¿Otro Lenín Moreno emerge de la frontera?
La crisis en la Frontera –con siete muertos y dos rehenes más en manos de un frente narcoterrorista– ha transformado a Lenín Moreno. Lo ha forzado a definir la política en el campo de la seguridad fronteriza, judicializar a su antecesor y zanjar su relación con su gabinete. Moreno ha decantado el nuevo momento de su gobierno en dos entrevistas con Andrea Bernal de TNT24 y Fernando del Rincón de CNN. De ellas, se pueden leer estos cambios fundamentales:
- Moreno aterriza en la realidad: el Presidente reconoce que en su gobierno ha habido un desconocimiento absoluto de los carteles de la droga. Que Ecuador no estaba preparado para esta coyuntura. Que el gobierno de Rafael Correa, como si lo hubiera hecho a propósito, descabezó la cúpula militar y policial y dejó esas dos fuerzas sin liderazgos. Que de 7 helicópteros comprados, cuatro se cayeron. Que no se compró el armamento debido. Que los radares comprados a la China no funcionaron. En una palabra, que la crisis lo cogió desprevenido, desinformado y sin preparación alguna.
- Moreno judicializa a Correa (I):: aquello que ha descubierto en forma dramática en la frontera, lo lleva a señalar sin ambages a su antecesor. Sus frases figurarán sin duda en el expediente que la Fiscalía abrirá, en algún momento, sobre lo que ocurrió en la frontera durante el gobierno de Correa: “parece que había un acuerdo tácito para no molestarse mutuamente”. “El traslado de drogas se hacía en forma libre por el país”. “Nosotros construimos una carretera que no va a ninguna parte; saque usted sus conclusiones”. Del Rincón le pregunta: ¿a quién le convenía que las cosas no salgan bien con los tres secuestrados? Moreno responde: “a varias personas y entre otras al expresidente Correa”.
- Moreno judicializa a Correa (II): el video que Fernando del Rincón le mostró circula desde hace unos seis años. En él un ex integrante de las FARC, Alexander Duque, alias Chorizo, dice que Paco Velasco sirvió de enlace para recibir plata para la campaña de Correa. No hay nada nuevo en esa acusación, que Velasco ha negado. Lo nuevo es que el mismo Presidente de la República pida una investigación sobre un capítulo oscuro que relaciona a Correa con las FARC. Esto equivale a judicializar el caso del financiamiento de la campaña electoral de 2006 (Moreno corrió para vicepresidente), que involucró, en primera línea, a Correa, su hermano Fabricio, el ex coronel Jorge Brito y Paco Velasco.
- Moreno acepta parte de su culpa: ¿Nada vio, nada oyó en la vicepresidencia? ¿Nada sabía del mal manejo económico, de la corrupción, de la connivencia que denuncia con el narcotráfico en la frontera? Moreno no ha respondido, en forma convincente, esas interrogantes. Siempre las ha evacuado diciendo que a él le pidieron ocuparse de las personas con discapacidad. Punto. Ahora se reconoce culpable por omisión. Y según dice sigue purgando su culpa.
- Moreno asume su liderazgo: el Presidente se alía con la opinión para liberarse de amarras internas (amistades, lealtades, alianzas) y asumir así su liderazgo. De otra forma no se entiende por qué puso públicamente plazos a los ministros más cuestionados para capturar a alias Guacho. Lo mismo hizo ante las cámaras con su ministra de relaciones exteriores. Cuando informa que ha ordenado que frene “esas conversaciones y nuestra condición de garante mientras el ELN no frene las actividades terroristas” (…) remata de esta forma: “Y la señora Canciller tiene la obligación de cumplirla”. ¿Acaso no es obvio que un ministro cumpla una directiva presidencial? Esta frase muestra que a Moreno se le llenó la copa con una Ministra en cuyo despacho se diluyen algunas de sus órdenes. En los próximos días se verán las consecuencias reales de lo que implica este cambio en su forma de liderar el gobierno. El hecho cierto es que planteó públicamente un profundo cambio ministerial.
- Moreno opta por el pragmatismo: en esta nueva etapa Moreno parece acelerar los tiempos operativos de su gobierno. Y eso empieza por reconocer limitaciones y falencias ante la opinión. El Presidente admitió la falta de experiencia de su gobierno para manejar crisis como la de la frontera en este momento. Está dispuesto a reconocer errores y aceptó la conformación de la comisión pedida por los familiares de los dos periodistas y su conductor, asesinados en la frontera. No se escuda tras la hojarasca revolucionaria para calificar a los asesinos: los llamó terroristas, narcotraficantes, bandidos, criminales. Y anunció que no habrá más propuestas de canjes.
Nada ha dicho sobre la explosiva situación en Sucumbíos y en otras zonas del país, pero se entiende que Moreno ya aterrizó en el momento dramático que, a causa del narcotráfico, vive el país: por eso morigeró el discurso oficial que se basaba en dos puntos; insostenibles los dos: esto es un problema exclusivo de Colombia en el cual Ecuador no se quiere inmiscuir y durará el tiempo que tome resolver el caso de los rehenes.
El solo anuncio de que un miembro de su seguridad tenía nexos con los narcotraficantes, da la medida de hasta dónde ha llegado este problema.
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