domingo, 18 de junio de 2017


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Así se organiza la 'revancha del periodismo' contra la violencia en México

Un mes después del asesinato de Valdez, 300 periodistas debaten propuestas para protegerse de la violencia policial y del narco.
Getty
No hay avances en la investigación cuando se cumple un mes del asesinato del periodista Javier Valdez, de Riodoce, en México, aunque desde un principio pareciera muy claro que fuera obra del cártel de Sinaloa.
A su amigo y también periodista, especialista en narcotráfico y varias veces amenazado Diego Enrique Osorno, no parece sorprenderle. En octubre de 2006, se encontraba a cinco metros del periodista estadounidense Brad Will cuando fue asesinado en una manifestación en Oaxaca.
"La investigación fue un desastre, manipulada por las mafias", cuenta Osorno, que declaró como testigo. 
Es uno de los 300 profesionales que se han reunido desde el miércoles y hasta este viernes para analizar la violencia que sufren los periodistas en México. Quieren plantear posibles soluciones ante un panorama desastroso de impunidad y de peligro cada vez que alguien decide contar las cosas que suceden entre el narcotráfico y el Estado, ambos con demasiados lazos.
Más de 100 periodistas han desaparecido desde el año 2000 en el país presidido por Enrique Peña Nieto, según un organismo que depende de la Procuradoría General de la República. 24 más siguen desaparecidos
Para Osorno resulta aún difícil plantear medidas para combatir la violencia que sufren los periodistas. Por ahora, "sentarse a discutir entre veteranos y jóvenes, entre medios de izquierda y de derecha, entre grandotes y chiquitos, entre idependientes y públicos" es el punto de partida para "organizar una revancha del periodismo".
Lo que sí que tiene claro Osorno son "algunas cosas que no hay que hacer". "Por ejemplo, Peña Nieto después del asesinato de Valdez anunció que quería reproducir, en cada uno de los 32 estados, la Fiscalía especializada en crímenes contra la libertad de expresión. Tengo claro que esa no es la solución, porque esa fiscalía ha sido un desastre. No se ha resuelto satisfactoriamente ningún asesinato de periodistas, por lo que resulta iluso creer que la policía mexicana va a hacer una investigación fiable tal y como está a día de hoy".
Y otra: "Se habló de crear una comisión ciudadana con periodistas, acompañando de cerca las investigaciones. Pero, teniendo en cuenta que los carteles de la droga tienen lazos con el gobierno, podrían averiguar quién está colaborando con las fiscalías. Al final, esos periodistas estarían más señalados".
Trabajar con escolta policial —a Osorno se la han puesto en momentos puntuales— tampoco es garantía de nada. " Si hubieran resuelto matarme, lo habrían hecho. Además, yo hago investigación e imagínate llegar a una familia de víctimas de la violencia con todo un aparato policial para hacer entrevistas", añade.
Algún mecanismo internacional con expertos de otros países sí podría aportar algo de luz, opina el periodista pero, en cualquier caso "no se trata de buscar soluciones mágicas ni crear propuestas con enojo y tristeza, sino con la mayor frialdad posible". 
Sin duda, las marchas, protestas y jornadas como estas para que el problema adquiera visibilidad son fundamentales para cualquier avance. Aunque toda mejora resulta muy difícil en un país en el que se produjeron 19.000 homicidios en 2016.
En el manual que surgió como resultado de las jornadas, habrán participado medios como The New York Times y organizaciones como Reporteros Sin Fronteras.
Por ahora, los periodistas estuvieron de acuerdo en convocar a la ONU y a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos para que participen e impulsen la reflexión colectiva. "Estamos preocupados porque en Estados Unidos se están aprobando por la vía rápida medidas para proteger a periodistas y les decimos: esperen y abramos esta discusión", dijo la reportera Marcela Turati en una de las conferencias. 

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