Juicio a Pallares: otro reto para los demócratas
Por José Hernández
4 Pelagatos
Rafael Correa podrá seguir abusando de la justicia y extorsionando a los ciudadanos? ¿Rafael Correa puede seguir disponiendo de la libertad de los ciudadanos, definiendo el límite de sus derechos, disponiendo qué critico suyo va preso, por cuánto tiempo y cuánta plata suma a su favor, usando los jueces que él manipula? ¿Ecuador seguirá siendo el feudo de este señor o volverá a ser una República, con separación de poderes e imperio de la ley? Todo esto es lo que está en juego este lunes en un juzgado quiteño. A las 10:00, en el complejo Judicial Norte, Avenida Amazonas y Villalengua, se llevará a cabo el juicio que entabló Correa contra el periodista de 4Pelagatos, Martín Pallares.
Si ustedes leen el artículo motivo de la demanda entenderán la irracionalidad en la que se mueve Correa. Demanda al pelagato Pallares por imaginar. Lo demanda porque, en ese artículo, desnuda la falacia que él utilizó para defender a su ex ministro Alecksey Mosquera. Ese artículo muestra cómo Correa no teme torturar la lógica y los hechos para construir coartadas que exculpen a su ex ministro permitiéndole decir cualquier cosa. Cualquier cosa que lo desvincule de una posible coima. Cualquier cosa que no relacione su gobierno con la ola de corrupción auspiciada por la empresa Odebrecht.
Pallares desnuda ese intento artero de Correa. Lo muestra en plena obra: mintiendo, acomodando hechos, embaucando a la opinión púbica. Fabricando realidades con tretas y montajes indignos de un primer mandatario. El pelagato lo plagió. Y otorgó en su texto un papel estelar a Correa: él es el personaje central de una pieza inventada y sostenida por su misma lógica: lo imaginó –como Correa imaginó a Mosquera– en situaciones inverosímiles. Lo imaginó robando y dando explicaciones absurdas. Como las que Correa dio en el caso de Mosquera.
Sorpresa: lo que fue bueno para su ex ministro, ya no lo fue para Correa. Su guión teatral es lícito; el de Pallares no. Por eso lo demanda. Porque solo él, su majestad, tiene derecho a imaginar imbecilidades para salvar a los suyos (y de paso salvarse él). Pallares no puede imaginar un texto inverosímil para mostrar cómo Correa trata como estúpidos a los ciudadanos. Por eso lo demanda. El rey desnudo persigue a aquel que lo puso ante un espejo para que se mire.
Este juicio es un ignominia. Pero es la oportunidad que tenemos todos los demócratas para que Correa entienda que el tiempo de sus abusos y su tiranía se acabó.
Este juicio es una ignominia. Pero también es un reto para el nuevo gobierno frente a la institucionalidad manoseada y manipulada por Correa. El país verá si esta justicia puede, ahora sí, proceder conforme a derecho y ser independiente de las órdenes políticas que recibió y que permitieron a Correa perseguir ciudadanos y meter la mano en sus bolsillos. Pallares estará representando por tres grandes abogados que, a su vez, son grandes académicos: Juan Pablo Albán, Farith Simon y Juan Pablo Aguilar. Abogados a los cuales 4Pelagatos expresa su más sentido y público agradecimiento por su defensa y su solidaridad.
Este juicio es una ignominia más de ese ser autoritario que durante diez años confiscó los poderes y se creyó amo y señor del país y de la vida de los ciudadanos. Pero es una alerta para la sociedad: ¿seguirá admitiendo que ese ser que hizo y deshizo con las instituciones siga, ahora desde las cortes que él cree controlar, intimando ciudadanos y periodistas?
Este juicio es una ignominia. Pero también es un reto para el nuevo gobierno frente a la institucionalidad manoseada y manipulada por Correa. El país verá si esta justicia puede, ahora sí, proceder conforme a derecho y ser independiente de las órdenes políticas que recibió y que permitieron a Correa perseguir ciudadanos y meter la mano en sus bolsillos. Pallares estará representando por tres grandes abogados que, a su vez, son grandes académicos: Juan Pablo Albán, Farith Simon y Juan Pablo Aguilar. Abogados a los cuales 4Pelagatos expresa su más sentido y público agradecimiento por su defensa y su solidaridad.
Este juicio es una ignominia más de ese ser autoritario que durante diez años confiscó los poderes y se creyó amo y señor del país y de la vida de los ciudadanos. Pero es una alerta para la sociedad: ¿seguirá admitiendo que ese ser que hizo y deshizo con las instituciones siga, ahora desde las cortes que él cree controlar, intimando ciudadanos y periodistas?
Los esperamos numerosos este lunes para oponernos, con espíritu pelagato, al autoritarismo. Al intento de Correa de seguir secuestrando la democracia del país.
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