Moreno dio hoy cristiana sepultura a Correa
Lenín Moreno institucionalizó hoy en Guayaquil el diálogo social como mecanismo para llegar a acuerdos. El Presidente instaló siete mesas sobre siete temas controversiales (puede haber más) y anunció que los acuerdos, que él aprobará en última instancia, se volverán propuestas que motivarán reformas legales, asignación de recursos y decisiones administrativas. Estos acuerdos servirán, entonces, para la construcción de políticas de Estado con los pueblos y nacionalidades indígenas, el empresariado, la lucha contra la corrupción, los sectores sociales, la libertad de expresión, la educación y el agro. Y la mecánica para lograrlos está pensada como una herramienta para dar cuerpo a la máxima que anunció el 24 de Mayo en su posesión: “nada para ustedes sin ustedes”; “nada sobre ustedes, sin ustedes”.
La movida de Lenín Moreno se antoja un golpe de alta estrategia política y cambia la lógica correísta en estos puntos fundamentales para la sociedad:
- Moreno pone punto final a la guerra correísta: no lo dijo así porque el nuevo Presidente es elíptico. Pero, citando la Biblia, dijo que hay tiempo para la confrontación y hay tiempo para el remanso, para vivir dialogando, para vivir en paz. En este punto, aludió al reencuentro, al perdón, al abrazo sentido en señal de reconciliación. A los suyos dijo que hay que aceptar que “en la otra persona hubo mayor predisposición al acercamiento del que nosotros creíamos”.
Moreno convierte, como hizo Correa, su estilo personal en estilo de gobierno. Salvo que mientras Correa dividió, sembró odio y se declaró principio y fin de todos los procesos institucionales, Moreno no se siente, según dice, poseedor de la verdad, no cree que haya una sola verdad y quiere dialogar, escuchar, ceder y consensuar. En la historia del morenismo se podrá leer que el 20 de junio de 2017, él dio cristiana sepultura al estilo odiador y disociador de Rafael Correa. - Moreno devuelve el balón a la sociedad: la mete en el juego político y prescinde de las formas de representación que se inventó el correísmo para sacar a la sociedad real de la esfera pública. Para eso se inventó comités populares (de su movimiento) o forjó organizaciones sociales destinadas a dejar sin piso a los legítimos representantes de la sociedad, gremios o sectores profesionales. Moreno se dirige a la sociedad realmente existente que es plural, diversa, controversial. Este ejercicio, si se concreta, resucitará la política en el país, devolverá el rol protagónico de la sociedad en democracia, oxigenará los mediadores sociales y ennoblecerá la esfera pública.
- Moreno se saca de encima a Correa y su partido: hoy Lenín Moreno ganó puntos en ese casillero, ajeno para él por la forma como ganó, que se llama legitimidad política. De un golpe, convirtió a los ciudadanos -simples observadores por fuerza de las circunstancias- en aliados potenciales, en interlocutores de su gobierno. Hoy Correa salió seriamente lesionado. Su capacidad de conspirar desde las redes, su deseo de servirse de su partido o de usar la mayoría en la Asamblea, perdió sustancia. Moreno juega a legitimar su mandato desde la sociedad real, ávida de ser oída, de participar, de empujar la democracia y la producción en el país. Este elemento, totalmente novedoso en el juego político, cortocircuita todos los factores de poder que tenía el correísmo a su favor. Moreno no solo escapa a los mecanismos que dejó armados Correa y que lo querían convertir en rehén del ex presidente. Puede incluso escapar al programa de gobierno que pretendieron imponerle y a los planes que le dejaron armados los tecnócratas con sus respectivos presupuestos.
Si Moreno respeta la lógica que echó a correr, cambiará la política en Alianza País: asambleístas y militantes ya no dependerán de las ordenes que Correa pueda dar sino de las realidades-reales de la sociedad y de su capacidad, como primer Mandatario, para interpretarlas y ayudar al país a cambiar democráticamente. Si esto hace Moreno, cambiará toda la dinámica política. - Moreno jala disonancias que afectan su credibilidad: poner a la sociedad en el centro de la política y acabar con el mito del salvador supremo, es un cambio que ubica a Moreno en el campo de los demócratas. Pero oír a Paola Pabón decir que el diálogo no es nuevo porque siempre fue “una vocación y el compromiso central de la Revolución Ciudadana” eriza. Alarma escucharla decir que el gobierno hace este compromiso institucional “desde una profunda convicción ética y revolucionaria. Lo hacemos por nuestra vocación que es la democracia y ese horizonte que es el dialogo y el país conjunto”. ¿Qué entiende esta ministra por democracia, por “respeto a los que piensan diferente”, por “procesar las diferencias en el marco de la democracia y el entendimiento? Pabón enciende todas las alertas cuando habla de la mesa de comunicación porque, para anunciar supuestos cambios, se acoge a todos los conceptos que ayudaron al correísmo (también a ella) a perseguir los medios y periodistas que criticaron todo aquello que, supuestamente, hoy quieren cambiar. ¿Para ella es igual dialogar e imponer; perseguir y consensuar?
Moreno se anotó hoy un enorme poroto en su estrategia política. Pero para operarla requiere de gente cuya historia política no desmienta con creces lo que dice querer cambiar.
Foto: Presidencia de la Repúb
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