente con la fuerza que siempre tuvo y que debe tener. Se ve que hay gente (asambleístas) que están comprometidos con problemas más personales que públicos, con más intereses en espacios reducidos que con la comunidad.

Publicado en la edición 56 de la Revista El Observador (Abril de 2010).