SHOT: Trabaje y no envidie
Asambleístas: dejen de husmear en la lactancia, paren de navegar en las redes, dejen de meterse en las camas, en los valores o en las identidades de los ciudadanos.
21 de junio del 2017
POR: Fanny Zamudio
Chef. Escritora.
Durante la última década, la Asamblea del Ecuador se redujo a recibir proyectos del Ejecutivo que el oficialismo aprobaba sin chistar y la oposición contemplaba pasar. La “obediencia orgánica” de la bancada de AP hizo que legislar se reduzca a la defensa mecánica de los argumentos oficiales, y la consiguiente aprobación eufórica de cualquier disparate que desde el ejecutivo llegase en forma de Ley.
En algún paraje oscuro de la Secretaría Jurídica de la Presidencia, algunos minúsculos asesores picapedreaban la normativa con la caligrafía represiva, intrusiva y regresiva de Alexis Mera; sazonada siempre por los arranques biliares de su majestad. Durante una década irrumpieron en la cultura, los cuerpos, las palabras, la vocación, los bienes y hasta en las conciencias de los ciudadanos. Reemplazaron las políticas públicas, la educación y la información por “edictos reales” que, en cada registro oficial, nos recordaban que éramos súbditos obedientes y no ciudadanos dirimentes.
Si una oportunidad tiene esta Asamblea sin Correa y sin Mera, es retomar el arte de legislar. El bloque oficialista podría inaugurar el razonamiento y el trabajo. La oposición podría dedicarle algo de energía a perfeccionar las leyes y denunciar los absurdos, más allá del pataleo. Dejen de husmear en la lactancia, paren de navegar en las redes, dejen de meterse en las camas, en los valores o en las identidades de los ciudadanos. Tampoco es su tarea es conspirar, ni se les paga por medir el ombligo de su líder. Trabajen por un Ecuador libre, equitativo, seguro, próspero, democrático. Lo demás lo hace el pueblo, su mandante.
En algún paraje oscuro de la Secretaría Jurídica de la Presidencia, algunos minúsculos asesores picapedreaban la normativa con la caligrafía represiva, intrusiva y regresiva de Alexis Mera; sazonada siempre por los arranques biliares de su majestad. Durante una década irrumpieron en la cultura, los cuerpos, las palabras, la vocación, los bienes y hasta en las conciencias de los ciudadanos. Reemplazaron las políticas públicas, la educación y la información por “edictos reales” que, en cada registro oficial, nos recordaban que éramos súbditos obedientes y no ciudadanos dirimentes.
Si una oportunidad tiene esta Asamblea sin Correa y sin Mera, es retomar el arte de legislar. El bloque oficialista podría inaugurar el razonamiento y el trabajo. La oposición podría dedicarle algo de energía a perfeccionar las leyes y denunciar los absurdos, más allá del pataleo. Dejen de husmear en la lactancia, paren de navegar en las redes, dejen de meterse en las camas, en los valores o en las identidades de los ciudadanos. Tampoco es su tarea es conspirar, ni se les paga por medir el ombligo de su líder. Trabajen por un Ecuador libre, equitativo, seguro, próspero, democrático. Lo demás lo hace el pueblo, su mandante.
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