Publicado el 2017/03/19 por AGN
En cualquier sistema político, ni se diga en una democracia, la independencia y entereza del poder judicial es fundamental. La imagen de la justicia más difundida es la de una dama con los ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en la otra. La venda significa que la administración de justicia debe estar libre de cualquier influencia. La autonomía de los tres poderes del Estado es esencial a la democracia. Pero pueden darse casos en que los otros traten de usar el poder político para mediante presiones y amenazas conseguir que algunas decisiones se tomen favoreciendo a alguien o atacándolo más allá de las evidencias. Cuando hay corrupción en un Estado puede darse esta tendencia para encubrir actos de esta índole.
Brasil, el gigante de América Latina, en los últimos tiempos ha hecho noticia por las gigantescas cifras de corrupción que involucran a PETROBRAS –el petróleo es “combustible” para corromper- ODEBRECHT compañía privada y personeros de la administración pública. En el caso de la compañía constructora sus tentáculos se han extendido a otros países y el nuestro no es una excepción. Siempre se ha repudiado la corrupción y se ha tratado de conseguir que se la combata en serio, pero este malhadado fenómeno permanece, aunque algunos gobiernos traten de ocultarlo fungiendo ser ejemplos de honestidad o con la cuestionable afirmación de que “todos los gobiernos roban”. Lo que importa es que haya honestidad para detectar a los responsables y evitar por todos los medios su impunidad.
En Brasil llama también la atención la independencia y seriedad del poder judicial –sobre todo del fiscal Rodrigo Janot- para que se realicen las investigaciones con seriedad y los responsables de estos actos sean juzgados y penalizados si se demuestra su responsabilidad. La cantidad de millones corruptos es enorme, pero también la cantidad de personas investigadas, juzgadas y apresadas al margen de su enorme poder económico y político. Además de la real independencia y autonomía del poder judicial en ese país, cabe destacar la fortaleza de los fiscales y jueces que han superado las tentaciones y amenazas de los poderosos para cumplir con su deber y demostrar que es posible liberarse de presiones e influencias.
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