POR JAIME CEDILLO FEIJÓO
Publicado en la Revista El Observador (edición 99, junio-julio 2017)
Antes de irse el dignísimo, o como dice el genial pájaro Febres Cordero, el ex excelenItísimo, abusando de sus atribuciones constitucionales, firmó decretos que pasarán a engrosar la larga lista de atropellos cometidos por el dueño del circo en una década saqueada. Indultó a uno de los responsables de haber otorgado un préstamo sin garantías a un tal Buñay, por 800 mil dólares. Con ese dinero que le entregaron con una facilidad y agilidad, que ya quisiéramos cualquier mortal ciudadano de este país, los delincuentes de cuello blanco hacían de la suyas con el dinero del pueblo, mientras nos lavaban el celebro con el infame cuento de las manos limpias, mentes lúcidas y corazones ardientes. El pretexto para el perdón de la pena, ha sido, según dijo el cuentero, sin una pizca de verguenza y sin una gota de sangre en la cara; haber manifestado su arrepentimiento del delito cometido. Así nada más. Vaya a la casa que aquí no ha pasado nada. Saludos a Buñay en la Argentina, donde seguramente continuará disfrutando de ese dinerito que le regalaron, no sabemos a cambio de qué. !Hay país, país, país....!.
La otra perla, fue el indulto a las mulas de la droga, sentenciados a cinco años de cárcel, y que hayan cumplido al menos el 30 por ciento de la pena. De un plumazo, a su estilo, aquí hago lo que me da la regalada gana, para eso soy el amo y señor de todos los poderes.
Antes el irse a la casa de la belga, el dignísimo entregó a la Asamblea Nacional, donde continúa reinando una mayoría de Alianza País, gracias a su amigo el condecorado con la alta distinción, por semejante trabajito; un proyecto de ley que busca regular las redes sociales e internet contra los supuestos actos de odio y discriminación. No sabemos si están incluidos también sus perversos amigos que se dedicaban a la ingrata tardea de ofender y amenazar a los que pensaban diferente, claro, lo hacían desde el anonimato, desde la clandestinidad.
Como nos vamos a olvidar esa imagen diabólica, en la última sabatina, rompiendo con furia, con odio, con venganza, un ejemplar de Diario La Hora. Es que no pudo con la prensa independiente, con los periodistas comprometidos con la verdad, que luchan y continuamos luchando, a pesar de las adversidades,en contra de la maldita corrupción que hace miserables a los pobres, y que transformó en millonarios a los revolucionarios de saco y corbata. Fue una década hostil para la Libertad de Expresión. Nunca más ese lenguaje machista, peyorativo, ofensivo, ha prometido el nuevo mandatario Lenin Moreno. Del dicho al hecho hay mucho trecho. Ya veremos si cumple lo que ofreció en campaña y ratificó una vez en el poder. Que la ley de Comunicación, será revisada. Pero sería lindo, como han solicitado diversos sectores de la sociedad, que se la mande al tacho de la basura, junto con el tristemente célebre comisario.
Algo más, estimados observadores, he tenido que acudir nuevamente a la Fiscalía para entregar información solicitada por el ex dignísimo antes de abandonar el trono, quien a pedido de su abogado defensor, que ni siquiera vale la pena mencionar su nombre; por compartir un artículo en mi blog jcelobservador.blogspot.com del periodista Martín Pallares. Ese artículo dice que le ha afectado seriamente su honor y buen nombre. Qué raro que la artillería se dirija a mi persona y no al autor de la publicación. No me van a amedrentar con juicios penales, seguiré cumpliendo con mi deber de informar, denunciar y compartir, porque la libertad de expresión, ni se compra, ni se vende, ni se transa. El tal abogado defensor, ya me demandó y perdió. Una comisión especial designada por el Consejo Universitario de la Universidad de Cuenca, inició un nuevo proceso de investigación, atendiendo una denuncia de este medio de comunicación, con más de cien firmas de respaldo; es el segundo, en la primera, ya lo sancionaron, ahora es por el supuesto delito de fraude y deshonestidad académica. Ya veremos si el Consejo Universitario cumple con su obligación legal y moral, imponiendo una sanción ejemplarizadora. Mil gracias a todas las personas que se han solidarizado con mi persona, rechazando esta nueva intentona. Hasta siempre
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