viernes, 20 de abril de 2018


Augusto Ramírez
ECUADOR, ENTRE UN LIDERAZGO DE REFRI Y UN PRESIDENTE VACÍO
Todos sabemos que si adquirimos un alimento y lo metemos en la refrigeradora, dejándolo allí para jamás abrirlo, terminará pudriéndose y ya no servirá ni como comida de animales, excepto para gusanos y cucarachas. Como ciudadanos deberíamos comprender que esa misma lógica se aplica al liderazgo político. Si se lo tiene hay que usarlo, y si no se lo tiene hay que construirlo. Cualquier periodista o político que pretenda vender la idea de que un país puede sobrevivir sin liderazgo y solamente a punta de diálogo está mintiéndole a la gente.
Lenin Moreno todavía no ha cumplido un año de mandato y en la sociedad ya se siente un extraño vacío. ¿No les ha pasado que en cualquier conversación siempre aparece alguien que, siendo correísta o anticorreísta, repara en que el país no tiene rumbo, que no hay norte, que hay tranquilidad pero que no sabemos a dónde vamos?
Seamos sinceros: ni el presidente ni su equipo de colaboradores tienen una noción básica de cuál es el sendero por el que se quiere encaminar a la nación. Su fracaso no radica en su incompetencia, en su ignorancia para manejar la cosa pública, en su vacuidad para construir argumentos o en su sinvergüencería para justificar un cambio de camiseta despreciable. No. Su fracaso como gobierno radica en que este simplemente no es un gobierno sino más bien una suma de argollas que integran una sábana precaria y hedionda que se está rompiendo por todos lados.
A los oídos del presidente Moreno llegan consejos contradictorios y antojadizos de gente como Gustavo Larrea, Julio Bueno o Augusto Barrera. Y aquí cabe una pregunta muy simple: ¿con qué intención lo aconsejan? ¿Lo hacen porque están pensando en cómo ayudar al Presidente a no caerse y alcanzar un espacio mínimo de gobernabilidad? ¿O lo hacen porque están pensando bajo la lógica de la argolla y utilizan al Presidente como “juez de aguas” para ventilar rencillas y ajustar cuentas entre los diferentes grupos que hacen antesala en el despacho presidencial?
Después de todo lo que hemos visto, resulta evidente que esos “consejeros” están operando bajo el criterio de la argolla. Por eso le tendieron a Moreno la trampa de una consulta popular mal planteada, pésimamente ejecutada y sin la mínima noción de qué se quería conseguir con ella. Como que fue pensada solamente para que Larrea hiciera proselitismo y levantara su imagen. Por eso vemos que los mensajes que el presidente comunica a los ciudadanos son completamente vacíos, inútiles, prescindibles. Qué mejor para los líderes de las argollas que el liderazgo del presidente no exista. Están en su papayal, pues. Todos pueden saltarse la cerca, perseguir soterradamente a sus compañeros de gobierno y hablar de ética mientras tratan de sacarse con aguarrás el membrete de correístas que ellos mismos se tatuaron lambisconamente durante estos diez años en la frente.
Y así, mientras los gusanos y cucarachas sí están dispuestos a comerse el alimento podrido del vacío de liderazgo que Moreno dejó guardado durante casi un año en la refrigeradora, el presidente se ha quedado mirando cómo se incendia el país, mientras entona, muy mal además, sus cancioncitas de mal gusto. En fin, un Nerón que en lugar de lira se fusila a Serrat con su voz destemplada.
Y así dicen que vamos a llegar muy lejos. Ya veremos.

 

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