La gran hermandad de los patriarcas
Se busca que Ecuador conforme un grupo anti-derechos con Nicaragua, Rusia, los países de CARICOM (conformada por 17 países, entre los que están, por ejemplo, Belice, Dominica, Guyana, Jamaica) y Africa. Las directrices de Ecuador son bloquear derechos sexuales, derechos reproductivos, aborto y educación sexual integral. Ecuador pasaría a ser parte de un bloque ultraconservador conformado por países en donde la violencia contra niñas y mujeres es muy alta y en donde la muerte de niñas y mujeres por violencias, embarazos forzados y abortos inseguros es una realidad devastadora.
20 de marzo del 2017
POR: Cristina Burneo Salazar
Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar. Trabaja en Letras, género y traducción.
Las violencias y los embarazos forzados son cimientos de un orden que ni Mónica Hernández ni Rafael Correa ni Guillaume Long quieren socavar".
Justo hace dos años, Alexis Mera hacía una de las declaraciones más desatinadas de su triste gestión dentro del correísmo: “El Estado debe enseñar a las mujeres que es preferible que retrasen su vida sexual y que retrasen la concepción para que puedan terminar una carrera.” Su vergonzosa entrevista era evidencia del plan nacional anti-derechos que se consolidaba en Ecuador para administrar la vida privada de la población a través del cuerpo de las mujeres.
Cuando el periodista Santiago Estrella le preguntaba a Mera, en esa entrevista, por qué es necesario que el Estado administre la intimidad de las personas y las obligue a regirse por valores impuestos, éste respondía con una ignorancia asombrosa: “las mujeres no se valoran adecuadamente, porque se dejan violentar y el hombre tiene una educación equivocada en que la violencia es un mecanismo de desarrollo familiar.” Así era: las mujeres debíamos postergar el inicio de nuestra vida sexual por orden del Estado y la violencia que vivimos a diario era nuestra responsabilidad, por no “saber valorarnos.”
A ese nivel llegaba la reflexión que sostiene la “educación en valores”. Este era el Estado anunciando su arremetida contra los derechos de las niñas y las mujeres con una escandalosa pobreza de argumentos y una posición tan conservadora como indolente. Al Estado ecuatoriano no le interesan el embarazo adolescente, los argumentos que tenemos para despenalizar el aborto ni la salud sexual de la población: le interesa satisfacer las demandas ultraconservadoras de sectores económicos y élites de derecha que viven en el oscurantismo, porque no hay otra palabra para alguien que le niega a una niña violada la justicia de poder abortar de forma segura. En esa sumisión del gobierno a las élites morales para el control social y en las posturas nefastas de sus funcionarios quedan en el camino las vidas de miles de niñas y de mujeres.
Por supuesto, Mónica Hernández estaba detrás de esta arremetida como directora del Plan Familia, adscrito a la presidencia de la República. Y lo sigue estando. A diferencia de su esposo, William Phillipps, cuyo paradero es incierto y que fue investigado por la prensa independiente por irregularidades (ver aquí), Mónica Hernánez no ha huido del país como se pensaba. Sigue aquí, y ha estado detrás de la comisión Ecuador en el 61 periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW61) que se está desarollando hasta este viernes en Naciones Unidas, en Nueva York. En esas sesiones se está debatiendo sobre los derechos humanos de las niñas y las mujeres, y Hernández ha bloqueado toda posibilidad de que haya progresión de derechos para la población ecuatoriana.
Rocío Rosero, feminista de la Coalición de Mujeres, presente en Nueva York, ha podido ver de cerca la gestión de la delegación oficial del Estado ecuatoriano: “No hay respeto a la constitución ni a la ley en materia de derechos de las mujeres. Tampoco se han respetado acuerdos anteriores. Mónica Hernández sigue presente con sus mecanismos de presión a la Misión el Ecuador ante Naciones Unidas en Nueva York. Su lobby desde Quito es no permitir discusión sobre el aborto en ninguna de sus formas.”
Se busca, dice Rosero, que Ecuador conforme un grupo anti-derechos con Nicaragua, Rusia, los países de CARICOM (conformada por 17 países, entre los que están, por ejemplo, Belice, Dominica, Guyana, Jamaica) y Africa. Las directrices de Ecuador son bloquear derechos sexuales, derechos reproductivos, aborto y educación sexual integral. Ecuador pasaría a ser parte de un bloque ultraconservador conformado por países en donde la violencia contra niñas y mujeres es muy alta y en donde la muerte de niñas y mujeres por violencias, embarazos forzados y abortos inseguros es una realidad devastadora.
Aún cuando ONU sea un organismo que despierte más escepticismo que otra cosa y haya despolitizado algunas agendas de manera alarmante, se trata de de una reunión internacional que va a conocer las posturas de los Estados sobre derechos. Guillaume Long, canciller de Ecuador, es responsable de este bloqueo al obedecer órdenes de Mónica Hernández. ¿Pueden probar la contrario?
La Unión Europea, Brasil, Cuba, Canadá, habían propuesto como prioridades de esta reunión “asegurar el acceso universal a salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos de todas las mujeres y niñas”. Para los grupos conservadores esto es un eufemismo para el “aborto”, concepto a cuyo análisis se resisten, pues su reflexión es limitada y se reduce aún más en su alianza con el Vaticano. Por supuesto, Ecuador no es la excepción, y Guillaume Long se lavará las manos una vez más con las fórmulas neutras y frases hechas con que ha construido su lugar en el gobierno.
En estos mismos días, Boliva discute la despenalización del aborto por nueve causales, que ha sido empujada por sectores del oficialismo. Una causal es la pobreza: son las niñas y mujeres pobres las que no pueden abortar en lugares seguros, las que deben acudir a métodos inenarrables o que prefieren el suicidio a un embarazo forzado. “El proyecto se encuentra en la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia e indica que la mujer no será penalizada al solicitar el término de su embarazo durante las primeras 8 semanas de gestación si se encuentra en situación de calle o pobreza extrema, si no cuenta con recursos para mantenerse a ella o a su familia, es madre de dos o más hijos y no puede mantenerlos. También, si la embarazada es menor de edad”, informa aquí la prensa boliviana. La pobreza es razón para no continuar con un embarazo, los embarazos forzados son una forma de tortura para las más vulnerables..
Bloquear el aborto, la educación sexual laica y los derechos sexuales y reproductivos no es un rédito de fe para quienes temen hablar de él, imposibilitarlos no les dará el cielo. Esto es un problema en la Tierra, es de salud pública, es laico y así debe tratarse. En plena campaña electoral en Ecuador, Guillermo Lasso y Lenin Moreno han recibido preguntas y demandas del movimiento de mujeres. No han sabido responderlas, no han querido. El diálogo con ellos es igual a cero, las fórmulas con que se han defendido hasta ahora no tienen valor.
Si no hemos aprendido nada del asesinato de las 43 niñas de Guatemala que murieron calcinadas y embarazas la mayoría de ellas, estamos viviendo en un estado de terror alimentado por el oscurantismo y por nuestra propia crueldad. Esas niñas murieron incendiadas porque denunciaron que las estaban violando. Entre las sobrevivientes hay nueve niñas embarazadas. Una red de trata, adopciones ilegales, violaciones sexuales continuas eran su vida cotidiana. Y aún nos rehusamos a aceptar que el aborto es un problema relacionado por la pobreza, la falta de educación en nuestros países, la violencia.
Las violencias y los embarazos forzados son cimientos de un orden que ni Mónica Hernández ni Rafael Correa ni Guillaume Long quieren socavar porque es el que las ha dado todo el poder que tienen, y se llama patriarcado. Ellos saben que prefieren ver niñas morir, ver mujeres violentadas y sin proyectos de vida que renunciar al poder que les ha dado ese orden. Sus prioridades están claras, pero ojalá las nuestras no sean las mismas. Alimentar ese orden es alimentarlos a ellos.
Aquí una gran hermandad formada por Rafael Correa, Guillaume Long, Guillermo Lasso, Andrés Páez, Lenin Moreno: la gran hermandad provida de quienes están en el poder y de quienes dependen nuestras vidas. Lasso no se diferencia en nada de Rafael Correa en su comprensión de las agendas de las mujeres, Moreno solo continuará con el bloqueo ordenado por Hernández. Nadie cederá un ápice de su poder para que las niñas dejen de morir ni para que las mujeres tengamos vidas más dignas.
La semana del CSW61 terminará con Ecuador alineado con los países más conservadores el mundo en lo que tiene que ver con derechos sexuales y reproducción de la vida. Habrá sido responsabilidad de Guillaume Long y de Mónica Hernández, y un gran favor que le habrán hecho a Guillermo Lasso si gana la presidencia. ¿Usted ve entre ellos alguna diferencia?
Cuando el periodista Santiago Estrella le preguntaba a Mera, en esa entrevista, por qué es necesario que el Estado administre la intimidad de las personas y las obligue a regirse por valores impuestos, éste respondía con una ignorancia asombrosa: “las mujeres no se valoran adecuadamente, porque se dejan violentar y el hombre tiene una educación equivocada en que la violencia es un mecanismo de desarrollo familiar.” Así era: las mujeres debíamos postergar el inicio de nuestra vida sexual por orden del Estado y la violencia que vivimos a diario era nuestra responsabilidad, por no “saber valorarnos.”
A ese nivel llegaba la reflexión que sostiene la “educación en valores”. Este era el Estado anunciando su arremetida contra los derechos de las niñas y las mujeres con una escandalosa pobreza de argumentos y una posición tan conservadora como indolente. Al Estado ecuatoriano no le interesan el embarazo adolescente, los argumentos que tenemos para despenalizar el aborto ni la salud sexual de la población: le interesa satisfacer las demandas ultraconservadoras de sectores económicos y élites de derecha que viven en el oscurantismo, porque no hay otra palabra para alguien que le niega a una niña violada la justicia de poder abortar de forma segura. En esa sumisión del gobierno a las élites morales para el control social y en las posturas nefastas de sus funcionarios quedan en el camino las vidas de miles de niñas y de mujeres.
Por supuesto, Mónica Hernández estaba detrás de esta arremetida como directora del Plan Familia, adscrito a la presidencia de la República. Y lo sigue estando. A diferencia de su esposo, William Phillipps, cuyo paradero es incierto y que fue investigado por la prensa independiente por irregularidades (ver aquí), Mónica Hernánez no ha huido del país como se pensaba. Sigue aquí, y ha estado detrás de la comisión Ecuador en el 61 periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW61) que se está desarollando hasta este viernes en Naciones Unidas, en Nueva York. En esas sesiones se está debatiendo sobre los derechos humanos de las niñas y las mujeres, y Hernández ha bloqueado toda posibilidad de que haya progresión de derechos para la población ecuatoriana.
Rocío Rosero, feminista de la Coalición de Mujeres, presente en Nueva York, ha podido ver de cerca la gestión de la delegación oficial del Estado ecuatoriano: “No hay respeto a la constitución ni a la ley en materia de derechos de las mujeres. Tampoco se han respetado acuerdos anteriores. Mónica Hernández sigue presente con sus mecanismos de presión a la Misión el Ecuador ante Naciones Unidas en Nueva York. Su lobby desde Quito es no permitir discusión sobre el aborto en ninguna de sus formas.”
Se busca, dice Rosero, que Ecuador conforme un grupo anti-derechos con Nicaragua, Rusia, los países de CARICOM (conformada por 17 países, entre los que están, por ejemplo, Belice, Dominica, Guyana, Jamaica) y Africa. Las directrices de Ecuador son bloquear derechos sexuales, derechos reproductivos, aborto y educación sexual integral. Ecuador pasaría a ser parte de un bloque ultraconservador conformado por países en donde la violencia contra niñas y mujeres es muy alta y en donde la muerte de niñas y mujeres por violencias, embarazos forzados y abortos inseguros es una realidad devastadora.
Aún cuando ONU sea un organismo que despierte más escepticismo que otra cosa y haya despolitizado algunas agendas de manera alarmante, se trata de de una reunión internacional que va a conocer las posturas de los Estados sobre derechos. Guillaume Long, canciller de Ecuador, es responsable de este bloqueo al obedecer órdenes de Mónica Hernández. ¿Pueden probar la contrario?
La Unión Europea, Brasil, Cuba, Canadá, habían propuesto como prioridades de esta reunión “asegurar el acceso universal a salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos de todas las mujeres y niñas”. Para los grupos conservadores esto es un eufemismo para el “aborto”, concepto a cuyo análisis se resisten, pues su reflexión es limitada y se reduce aún más en su alianza con el Vaticano. Por supuesto, Ecuador no es la excepción, y Guillaume Long se lavará las manos una vez más con las fórmulas neutras y frases hechas con que ha construido su lugar en el gobierno.
En estos mismos días, Boliva discute la despenalización del aborto por nueve causales, que ha sido empujada por sectores del oficialismo. Una causal es la pobreza: son las niñas y mujeres pobres las que no pueden abortar en lugares seguros, las que deben acudir a métodos inenarrables o que prefieren el suicidio a un embarazo forzado. “El proyecto se encuentra en la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia e indica que la mujer no será penalizada al solicitar el término de su embarazo durante las primeras 8 semanas de gestación si se encuentra en situación de calle o pobreza extrema, si no cuenta con recursos para mantenerse a ella o a su familia, es madre de dos o más hijos y no puede mantenerlos. También, si la embarazada es menor de edad”, informa aquí la prensa boliviana. La pobreza es razón para no continuar con un embarazo, los embarazos forzados son una forma de tortura para las más vulnerables..
Bloquear el aborto, la educación sexual laica y los derechos sexuales y reproductivos no es un rédito de fe para quienes temen hablar de él, imposibilitarlos no les dará el cielo. Esto es un problema en la Tierra, es de salud pública, es laico y así debe tratarse. En plena campaña electoral en Ecuador, Guillermo Lasso y Lenin Moreno han recibido preguntas y demandas del movimiento de mujeres. No han sabido responderlas, no han querido. El diálogo con ellos es igual a cero, las fórmulas con que se han defendido hasta ahora no tienen valor.
Si no hemos aprendido nada del asesinato de las 43 niñas de Guatemala que murieron calcinadas y embarazas la mayoría de ellas, estamos viviendo en un estado de terror alimentado por el oscurantismo y por nuestra propia crueldad. Esas niñas murieron incendiadas porque denunciaron que las estaban violando. Entre las sobrevivientes hay nueve niñas embarazadas. Una red de trata, adopciones ilegales, violaciones sexuales continuas eran su vida cotidiana. Y aún nos rehusamos a aceptar que el aborto es un problema relacionado por la pobreza, la falta de educación en nuestros países, la violencia.
Las violencias y los embarazos forzados son cimientos de un orden que ni Mónica Hernández ni Rafael Correa ni Guillaume Long quieren socavar porque es el que las ha dado todo el poder que tienen, y se llama patriarcado. Ellos saben que prefieren ver niñas morir, ver mujeres violentadas y sin proyectos de vida que renunciar al poder que les ha dado ese orden. Sus prioridades están claras, pero ojalá las nuestras no sean las mismas. Alimentar ese orden es alimentarlos a ellos.
Aquí una gran hermandad formada por Rafael Correa, Guillaume Long, Guillermo Lasso, Andrés Páez, Lenin Moreno: la gran hermandad provida de quienes están en el poder y de quienes dependen nuestras vidas. Lasso no se diferencia en nada de Rafael Correa en su comprensión de las agendas de las mujeres, Moreno solo continuará con el bloqueo ordenado por Hernández. Nadie cederá un ápice de su poder para que las niñas dejen de morir ni para que las mujeres tengamos vidas más dignas.
La semana del CSW61 terminará con Ecuador alineado con los países más conservadores el mundo en lo que tiene que ver con derechos sexuales y reproducción de la vida. Habrá sido responsabilidad de Guillaume Long y de Mónica Hernández, y un gran favor que le habrán hecho a Guillermo Lasso si gana la presidencia. ¿Usted ve entre ellos alguna diferencia?
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