domingo, 15 de abril de 2018
¿REGRESO DE LA BASE DE MANTA?
Francisco Escandón Guevara
Ecuador es víctima de una repetición de atentados suscitados en la frontera norte. A decir de
los voceros oficiales, todo ello constituyen una reacción de grupos delincuenciales afectados
por el eficaz combate gubernamental al narcotráfico.
Esos atentados y el secuestro de tres comunicadores causan pánico en el país por el potencial
riesgo que proliferen acciones semejantes en otras provincias, pues no se trata tan sólo de un
asunto de armas y milicias, sino su connotación tiene también dimensiones geopolíticas y
socioeconómicas.
Es necesario señalar que las vulnerabilidades de los organismos de inteligencia son de
responsabilidad exclusiva del correísmo que prefirió perseguir y reprimir a la oposición, antes
que precautelar la seguridad y defensa pública. Basta con recordar que la recién extinta
Secretaría Nacional de Inteligencia (SENAIN) estuvo involucrada en corruptos gastos
reservados, compra de equipos para el espionaje político y coacción a los objetores del
oficialismo.
Mientras que la respuesta del morenismo, frente a los lamentables acontecimientos,
demuestra su naturaleza burguesa y su debilidad política; pues más allá de las confusas
declaraciones públicas de sus ministros, en la práctica solicitó colaboración –léase auxilio- al
Departamento de Estado Norteamericano que opera en el Ecuador a través del Comando Sur,
la CIA, la DEA, etc., en condición dirigente y de absoluta cesión de la soberanía nacional.
Por otro lado los sectores oligárquicos, los grandes grupos económicos de poder, honran su
condición pro yanqui al exigir el retorno de los militares norteamericanos a la Base de Manta
justificando que es la única alternativa para detener la criminalidad creciente, incluso a riesgo
de hipotecar la soberanía nacional.
Si existiera una relación condicional que ligue la instalación de bases militares norteamericanas
con la reducción de producción y tráfico de drogas, Colombia que tiene 7 bases extranjeras en
su territorio (Cartagena, Malambo, Palanquero, Apiay, Telemaida, Bahía Malanga, Tres
Esquinas) hubiera derrotado al negocio de las drogas y el paramilitarismo hace décadas atrás.
Incluso la propia experiencia ecuatoriana, a partir de la instalación en Manta del Puesto de
Operaciones Avanzadas de los Estados Unidos, como parte de la estrategia del Plan Colombia,
señala una serie de violaciones a los derechos humanos, el hundimiento de barcos pesqueros
artesanales dentro del mar territorial, las desapariciones forzadas de activistas, el bombardeo
de Angostura, la explotación sexual y trata de blancas, la impunidad judicial legalizada para el
personal norteamericano que operaba en la Base Militar, etc.
La verdad es que detrás de la exigencia del retorno de los norteamericanos a la Base de Manta,
están poderosos intereses que pretenden recuperar la hegemonía yanqui en Latinoamérica,
pues está amenazado su poderío por la disputa interimperialista de China y Europa.
El efectivo combate a las drogas y a la criminalidad derivada, no sólo depende de impedir la
producción y tráfico internacional, pues debe fundamentalmente romper la cadena de
comercialización en el consumo; en términos estrictamente mercantiles sin demanda no hay
oferta. Por ello es que los Estados Unidos de Norteamérica, dentro de sus fronteras nacionales,
deben ganar la batalla contra las mafias dueñas del negocio de los estupefacientes, que sólo
en el año 2008 recibieron capitales por USD.500.000 millones, equivalente a 5 veces la
economía del Ecuador, a cambio de extender las adicciones narcóticas.
Finalmente el Ecuador es un país libre de cultivos ilícitos, pero progresivamente se está
constituyendo en un territorio usado por la exportación de estupefacientes (el historial de las
incautaciones de drogas del 2013 al 2017 superan las 400 toneladas), para la legalización de
dinero sucio e incluso para un creciente consumo que compromete la salud pública de niños,
adolescentes y de la población en general, pero ello no justifica la enajenación de la soberanía
con la presencia de los gringos en la Base de Manta.
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