Estos testimonios apuntan a un crimen de Estado
Por si la tragedia de 40 niñas calcinadas en un hogar gubernamental no fuera suficiente, los primeros relatos del día previo y del día 8 de marzo de 2017 apuntan a un giro más macabro, con participación estatal directa en al menos tres momentos clave y cinco negligencias. Estos son los testimonios recopilados por el equipo periodístico de Nómada después de entrevistas con trabajadores, equipos que ingresaron al ‘hogar seguro’, familiares y pocos minutos de una entrevista con una de las sobrevivientes que fue llevada a Estados Unidos.
A pesar de los esfuerzos del gobierno de Jimmy Morales de hacer ver la tragedia como un acontecimiento de responsabilidad compartida entre todas las instituciones del Estado, los primeros testimonios lo contradicen y sitúan a funcionarios de su administración directamente implicados en el hecho.
1. ¿Un motín provocado?
Tres testimonios coinciden en que la tarde del martes 7 de marzo, las adolescentes del módulo Mi Hogar empezaron a amotinarse y pidieron el apoyo de los adolescentes varones.
– No había nada planificado, pero nosotros las ayudamos, dijo uno de los adolescentes.
Ante las constantes violaciones sexuales por trabajadores, monitores y otras autoridades, los amotinamientos en el ‘hogar seguro’ Virgen de la Asunción eran frecuentemente promovidos por las niñas y las adolescentes. De esto hay 28 denuncias en la Secretaría de Bienestar Social, en especial contra un trabajador real de nombre Joseph; un caso en juicio promovido por el Ministerio Público contra un profesor; y una sentencia contra un albañil que abusó de una niña con capacidades especiales.
Continúan los testimonios sobre lo que pasó el martes 7 de marzo.
– Pero de pronto, a medio motín, el personal del Hogar abrió las puertas. ‘Si eso es lo que quieren, váyanse a la verga’, les gritaron a las adolescentes y los adolescentes, quienes, obviamente, salieron.
El Hogar queda en en San José Pinula, en una colina a 6 kilómetros del inicio de la Carretera a El Salvador, una de las zonas residenciales más exclusivas de la Ciudad de Guatemala. Está rodeado por bosques y barrancos que han servido de escondite para más de 100 niños y adolescentes que escaparon durante el último año.
Esa noche del martes 7 de marzo, el bosque también fue el escondite para los adolescentes que salieron cuando los trabajadores del hogar abrieron las puertas, según estos testimonios.
Según un acta que publicó Soy502.com, los trabajadores del Hogar de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia escribieron un acta en la que dejaban constancia que “no querían” que las adolescentes y los adolescentes “fueran readmitidos en el Hogar”. Sí. Que “no se hacían responsables” de hechos delictivos que estos adolescentes pudieran hacer en contra del resto de la población.
Secretaría de Bienestar Social no quería que las menores de edad regresaran al #HogarSeguro luego de escapar según consta en acta. @soy_502
El acta tiene otro punto que coincide con los testimonios. Dice que de todos los módulos, los que se amotinaron fueron los de San Gabriel y Mi Hogar, de los adolescentes y las adolescentes, respectivamente.
2. Palizas, abusos y varias horas en negro
Cuando los policías detuvieron a los adolescentes fugados, vino la primera tanda de ‘castigos’, según los testimonios recopilados por el equipo de Nómada. A los adolescentes les dieron palizas y a las adolescentes las manosearon. Con excesiva violencia.
– Yo le pedí al comisario que por nada del mundo se fueran de ahí los policías.
Esta fue la orden (o ruego) que hizo por teléfono el presidente Jimmy Morales a Wilson Maldonado, jefe de la Comisaría 13 de la Policía Nacional Civil, a las 10 de la noche del martes 7 de marzo. La frase textual del presidente fue reconocida por él mismo en una entrevista el viernes por la noche en CNN. La instrucción a la policía fue que evitara que se fugaran las y los adolescentes.
Después de las palizas y los abusos, los policías los separaron; a los niños y adolescentes los encerraron en el auditorio y a las niñas y adolescentes en un espacio que algunos describen como ‘la escuela’ y otros como ‘el taller’.
Ahí hay espacios de tiempo en negro que todavía no están claros. ¿Qué pasó entre las 10 de la noche y las 2 de la mañana, cuando las niñas y adolescentes estaban en custodia de los policías y de los trabajadores del Hogar?
¿Qué pasó entre las 2 de la mañana y las 8 de la mañana?
Durante al menos seis horas, entre 52 y 60 niñas y adolescentes fueron encerradas bajo llave en ‘la escuela’, sin posibilidad de usar los sanitarios después de una jornada turbulenta. Una jornada que incluyó un motín no planificado, la apertura de las puertas del ‘Hogar’ para salir huyendo, espacio para ver a los adolescentes en el bosque, ver las palizas a sus compañeros y sufrir los abusos de los policías y un encierro bajo llave.
3. El incendio frente a sus ojos
Los testimonios sitúan a equipos de policías rodeando los dos lugares de encierro: el auditorio y la escuela. Decenas de policías dentro del Hogar Seguro resguardando a los niños y adolescentes en el auditorio, y a las niñas y adolescentes en la escuela.
Nómada pudo hablar un minuto con una de las adolescentes, de 13 años, que sobrevivió y está ahora siendo tratada en un hospital de Estados Unidos.
– ¿Cómo ocurrió el incendio?
– Empezó a quemar las colchonetas.
– Empezó a quemar las colchonetas.
– ¿Quién las empezó a quemar?
– Solo los pusieron así en la ventana y comenzaron a agarrar fuego.
– Solo los pusieron así en la ventana y comenzaron a agarrar fuego.
– ¿Quién encendió el fuego?
– Mimí. Solo por Mimí la conocíamos.
– Mimí. Solo por Mimí la conocíamos.
– ¿Qué hicieron cuando empezó el fuego?
– Comenzamos a somatar la puerta para que nos abrieran y no nos abrían.
– Comenzamos a somatar la puerta para que nos abrieran y no nos abrían.
– ¿Cuánto tiempo estuvieron encerradas (desde que inició el fuego)?
– Como diez minutos.
– Como diez minutos.
– ¿Cómo estás?
– Triste. Yo quiero que se vaya alguien de mi familia conmigo (al hospital en Estados Unidos).
– Triste. Yo quiero que se vaya alguien de mi familia conmigo (al hospital en Estados Unidos).
– ¿Querés decir algo?
– Que el presidente nos ayude. Que apoyen a las demás que no tienen ni a su papá ni a su mamá que les apoye. A las que llevan a esa casa son a las que no tienen familia ni nada.
– Que el presidente nos ayude. Que apoyen a las demás que no tienen ni a su papá ni a su mamá que les apoye. A las que llevan a esa casa son a las que no tienen familia ni nada.
El testimonio de esta adolescente combina con el de otros adolescentes varones.
– Como a las 8:30 (de la mañana del 8 de marzo) empezamos a oler a quemado y no sé ni cómo abrimos la puerta del auditorio (que también estaba bajo llave) para ir a ayudarlas porque se estaban quemando. Pero los policías nos nos dejaron ayudarlas y nos empezaron a pegar. Nadie las ayudó y no nos dejaron ayudarlas.
***
Las cinco negligencias
A estos tres posibles delitos, que tienen que ser corroborados por una investigación del Ministerio Público (y quizás la CICIG), hay otras negligencias por parte del gobierno de Jimmy Morales y del sistema de justicia.
1. Apelaron orden de mejorar las condiciones del Hogar
La Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia no acató sino que apeló la orden judicial del 12 de diciembre de 2016 que exigía una transformación del Hogar Seguro Virgen de la Asunción para garantizar que no se violaran los derechos y la dignidad de los niños, las niñas y los adolescentes que vivían en él.
2. No financiaron los funerales ni cerraron el Hogar
No financiaron los funerales de las fallecidas, como había prometido el todavía Secretario de Bienestar Social en funciones, Carlos Rodas, el 8 de marzo por la tarde.
El Hogar Seguro sigue funcionando hasta hoy lunes 13 de marzo, a pesar del anuncio del presidente Jimmy Morales el 9 de marzo de que sería cerrado temporalmente.
3. Enviaron a sus casas violentas a niñas, niños y adolescentes
La orden presidencial del 8 de marzo fue regresar a sus casas a la mayor cantidad de niños y adolescentes posibles, sin tomar en cuenta que muchos de los niños, niñas y adolecentes fueron llevados al Hogar Seguro porque eran violentados en sus propias casas.
4. Una madre no pudo pagar los Q1,500 que le pedía el juzgado para sacar a su hija del Hogar
Como ocurrió con el caso de Mayra Chután, una de las adolescentes muertas el 8 de marzo, había ingresado al Hogar después de que desapareciera de su casa y su familia le pidiera a la policía ayuda para encontrarla. El sistema de justicia, en vez de devolverla a su familia, la ingresó al Hogar.
El caso parece ser recurrente. En el San Juan de Dios, la madre Ada Kelli Alfaro, quien está a punto de despedirse de su hija, de 14 años, que es otra de las menores que va a ir a Estados Unidos, explica que la PGN le informó de que ningún familiar podría viajar con las niñas, que permanecerán en Estados Unidos “unas dos semanas aproximadamente”.
– El presidente nos pidió disculpas por lo sucedido y garantizó que se haría justicia. Nos ofreció ayuda con los medicamentos, el transporte, el alojamiento y la comida.
Añadió que su hija había sido golpeada “brutalmente” en el Hogar Seguro y que le daban “comida con gusanos”. Dice que por ser de escasos recursos no pudo pagar los Q1,500 que le exigía el Juzgado para poner en libertad a su hija, que había ingresado al hogar “por rebeldía”.
Ada Alfaro no se preocupa por el lento avance de las investigaciones, ya que en lo único que piensa es en volver a abrazar a su hija cuando regrese de EEUU y “darle mucho amor y la bienvenida nuevamente a la vida”.
5. Enterarse de la muerte de su hija por un periódico y una cachetada
El caso de las niñas que van rumbo a Estados Unidos es la excepción. El Gobierno y la Secretaría de Bienestar Social todavía no ha dado información a los familiares de los 807 niños del hogar, como les ordenó un juzgado.
Una madre, Vianey Claret Hernández, sigue buscando a su hija Ashley Hernández, de 14 años, para lo cual ya se hizo pruebas de ADN para verificar si está entre las fallecidas. Cuando fue entrevistada por Nómada, llevaba tres horas esperando en el Hospital San Juan de Dios para poder visitar a la única herida que sigue sin identificar. Pero tiene pocas esperanzas de que sea su hija, después de que Prensa Libre publicara en la portada de la edición de este viernes la foto de su hija entre un listado de siete jóvenes fallecidas.
Vianey Hernández dice que nadie le ha avisado de que su hija se encuentre entre las víctimas mortales, aunque sí que forma parte del listado de 57 menores que fueron encerradas bajo llave.
– Una trabajadora social me dijo que mi hija había sido trasladada a un hospital, por lo que llevo tres días de angustia yendo de arriba para abajo. Sólo quiero saber si está viva o muerta (…). Aparezca o no mi hija voy a luchar hasta que haya culpables de esta masacre y estén entre rejas. A Jimmy, si lo tuviera en frente, le pego una cachetada, porque no está haciendo exactamente nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario