El estalinismo de Pérez Torres se hace video anti correísta
Hay mensajes que por llevar un tono de crítica a Rafael Correa han llegado como bálsamo para quienes sienten hastío de la concentración de poderes, del despotismo, del abuso de los bienes del Estado, de la corrupción, de la hiper regulación estatal, de la impunidad y del acoso mediático desde el Estado. Básicamente entre quienes están hastiados de la década correísta.
Entre esos mensajes hay, sin embargo, contenidos que reproducen un patrón de pensamiento tan despótico y con igual sentido de desprecio a las libertades como lo tiene el correísmo. Ahí encaja el video Cría Cuervos que, desde la Casa de la Cultura, ha hecho su presidente Raúl Pérez Torres. El video ha brincado con mucho éxito por redes sociales y con especial entusiasmo en ciertos grupos de Whatsapp, donde reina el hartazgo con el estado actual de las cosas. Curioso.
En el video, Pérez Torres retrata al pueblo y, en especial, a la nueva clase media como una masa de malagradecidos que no ha sabido reconocer todo lo que su líder, Rafael Correa, ha hecho por ellos. ¿Por qué son malagradecidos? Porque Correa no supo escucharlo a él y no dio al pueblo la cultura que lo hubiera sensibilizado y domesticado. Si Correa le hubiera hecho caso y hubiera acercado al pueblo a la literatura, la poesía y la música, ese pueblo no estaría gritando contra él, no estaría despreciándolo ni desconociendo todo lo que el líder hizo durante estos diez años.
“No quiso escucharme”, se escucha a la propia voz de Raúl Pérez decir cuando sugiere que la explicación para tanto mal agradecimiento se origina en la negativa de Correa a acercar la cultura al pueblo. “Le han caído del cielo los hospitales, las universidades, las carreteras, el trabajo, el sueldo mensual, las pensiones. Ahora sí puede carajear, ahora sí puede insultar, solazarse y manifestar su ego escondido, ahora nadie le ningunea, puede dilapidar y hasta enseñorarse, pervertirse es su derecho”, dice el texto leído por Pérez Torrez con dejo lírico y quejumbroso. “Se le entregó el pez sin enseñarle a pescar. Analfabeto de principios y de símbolos, su egoísmo, su individualidad, su mediocridad, su ambición están garantizadas. Nunca quiso escucharme”: el autor de video asume que las masas, sin la guía de un iluminado, terminarán irremediablemente extraviadas en la oscuridad de la ignorancia y la maldad.
En la concepción política de Pérez Torres, y de un amplio sector de la rancia izquierda con la que coincide, el pueblo es una masa a la que hay que sensibilizar con música, poesía y literatura. Solo ahí estará domesticado y será dócil, generoso y comprensivo.
A él no le importa si en la construcción de esos hospitales de las que habla en video, hubo sobreprecios y corrupción. No le importa si, bajo el argumento de que se han hecho carreteras y universidades, se han conculcado libertades y se ha utilizado la estructura del Estado para insultar y reprimir. No. Si me hubieras escuchado y les hubieras dado música, poesía y literatura ahora no te estarían insultando, dilapidando, solazándose o manifestando su ego escondido: eso es lo que Pérez Torres dice a Correa en su mensaje.
Es irrelevante, en definitiva, que tras la obra pública se hayan eliminado las instituciones de una democracia republicana que establece límites al poder. Irrelevante si no hay una justicia independiente y si los ciudadanos han estado absolutamente indefensos ante el poder del Estado durante 10 años. No, en la visión de Pérez Torres el poder absoluto no es malo en sí, el problema está en que ese poder no sea capaz de domesticar a las masas mediante la cultura. Para los Pérez Torres, la cultura no puede desencadenar procesos liberadores, contestatarios o de resistencia; tan solo construir masas sensibles, generosas y buenoides. Una masa agradecida sensibilizada a través de la cultura es siempre mejor que una masa crítica, inconforme y gritona; tan malagradecida ella, que recibió todo lo que tiene. Si el pueblo ha logrado conquistas materiales es porque le han caído del cielo.
Esta forma de ver el mundo es, además, penosamente moralista. En esa moral, el mercado y el capital son agentes que pervierten al pueblo porque lo alejan de la bondadosa tutoría del líder sabio, culto e iluminado. El supermercado siempre será un espacio vergonzante y la ropa de marca una creación satánica para destruir a las almas buenas, caritativas y dóciles. Lo material, en manos de la gente, será siempre una amenaza para la utopía donde todos se contenten con lo que el Estado, administrado por burócratas sabios, determine que esa gente tiene derecho a tener.
En esa visión de Pérez Torres, la cultura no debe desencadenar procesos contestatarios y de resistencia al poder sino cultivar seres humanos dóciles que agradezcan lo que el poder les entregue. Concesiones graciosas del monarca que no son propiedad de quienes pagan impuestos o conforman la fuerza productiva de una sociedad. “El pueblo gordo de avaricia, tambaleándose en la nueva realidad no sabe qué hacer con lo que tiene”, recita casi como en una oración el presidente de la Casa de Cultura.
El video de Raúl Pérez Torres lleva un mensaje profudamente conservador y reaccionario. Rafael Correa se ha ganado el insulto y el desprecio de un pueblo porque no escuchó su consejo: entrégale libros, poemas y cuadros para que la masa sea bondadosa, sensible y jamás alce la voz en tu contra. “Hay que llegar al pueblo con humildad, por eso hay que tocar sus resortes guardados para que salte su sensibilidad por eso hay que llenarlo de poesía y de música y de literatura y de la sabiduría y el ejemplo de los hombres y mujeres que construyeron la patria. Por eso hay que poner en sus manos el arte”, dice un Pérez Torres dolido y decepcionado de que Correa no le haya escuchado y que ahora haya un pueblo malagradecido e insultante que no reconoce lo que sus iluminados caudillos hacen por él.
Rafael Correa has criado cuervos y ahora te sacan los ojos: ese es el mensaje. Cuervos que no fueron domesticados a tiempo. La libertad no puede ni debe ser un derecho inherente a los cuervos porque terminarán usándola en tu contra. La ecuación estalinista sigue viva, en este caso en forma de un video lírico y doliente que corre alegre por Whatsapp.
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