Por: Jeanette
Hinostroza
Siempre
he admirado la increíble capacidad de los caricaturistas para resumir en un par
de imágenes la realidad del país y, además, causar risa. Javier Bonilla
“Bonil”, caracterizado por su talento, ironía y acidez, se convirtió en el
nuevo blanco del Gobierno y estrella principal de las sabatinas. El tema de las
denuncias de Fernando Villavicencio y Cléver Jimenez al parecer los tiene con
los nervios de punta y ya no saben cómo evitar que se difundan las críticas que
la prensa y la sociedad han hecho a la forma en que se realizaron los
allanamientos en busca de supuestas pruebas que demuestren que el asambleísta y
su asesor supuestamente robaron o compraron información privada como correos
electrónicos de altas autoridades del Gobierno para sustentar algunas de sus
denuncias de corrupción.
La
rabia gobiernista a la que se plegan Fiscalía, policía, asambleístas y demás
funcionarios, que cada día con sus torpes acciones nos confirman que los
poderes del Estado hoy forman parte de un solo chaulafán, se centra en
desprestigiar a quienes se atreven a comentar los hechos, pero nadie aclara los
contenidos de las denuncias.
Fernando
Villavicencio colgó un video en las redes sociales denominado “La Ruta G” en
donde revela supuestas irregularidades en el contrato con Petrochina e incluso
describe el camino reocrrido por ese crudo que no terminaría en China, sino
supuestamente en los tanques de Chevron en Estados Unidos. Villavicencio cita
en este video un informe de Contraloría entre otros documentos que sustentarían
su denuncia. Jiménez acaba de revelar un
supuesto perjuicio al Estado ecuatoriano de $200 millones en la venta de Ecudos
y también muestra documentos que merecemos saber qué contienen. Si
Villavicencio y Jiménez robaron información que lo demuestren y los sancionen
si es del caso, pero que también aclaren y se investiguen las denuncias que
están haciendo. La sociedad merece saber la verdad independientemente de cómo o
quién obtenga y publique la información. Assange robó información y aquí lo
catalogaron adalid de la libertad de expresión porque publicó información que
teníamos derecho a saber; ¿por qué esas mismas personas no aplauden la actitud
de Villavicencio y Jimenez y defienden nuestro derecho a conocer y contrastar sus
denuncias de corrupción?
Esta
semana se difundió a través de twitter una solicitud de la Superintendencia de
Comunicaciones a Diario El Universo para que envíe una copia auténtica de la
caricatura de Bonil que hace referencia al allanamiento de la casa de Fernando
Villavicencio. Se le cuestiona que en la nota al pie de la caricatura no se
mencionó que el operativo fue en busca de los correos que supuestamente robaron
el asambleísta y su asesor. ¿Antes de sancionar a Bonil la Superecom nos dejará
ver los supuestos correos de la polémica, como para saber qué tan grave fue la
supuesta omisión de esa información? ¿Podremos hacer preguntas u opinar sobre
sus contenidos? ¿Ya que el Superintendente de Comunicación se declaró
“parcializado en favor de la sociedad” exigirá que nos digan la verdad?
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