Luego de los indicios de fraude electoral del CNE que generó retraso en la entrega de
resultados electorales y de las denuncias de ruptura en la cadena de custodia de las actas de
escrutinios que provocaron cuestionamientos a la parcialidad del organismo electoral para con
Alianza País, es definitivo que hay segunda vuelta.
El propósito del oficialismo de evitar el balotaje no lo logró y en esta nueva elección del 2 de
abril se medirán el binomio Lenin Moreno y Jorge Glas contra el constituido por Guillermo
Lasso y Andrés Páez.
La fórmula encabezada por Lenin Moreno representa la continuidad del correísmo: la
impunidad en la corrupción, la violación de libertades y derechos democráticos, el
entreguismo la riqueza petrolera y minera, el sometimiento al imperialismo chino, las políticas
educativas de violación permanente de la autonomía universitaria, la reedición de la
prepotencia, etc.
Mientras que el binomio encabezado por Guillermo Lasso representa los intereses de una
facción de la oligarquía financiera, de una parte de la oposición burguesa regentada por el
imperialismo norteamericano, que durante la campaña electoral se vio obligada a levantar un
discurso que reivindica ciertas libertades públicas.
Queda claro que ninguna de las dos candidaturas representa una alternativa real a la crisis que
vive el país, pero le corresponde a la oposición popular, a la juventud, los trabajadores y los
pueblos, a la oposición al correísmo desde posturas democráticas y populares tomar postura
sobre cómo votar, pues esa decisión será determinante en los destinos del país.
Convocar al voto nulo o blanco, en este perverso sistema electoral y para la normativa
ecuatoriana, constituye un voto inválido y representa en las actuales condiciones políticas el
reprise metafórico del acto de Poncio Pilatos que se lavó las manos para eximirse de culpas.
Dejar en libertad individual de decidir el voto para quienes componen las organizaciones
sociales y políticas constituiría un acto irresponsable y carente de liderazgo para analizar la
coyuntura electoral y su utilización histórica como instrumento para sancionar al régimen.
Por ello, a sabiendas del carácter oligárquico de los dos binomios que disputarán la presidencia
de la República en el balotaje, la oposición popular y de izquierda debe aprovechar las actuales
circunstancias para materializar la consigna ¡Fuera Correa, fuera!
El voto de la juventud, los trabajadores y los pueblos debe castigar al correísmo, pues es el
adversario más poderoso y peligroso. Además se requiere aprovechar la potencialidad que
tiene la unidad y la lucha de las fuerzas de la oposición popular para profundizar la disputa
entre las candidaturas oligárquicas en beneficio de los intereses de los más desprotegidos.
Esas contradicciones entre las dos candidaturas burguesas apertura una nueva crisis política
que podría ser resuelta con la convocatoria a una consulta popular y la necesidad de una
nueva Constituyente. La oposición popular y de izquierda debe impulsar este escenario para
resarcir los derechos humanos y de la naturaleza actualmente violentados, pero además para
alcanzar nuevas victorias democráticas que forman parte de las aspiraciones de liberación
definitiva de los pueblos del Ecuador.
Votar contra el oficialismo para la oposición popular y de izquierda, en la actual etapa es votar
por Lasso, constituye un ejercicio táctico-coyuntural necesario para superar al correísmo
quienes no lo entiendan así actúan desde posiciones radicalistas (aparentemente con
principios de izquierda) que en el fondo de sus críticas y accionar beneficia a Correa que
pretende perpetuarse en el poder.
Lcdo. Francisco Escandón Guevara
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