martes, 13 de junio de 2017


En esta guerra el troll center está con los correístas

  en La Info  por 
En la guerra entre correístas y morenistas, que se disparó con el escándalo Odebrecht, hay algo muy importante que está bajo el control de los primeros: el llamado troll center y la dirección de diario El Telégrafo. Basta ver el contenido de los mensajes que se colocan en las cuentas que trabajan para ese sistema de activismo digital, que se hizo célebre por su agresiva defensa de Rafael Correa, para saber quién tiene bajo su control ese aparato de comunicación digital. Lo mismo ocurre con el contenido en diario El Telégrafo, que se convirtió en la tribuna para que Correa lance dardos en contra de Lenín Moreno.
El troll center, básicamente, está dedicado a intervenir en la conversación, con un clarísimo fin: desacreditar cualquier pedido de comparecencia de Jorge Glas ante la Asamblea o la justicia, defender a capa y espada al Vicepresidente y, más bien, tratar de que el centro del escándalo sea la constructora brasileña o cualquier otro posible implicado, si es posible el alcalde de Quito, Mauricio Rodas mucho mejor.
Esa línea argumental es precisamente la que mantiene a correístas y morenistas enfrascados en una pugna interna. Mientras los sectores más cercanos al ex presidente y el propio Correa quieren evitar que Glas termine siendo interpelado en la Asamblea o en manos de los tribunales de justicia, el círculo de Lenín Moreno es, más bien, partidario de que Glas no siga desgastando al gobierno. Por eso, creen que sería bueno que se presente ante los organismos pertinentes para ahí dar explicaciones sobre su supuesta participación en el esquema de corrupción de Odebrecht. Este sector morenista piensa que la presión de la opinión pública es legítima pues existen demasiados indicios como para que Glas no sea llamado a la Asamblea. Defender a Glas no es una prioridad para este sector sino, por el contrario, un costo político que no quieren asumir.
En efecto, el mensaje en el que se ha concentrado durante los últimos días ese troll center o ejército de guerreros digitales, como los llama Correa, está dirigido a defender, a capa y espada, la imagen de Jorge Glas. Esta defensa incluye cualquier forma de justificación para que el Vicepresidente no sea llamado a comparecer ante la Asamblea Nacional. La honorabilidad de Glas se ha convertido, pues, en el corazón del mensaje que esas cuentas están dedicadas a transmitir en redes sociales. A eso se suma una urgencia por posicionar la noticia, muy poco divulgada en los medios tradicionales, publicada en un diario brasileño que dice que para la firma del contrato del metro de Quito, Odebrecht debió haber pagado coimas.
Hace poco, el troll center posicionó como tendencia al hashtag #JorgeEsRevolución. Ahí confluyeron mensajes de diversas cuentas con el fin de crear la ilusión de que tras de Glas existe una auténtica fuerza popular que lo respalda. El 9 de junio, en cambio, lograron colocar como primera tendencia al hashtag  para condenar a Teleamazonas por un reportaje que sacaron sobre los casos de corrupción con los que se asocia a Jorge Glas.
Lo que ocurre con el llamado Troll Center es simplemente el síntoma mediático del enfrentamiento que existe en los niveles más altos del Gobierno, donde se ha desatado una auténtica guerra intestina desde que el tema de Odebrecht se activó con las detenciones y allanamientos del 2 junio. Dentro de ese enfrentamiento también juega un papel muy importante la bancada gobiernista de mayoría en la Asamblea. Hasta ahora, los asambleístas de gobierno no han querido llamar a Glas, alineándose más bien con la posición de Correa que con la Moreno.
Es precisamente junto a este segundo grupo que defiende a Glas que está alineado el llamado troll center. Basta ver las cuentas en Twitter de los más importantes operadores de este sistema para constatar que el tema que más los moviliza es la defensa del Vicepresidente. Un operador político que está dentro de la corriente morenista le dijo a 4Pelagatos que para su sector se ha convertido en un problema que fuerzas leales a ultranza de Rafael Correa controlen ciertas posiciones en sectores clave del gobierno como el del manejo de los cuentas de redes sociales. Lo mismo ocurre con El Telégrafo, dijo, admitiendo que ha resultado más difícil de lo pensado desactivar la influencia del ex Presidente en muchos sectores del Estado, como los medios llamados públicos, por ejemplo.
El troll center, además, se ha dedicado a desacreditar a los medios de comunicación que están publicando posiciones críticas a Glas y que dan espacio a los pedidos de que éste comparezca.  Si se observa, por ejemplo, la cuenta del chileno Patricio Mery Bell, un periodista chileno que trabaja como activista en redes sociales para el gobierno, se evidencia que su línea argumental es básicamente afirmar que los partidarios de que Glas responda política y judicialmente por sus vínculos con el tema Odebrecht están contratados por la CIA o forman parte de un complot internacional que, según él, está concebido para afectar al propio Glas y a Rafael Correa. 
Si se sigue las cuentas de los más visibles responsables del manejo de las redes correístas como son, entre otros, Roberto Wohlgemuth, quien trabajó con Vinicio Alvarado en la Secretaría de la Administración, o Amauri Chamorro, uno de los contratistas del correísmo para operar algunos troll centers, se evidencia lo mismo: el objetivo es defender a Glas y neutralizar los llamados que aparecen para que comparezca ante la Asamblea. No se diga en los cientos de cuentas anónimas o falsas que hacen parte de la red.
Para el morenismo la esencia del conflicto con el correísmo es claro: hay que procesar a Glas por los escándalos de corrupción.  Ese es el único mecanismo viable, por ahora, para neutralizar los afanes de Rafael Correa por mantener el control sobre todo el andamiaje político del gobierno. Si Glas es procesado, sostienen, muchas figuras del círculo correísta caerán en desgracia, y así se podrá inmovilizar el operativo político que ya ha montado el ex presidente para no perder el poder que quiere mantener, aunque sea a la sombra.

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