Gerardo Maldonado Zeas
Por AGN -7 abril, 20183
El anuncio del Plan Económico realizado por el presidente Moreno, dejó a los correistas con el vestido comprado para disfrutar la fiesta del “paquetazo”, que según los sectores productivos y expertos analistas, no se produjo. Esperaron se inicie la tan esperada “venganza”, cuando creyeron que se tomarían medidas ortodoxas, como la eliminación del subsidio al gas.
El anuncio del Plan Económico realizado por el presidente Moreno, dejó a los correistas con el vestido comprado para disfrutar la fiesta del “paquetazo”, que según los sectores productivos y expertos analistas, no se produjo. Esperaron se inicie la tan esperada “venganza”, cuando creyeron que se tomarían medidas ortodoxas, como la eliminación del subsidio al gas.
El morenismo dice haber encontrado un camino distinto para palear la dura crisis, consecuencia del diálogo con varios sectores. Fueron 14 temas sobre los cuales los ministros de cada área deberán instrumentalizar su aplicación. La medida más preocupante fue la del incremento de los aranceles a productos de consumo, con lo cual otra vez se generará un estancamiento en las actividades comerciales, tal como ocurrió con las famosas salvaguardias.
Medidas interesantes serán aquellas como la eliminación del absurdo anticipo al impuesto a la renta o impuesto mínimo a partir de 2019, que en la actualidad resta liquidez a las entidades productivas, pero sobre todo obliga al pago de tributos a empresas que no tienen utilidades al final del ejercicio económico. Y la progresividad en la reducción del Impuesto a la Salida de Divisas, siempre que el saldo de la balanza de pagos sea favorable, convertido en un dique para incentivar la inversión extranjera.
El anuncio del Plan Económico ha dado cierta tranquilidad al país. Los ecuatorianos creen que una reducción de 1000 millones anuales en el gasto, la desaparición de las empresas públicas deficitarias, y la eliminación de cargos que le volvieron al Estado obeso, será una manera de reivindicar el derroche de la década perdida. Para los escépticos la ejecución de las aspiraciones presidenciales, deberá sortear más de un escollo; por ejemplo, la implementación de nuevas modalidades de trabajo para flexibilizar el mercado laboral, será un punto de reclamo del ala radical de los sectores sociales, porque además si existen cambios en la ley, deberán pasar por la Asamblea Nacional donde cualquier cosa puede suceder. Además de la lucha interna que deberá librar Lenín con los de la línea dura, encabezada por la propia vicepresidenta.
A estas horas, el CPCCS transitorio ya empezó a cumplir el rol que le encomendó el pueblo, mandando a la casa al ex Superintendente de Economía Popular y Solidaria, Patricio Rivera, y colocando alarmas en contra del Consejo de la Judicatura, el CNE y la Superintendencia de Bancos, entidades sobre las cuales existen serias sospechas de actuaciones abusivas y al margen de la ley. Y de seguro también analizará la conveniencia de mantener a funcionarios o estructuras inservibles que engrosaron el abultado aparato estatal, sin ninguna contribución palpable para el desarrollo del país. El rol de este Consejo, de devolverle la confianza a un país asolado por el descaro y el abuso en todos los ámbitos, es una palanca clave de apoyo para darle confiabilidad al Plan Económico. El otro soporte será identificar con absoluta claridad al interior del equipo de gobierno, a quienes creen de verdad en el horizonte trazado, pues en medio de tantos aferrados al poder, siempre existen los traicioneros profesionales. Habrá que esperar. (O)
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