Mario Jaramillo Paredes
Por AGN -5 abril, 201818
Días antes del ataque a Angostura-cuando el ejército colombiano sorprendió a fuerzas de las FARC que descansaban en territorio ecuatoriano- un grupo de jóvenes -y otros no tan jóvenes- hizo un tour para visitar a los guerrilleros y estudiarles “in situ”.
Días antes del ataque a Angostura-cuando el ejército colombiano sorprendió a fuerzas de las FARC que descansaban en territorio ecuatoriano- un grupo de jóvenes -y otros no tan jóvenes- hizo un tour para visitar a los guerrilleros y estudiarles “in situ”.
Pertenecientes algunos a la universidad Autónoma de México, habían venido al Ecuador para participar en un “congreso bolivariano”. La mayoría de ellos, desgraciadamente murieron en el bombardeo, pero cuando menos tres lograron salvarse, entre ellos una joven mexicana y dos colombianas. Una de las sobrevivientes declaró que su visita al campamento guerrillero tuvo como finalidad investigar con fines “académicos” cómo se llevaban a cabo las actividades culturales en ese campamento, pues estaba trabajando en su tesis de grado sobre arte revolucionario…
El ataque a Angostura- un campamento ubicado en territorio ecuatoriano a dos kilómetros de la frontera con Colombia- dejó varios puntos en claro. Primero: que la narco-guerrilla colombiana ocupaba con toda comodidad territorio ecuatoriano para descansar y reabastecerse. Segundo, que la ubicación de algunos de esos campamentos de las FARC, era tan conocida, que los estudiantes hacían paseos para ver cómo vivían los combatientes en tiempos de ocio. Tercero: que resultaba inexplicable que el gobierno ecuatoriano no conociera sobre esos campamentos.
Angostura fue ciertamente un ataque a la soberanía ecuatoriana. Pero lo curioso fue que el gobierno nacional no consideraba una violación a la soberanía que guerrilleros colombianos tuvieran cómodos campamentos en nuestro territorio. Más aún, la tesis oficial del gobierno en aquel entonces era que no debíamos hablar de guerrilleros, sino de “irregulares”.
El enfrentamiento diplomático que se produjo después de Angostura llegó al punto más candente cuando el presidente colombiano Uribe leyó en medio de una reunión de la OEA, documentos provenientes de la computadora del jefe guerrillero, Raúl Reyes- muerto en el ataque- en donde se hablaba de aportes económicos de las Farc a la campaña electoral de Correa y de visitas regulares de altos funcionarios ecuatorianos a los campamentos “irregulares”.
El enfrentamiento diplomático que se produjo después de Angostura llegó al punto más candente cuando el presidente colombiano Uribe leyó en medio de una reunión de la OEA, documentos provenientes de la computadora del jefe guerrillero, Raúl Reyes- muerto en el ataque- en donde se hablaba de aportes económicos de las Farc a la campaña electoral de Correa y de visitas regulares de altos funcionarios ecuatorianos a los campamentos “irregulares”.
Hoy, diez años después de los hechos de Angostura –marzo del 2008- el Presidente Lenín Moreno- que obviamente sabe de qué habla- ha señalado que la situación de violencia en la frontera con Colombia tiene entre otras causas, la permisividad extrema que hubo con los guerrilleros y narcotraficantes y, del desmantelamiento de las Fuerzas Armadas durante el gobierno de Correa con helicópteros que se caen, aviones viejos, radares fronterizos que no funcionaban. Era parte de un proceso que debía llevar a terminar con las Fuerzas Armadas. Lo que no dice es que el plan era convertirlas en una tropa al servicio del caudillo, como ocurre en Venezuela. De hecho si Ecuador no llegó a ser Venezuela fue porque aquí no alcanzaron a tomarse el ejército.
Si a todo eso se suma el hecho de que en las Farc son pocos los que dejaron las armas, mientras la mayoría no lo hizo, se entiende lo que ocurre en estos días en la frontera con Colombia. (O)
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