Correa ofrece su vida y su patrimonio por Jorge Glas
Rafael Correa es una persona que no asume ninguna responsabilidad sobre las cosas que dice. Básicamente puede decir cualquier cosa que encaje en sus urgencias inmediatas, sin importarle que no sean ciertas, que vaya a cumplirlas o que comprometan cualquier coherencia que pretenda tener, por más ínfima que ésta sea.
Durante la segunda aparición a través de Facebook que ha hecho desde que vive en Bélgica dijo, por ejemplo, que está dispuesto a dar la vida por Jorge Glas y todo lo que tiene, porque cree que un hombre honesto como el Vicepresidente no puede terminar en la cárcel. “Puedo dar mi vida por un hombre inocente. Prefiero perder todo antes que ver a un hombre inocente en la cárcel”, juró el ex Presidente. Según Correa, su sacrificio a favor de Glas, incluso a costa de su vida y todo su patrimonio, demuestra que es un hombre coherente y leal, muy al contrario del entorno del presidente Lenín Moreno que cree que él está involucrado en la suerte del Vicepresidente. Lo juró mientras mostraba unos papeles que, según aseguró, son unos estudios sobre el escenario político actual que unos “extranjeros” le habían elaborado al gobierno de Lenín Moreno y a los que había tenido acceso gracias a que “tenemos gente leal”.
Rafael Correa dice que está a dispuesto a dar la vida por Glas porque si asumiera las responsabilidades públicas que se supone debe tener un político honesto y decente, su lealtad con otro político o funcionario solo podría llegar hasta donde la ética, las instituciones y el marco legal se lo permiten. Pero no, Correa es capaz de decir cualquier cosa si eso le permite salir de sus atolladeros políticos y personales. En este caso, es evidente que sus juramentos por Glas tienen que ver más con su desesperación por salvar a quien podría arrastrarlo con él, que con una auténtica convicción basada en hechos reales sobre su inocencia. Es por esto que Correa jura entregar su vida y su patrimonio por Glas y no invierte un solo segundo en desbaratar las evidencias que han aparecido en contra del Vicepresidente. ¿Si está tan dispuesto a ofrendar su vida por Glas porque no invierte al menos dos minutos de su intervención para probar que Glas jamás tuvo nada que ver con su tío Ricardo Rivera o que las grabaciones del delator de Odebrecht no son ciertas? No, en las condiciones actuales de Correa es mucho más factible y fácil decir que está dispuesto a dar su vida y su patrimonio por Glas, antes que probar documentada y racionalmente que las acusaciones que hay en su contra son falsas. “No existe absolutamente nada en contra de Glas”, dijo Correa como quien asegura, convencido, de que el agua moja.
La misma irresponsabilidad, con lo que juró que daría su vida por Glas, la repitió con casi todas las cosas que dijo desde Bruselas. Por ejemplo en el tema de los correos filtrados que muestran cómo él y su círculo más cercano convirtieron al sistema judicial en una operación política en su beneficio. Correa se llenó la boca condenando que esos correos sean presentados como prueba de algo si fueron conseguidos de forma ilegal. “Son mails robados. “¡Imagínense lo que es sacar mails robados¡”, dijo todo escandalizado sin pensar que fue él mismo quien legitimó que un paquete de correos privados de la activista social Martha Roldós no solo fueran robados por su maquinaria de espionaje sino que fueron publicados por un el diario oficial El Telégrafo. Así es Correa, capaz de desgarrarse las vestiduras por un acto que él mismo no solo que es capaz de hacer sino que lo ha hecho, con el agravante de que mientras los correos de la Presidencia filtrados se legitiman porque revelan actos del Gobierno que afectan los derechos de la sociedad, los correos de Martha Roldós eran absolutamente privados. Correa, además, con su escandalizada declaración no hizo sino confirmar y validar la existencia de esos correos.
Estuvo también todo su discurso sobre la corrupción. Correa insiste en que si hubo corrupción durante su gobierno fueron casos aislados que, si no hubiera sido las denuncias hechas por su propio Gobierno, nunca se hubieran conocido. Si hubo un contralor corrupto reelegido por presión suya en tres ocasiones fue porque lo heredó de Lucio Gutiérrez, dijo Correa mintiendo descaradamente. En realidad Carlos Pólit nunca fue contralor de Gutiérrez, como dijo al menos dos veces en su enlace digital, sino que fue elegido como tal por su Asamblea Constituyente de Montecristi en pago de los votos que Lucio Gutiérrez le dio para la convocatoria a la constituyente. Correa no tiene ningún compromiso moral o ético con lo que dice. Si es capaz de ofrecer su vida por Jorge Glas es capaz, igualmente, de decir públicamente una mentira tan grande como una catedral: que él no hizo contralor a Pólit sino que éste ya lo era desde la administración de Gutiérrez.
En el tema de Carlos Pareja Yannuzzelli también dijo cosas sin importarle su responsabilidad frente a las palabras. Según Correa, resulta sintomático que Carlos Pareja haya huido del país en su Gobierno y que haya decidido regresar en el de Lenín Moreno, dando a entender que con él no había posibilidad de inmunidad y con Moreno sí. ¿No recuerda Correa que fue en su gobierno y no en el de Moreno que Pareja Yannuzzelli cometió los actos de corrupción por los que ahora es procesado por la justicia? A Correa no le importa lo que dice ni las consecuencias que sus palabras pueden tener. Es capaz de mentir y de contradecirse en una misma oración.
Correa tiene ahora un solo cometido: acabar con el gobierno de Lenín Moreno porque cree que es una amenaza para la impunidad de sus colaboradores y, muy posiblemente, suya. Su intención, es evidente, es retratar al actual Presidente como un traidor y como una persona en la que no hay como confiar. “¿Como confiar en una persona así”, se preguntó varias veces sin nunca preguntarse él mismo cómo pudo, entonces, él confiar en Moreno y haber hecho todo lo que estuvo a su alcance, legal e ilegalmente, para que ganara las elecciones.
Este segundo enlace digital ya no fue desde el departamento en el ático en el que hizo el primero. Esta vez estuvo en un espacio donde el techo era más alto y plano. Además lo acompañaba una diminuta bandera del Ecuador en la esquina inferior derecha. Apareció cachetudo y, a diferencia de otras ocasiones, no hizo tanto esfuerzo en lanzar risitas nerviosas o hacer chistes. Para Correa, todos los males del Ecuador: la banca y la prensa están tratando de que las cosas sean como antes de la revolución ciudadana. Todo lo que dijo no muestra otra cosa sino que es capaz de todo por desestabilizar a Lenín Moreno por quien, ciertamente, hizo todo para dejarlo en el poder.
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