DIARIO EL MERCURIO
Publicado el 2017/06/10 por AGN
Publicado el 2017/06/10 por AGN
[Gerardo Maldonado Zeas]
Luego de 10 años de vacaciones en materia de Fiscalización, la Asamblea Nacional llamará a juicio político a Carlos Pólit, Contralor de la nación, a quien la Fiscalía acusa de presunta concusión en el caso Odebrecht. Se le vio a José Serrano tratando con sus enjutas palabras, de salvar los muebles por la bochornosa votación del grupo de Alianza País, quienes días antes se manifestaron contrarios a aprobar la moción de la oposición, para que la Asamblea pida de manera directa la famosa lista de implicados en el caso de la empresa brasilera.
En este entramado ajedrez de misterio y drama engendrado por la corrupción, todo es posible. La actuación del fiscal Baca Mancheno parecería inaugurar un período de fiscalización seria a tantos presuntos actos irregulares de la década ganada, de no ser porque el caso de Ricardo Rivera tío de Jorge Glas ya fue denunciado hace algún tiempo tanto por el ex asambleísta Andrés Páez, como por Fernando Villavicencio, en ese entonces asesor del ex asambleísta Cléver Jiménez. El ex presidente Correa indicó: “se mantuvo vigilancia a los sospechosos y se ubicaron sus domicilios y oficinas, para poder actuar inmediatamente con las detenciones y allanamientos”; entonces, ¿cómo se enteró Pólit de lo que se venía y salir del país a su residencia en Miami, pocos días antes del operativo?
El vicepresidente Glas, cumple una agenda de medios para tratar de curarse en sano, diciendo no tener relación alguna con su tío Rivera, ni saber nada de los contratos, habiendo sido el nombrado directo del ex presidente Correa para coordinar los sectores estratégicos. Entonces: ¿qué hizo durante todo este tiempo al frente de semejante responsabilidad? Hasta ahora, ninguno de los altos funcionarios del gobierno de Moreno ha salido en su defensa; sólo en la Asamblea los de la línea dura del Correismo, encabezados por la inefable presidenta de la Comisión de Fiscalización María José Carrión, la asambleísta Doris Soliz y alguien más, dicen no tener razones para llamarle a comparecer a Glas, decisión avalada por los votos de la mayoría sumisa y nada deliberante. Pero no es tan fácil como piensan. La Fiscalía investiga 5 contratos por USD 1368 millones ejecutados entre el 2011 y el 2015: Poliducto Pascuales-Cuenca, Hidroeléctrica Manduriacu, Acueducto La Esperanza, Trasvase Daule-Vinces y la Refinería del Pacífico, en las que participó Odebrecht, todas obras de los sectores estratégicos. El 1% de este monto, alrededor de USD 13 millones, según lo indicado por la Fiscal Diana Salazar en la formulación de cargos, es lo que habría recibido por coimas el tío Rivera.
El presidente Moreno en estos primeros días de gobierno se bautiza con aparentes buenos augurios. El y sus asesores deben reflexionar en que el futuro les juzgará por los tiempos oscuros vividos y sus actuaciones positivas o silencios cómplices. Si Odebrecht es un caso que ha indignado al mundo y afectado a varios países, es una obligación moral del gobernante de turno, la fiscalía y justicia, agotar los esfuerzos para encontrar a todos los culpables, sea quienes fueren, incluidos los del circulo más cercano al poder. Pero hay muchos casos más que se van quedando en el olvido. Nuestro querido país no puede convertirse en un fortín de la impunidad. Los ecuatorianos se han liberado del miedo, y exigen respuestas claras y no evasivas, a través de las cuales funcionó el carrusel de silencio del ex fiscal Galo Chiriboga, los órganos de control y la propia dirigencia del Estado Correísta. (O)
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