viernes, 10 de enero de 2014

Exijamos la verdad



Por: Jeanette Hinostroza
Siempre he admirado la increíble capacidad de los caricaturistas para resumir en un par de imágenes la realidad del país y, además, causar risa. Javier Bonilla “Bonil”, caracterizado por su talento, ironía y acidez, se convirtió en el nuevo blanco del Gobierno y estrella principal de las sabatinas. El tema de las denuncias de Fernando Villavicencio y Cléver Jimenez al parecer los tiene con los nervios de punta y ya no saben cómo evitar que se difundan las críticas que la prensa y la sociedad han hecho a la forma en que se realizaron los allanamientos en busca de supuestas pruebas que demuestren que el asambleísta y su asesor supuestamente robaron o compraron información privada como correos electrónicos de altas autoridades del Gobierno para sustentar algunas de sus denuncias de corrupción.

La rabia gobiernista a la que se plegan Fiscalía, policía, asambleístas y demás funcionarios, que cada día con sus torpes acciones nos confirman que los poderes del Estado hoy forman parte de un solo chaulafán, se centra en desprestigiar a quienes se atreven a comentar los hechos, pero nadie aclara los contenidos de las denuncias.
Fernando Villavicencio colgó un video en las redes sociales denominado “La Ruta G” en donde revela supuestas irregularidades en el contrato con Petrochina e incluso describe el camino reocrrido por ese crudo que no terminaría en China, sino supuestamente en los tanques de Chevron en Estados Unidos. Villavicencio cita en este video un informe de Contraloría entre otros documentos que sustentarían su denuncia.  Jiménez acaba de revelar un supuesto perjuicio al Estado ecuatoriano de $200 millones en la venta de Ecudos y también muestra documentos que merecemos saber qué contienen. Si Villavicencio y Jiménez robaron información que lo demuestren y los sancionen si es del caso, pero que también aclaren y se investiguen las denuncias que están haciendo. La sociedad merece saber la verdad independientemente de cómo o quién obtenga y publique la información. Assange robó información y aquí lo catalogaron adalid de la libertad de expresión porque publicó información que teníamos derecho a saber; ¿por qué esas mismas personas no aplauden la actitud de Villavicencio y Jimenez y defienden nuestro derecho a conocer y contrastar sus denuncias de corrupción?
Esta semana se difundió a través de twitter una solicitud de la Superintendencia de Comunicaciones a Diario El Universo para que envíe una copia auténtica de la caricatura de Bonil que hace referencia al allanamiento de la casa de Fernando Villavicencio. Se le cuestiona que en la nota al pie de la caricatura no se mencionó que el operativo fue en busca de los correos que supuestamente robaron el asambleísta y su asesor. ¿Antes de sancionar a Bonil la Superecom nos dejará ver los supuestos correos de la polémica, como para saber qué tan grave fue la supuesta omisión de esa información? ¿Podremos hacer preguntas u opinar sobre sus contenidos? ¿Ya que el Superintendente de Comunicación se declaró “parcializado en favor de la sociedad” exigirá que nos digan la verdad?

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