Belén Páez, presidenta de la Fundación Pachamama, indica que
apelarán ante el Ministerio del Ambiente, el acuerdo para disolverla. Asegura
que el decreto 16 tiene inconsistencias legales.
¿Qué gestiones van a hacer tras la disolución por parte del
Gobierno de la Fundación Pachamama?
Hemos presentado el miércoles (hace dos semanas) un recurso
de apelación ante el Ministerio (del Ambiente), que es la entidad que nos
emitió un acuerdo para disolver la fundación. Hemos ido por los canales
administrativos. Estamos en la espera de una respuesta formal por parte del
Ministerio, el 6 de enero.
Pero, en la realidad, ¿qué están esperando, pues la decisión
es del Ejecutivo y, desde entonces, se ha ratificado en ella?
Primero seguimos insistiendo en que rechazamos completamente
lo que el Gobierno ha decidido. Rechazamos que no hayamos tenido una debida
notificación, un debido proceso, derecho a defendernos.
Queremos tener, después de una acción de apelación, un
proceso justo que nos permita tener respuestas claras para pedir la derogatoria
del acuerdo ministerial.
¿Cuántas personas estaban en la Fundación?
La Fundación Pachamama cuenta con un equipo de ocho personas,
entre nacionales y extranjeros. Tenemos abogados, geógrafos, sociólogos,
politólogos, comunicadores y la gente del área administrativa. Muchos de ellos
son consultores.
La reacción social ante la disolución ha sido menor a la
esperada en otros tiempos.
¿Cómo la juzgan ustedes?
No, al contrario. Mire, primero, la Fundación Pachamama no ha
estado vinculada nunca a la política partidista, y hemos sido siempre una
organización independiente trabajando con unos objetivos muy claros de
dedicación a la Amazonía y a los pueblos indígenas. La solidaridad que se
expresa es enorme y principalmente proviene del exterior: tenemos más de 400
organizaciones y redes que se han pronunciado y que han enviado cartas
directamente a la ministra Tapia. Esa conciencia, ese interés, no solo es de la
sociedad civil sino también de la organización Naciones Unidas, incluso de
parlamentarios de Europa. Eso nos permite ver la solidaridad y el entendimiento
internacional sobre la importancia de nuestro trabajo.
Pero, ¿en el plano interno...?
También hemos recibido más de 200 cartas de solidaridad, que
han sido enviadas a las autoridades. Frentes de sociedad civil y derechos
humanos y Conservación y también las contrapartes indígenas con las que hemos
trabajado desde hace 16 años.
Si ha habido solidaridad con ustedes en el terreno, no se ha
notado. ¿Dónde han trabajado ustedes durante estos 16 años?
La Fundación Pachamama ha trabajado principalmente en el
centro-sur de la Amazonía y las contrapartes son aliados históricos como el
pueblo quichua Sarayaku, la nacionalidad Achuar del Ecuador, la nacionalidad
Shiwiar y la nacionalidad Zápara, entre otros grupos amazónicos. El valor
agregado de esta relación ha sido una altísima confianza. Hemos tenido y
trabajado a través de convenios institucionales, y son ellos los que, en las
últimas semanas, incluyendo el Frente de Defensa de la Amazonía, con el que
hemos trabajado en la defensa del caso de los afectados, nos han dado el
respaldo y han rechazado, frente al Gobierno, esta disolución.
Ustedes han dicho públicamente que no tuvieron nada que ver
con los hechos de violencia en la marcha del 28 de noviembre.
Legalmente, ¿qué piensan hacer?
Es importante que enfaticemos que es cierto que no
participamos de ningún acto violento en esa marcha. La Fundación Pachamama sí
cree en la protesta como un mecanismo de defensa de derechos, pero en 16 años,
nunca ha apostado por la violencia.
Eso no está en su carácter institucional. Tenemos un
historial que tiene que ver más con el tema académico, el desarrollo en las
comunidades...
¿Cómo se van a defender?
En primera estancia, lo que hemos hecho es ir al Ministerio
(del Ambiente). Hemos pedido una apelación a este acuerdo que nos disuelve.
Esperamos una respuesta. Si no es favorable, pues, vamos a seguir con una
acción de protección. Si estos recursos se agotan, vamos a proceder con un
recurso de apelación ante las instancias de derechos humanos a nivel
internacional. Ahora hay otro ámbito de daños y perjuicios que tiene que ver
con el orden administrativo de la fundación: los temas laborales, tributarios,
de los activos, entre otras cosas, que debemos resolver en las próximas
semanas.
¿Ustedes no han podido entrar a sus oficinas?
No. Cuando fuimos disueltos, el 4 de diciembre, tuvimos que
salir en condiciones bastante difíciles: solo estaban cuatro personas en la
oficina. No pudimos sacar equipos ni documentos o cosas personales. Una de las
cosas que hemos pedido con el tema de la derogatoria es tener la posibilidad de
entregar el espacio físico, que no es nuestro, es arrendado y hay varias
implicaciones.
¿Bajo qué argumento piensan recurrir a las instancias
internacionales, pues el Gobierno puede afirmar que actuó amparado en un
decreto ejecutivo?
Sobre el decreto 16 me gustaría hacer un paso hacia atrás.
Hay ausencias, inconsistencias legales que nos generan mucha preocupación
porque, simplemente, nos han disuelto sin procesos, sin el debido proceso de
descargo, y esto genera un vacío legal y constitucional. Ahora, no soy abogada
pero un grupo de abogados en un momento determinará qué es lo que se puede
hacer y cuáles son los derechos que nos ampararían a nivel internacional.
¿La administración emitió señales o alertas que les hicieran
pensar que se venía la disolución de la fundación?
Durante 16 años, la Fundación Pachamama, como organización
defensora de derechos humanos y de derechos colectivos, ha sido, no solamente
por este Gobierno, bastante monitoreada, incluso perseguida. Por ejemplo, el mismo
José Serrano fue abogado defensor del caso Sarayaku en 2003 y, cuando él estaba
bajando a Puyo fue interceptado y amenazado por personas que le decían que no
siguiera defendiendo más este caso. Durante los 16 años, hemos sido
monitoreados por el Estado central sobre por qué acompañamos al movimiento
indígena y por qué estamos opuestos a la ampliación de la frontera petrolera.
En los últimos meses no hemos tenido nada formal que cause una tensión por
parte nuestra. De hecho, el Ministerio de Ambiente, en marzo de este año, nos
aprobó como es usual nuestro informe, tanto de gestión como de auditoría, y nos
entregaron el nombramiento de nuestro nuevo representante legal.
Formal no tuvieron nada, pero ¿indirectamente?
Indirectamente, hubo encuentros y sucesos del año pasado pero
fueron más casuales que formales. Personalmente me encontré en una iglesia con
el Presidente, que fue mi profesor dos años, yo fui su asistente. Él me dijo:
Belén, ya deberían dejarse de amarrarse a los árboles o hacer estas demostraciones
de proteger a la naturaleza. Lo que necesitamos en combatir la pobreza.
Tuvimos una conversación muy ligera, pero él me llamó a la
Presidencia para hacer un reporte sobre lo que hacía Pachamama. Tuve un
reporte, efectivamente, con un grupo de la Presidencia. En la red escribí las
condiciones en las que Fundación Pachamama trabajaba y cuáles eran nuestros
ámbitos de acción. También tuve una conversación, en noviembre del año pasado,
con Wilson Pástor. Él dijo: Bueno, ¿qué es lo que usted observa en este mapa de
la undécima ronda? ¿Qué observa en el centro sur de la Amazonía? ¿Qué podría
aportar en este sentido? La conversación fue bastante clara, cuando se hizo la
mención de que se liberen bloques que no deberían estar en ciertos territorios
porque hay condiciones muy sensibles...
Entonces, en esos encuentros hubo desencuentros.
En esos encuentros lo que hubo fue información por nuestra
parte. Desarrollamos el tema de lo que hace la Fundación Pachamama, pero no
hubo una alerta, una restricción en prohibirnos hacer algo. Por nuestra parte
permitimos que ellos tengan la información suficiente sobre lo que estábamos
haciendo.
¿Cuál fue la reacción del Presidente cuando le contó lo que
están haciendo y él le pidió que desistiera de ciertas acciones?
Para ese encuentro en la Presidencia, el Presidente no estaba
presente. Estuvieron sus asesores.
No en la Presidencia. En la iglesia donde dice haberlo
encontrado.
Sonrisas. Le conté, brevemente, que estamos haciendo un
proyecto de transporte solar que va a cubrir 100 kilómetros de transporte
fluvial en Pastaza, con todo el tema de tecnología solar. O que estamos
trabajando en salud materno-infantil. Entonces, él dijo: esto no basta, ahí hay
algo que es más profundo. Y se refirió, específicamente, al tema del combate a
la pobreza. No fue una conversación muy larga, pero esos fueron los
antecedentes.
No hubo, como le digo, nada formal que a la Fundación
Pachamama le hubiera permitido precautelar sus recursos, sus activos, su
oficina, su personal. ¡Fue algo tan imprevisto!
Entonces, ¿la disolución fue una total sorpresa para ustedes?
Fue una sorpresa, y por eso es tan permanente e insistente
nuestro rechazo ante esta acción que el Gobierno ha tenido, porque no hubo un
proceso previo, una notificación debida, la posibilidad de hacer nuestros
descargos. Nosotros sí consideramos un acto completamente violento nuestra
disolución.
¿Cómo se la explica?
Al no haber participado en ningún acto violento directo en
esta marcha ni en ninguna otra...
Pero sí estuvieron presentes...
Estuvimos cubriendo el evento...
Eso hace parte de la explicación.
No veo que esa sea una explicación.
No la violencia, pero quizá estar presentes en
manifestaciones contrarias a la política gubernamental en la Amazonía.
Bueno, de hecho Pachamama apoya al movimiento indígena. Y
creemos que lo que está establecido en la Constitución, está violentándose en
el establecimiento del proyecto de la undécima ronda; específicamente con el
tema del consentimiento previo, libre, informado que no se ha cumplido.
Es muy importante anotar que nosotros creemos en la protesta
como un mecanismo de disentir, como un mecanismo de expresar que no estamos de
acuerdo con ciertas políticas y las vamos a seguir haciendo a futuro, a nivel
personal. Entonces, sí apoyamos esos procesos de las organizaciones indígenas.
(JH)
La Fundación sí ve en la protesta un mecanismo de defensa,
pero nunca ha apostado por la violencia...
Personalmente me encontré en una iglesia con el Presidente,
que fue mi profesor, yo fui su asistente...
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