sábado, 14 de abril de 2018

Las tierras de frontera

Mario Jaramillo Paredes
37
Las poblaciones y los territorios ubicados en la frontera norte han cobrado actualidad en estas últimas semanas. Desgraciadamente esa notoriedad no se debe a obras de desarrollo ni a buenas noticias que hablen de mejores condiciones de vida de los compatriotas que habitan en esas tierras. Se debe a que el abandono secular al que han sido sometidos, han hecho que sean presa fácil del terrorismo fundido a veces inseparablemente con el narcotráfico.
Las zonas de frontera han sido casi siempre regiones que no constan en el mapa del interés del Estado. Alguna obra, más de beneficencia antes que de justicia, es inaugurada de tarde en tarde como para limpiar escrúpulos. Además de los soldados que protegen los destacamentos de frontera, solamente curas misioneros y profesores de escuela se han preocupado históricamente por ayudar a la gente. Ellos, especialmente los curas misioneros han hecho presencia positiva en esos territorios de frontera desde tiempos de la colonia. Las misiones, salesianas sobre todo, fueron la presencia viviente de un país que hablaba pomposamente sobre la Amazonía, pero en la práctica no tenía ni mapas completos sobre esas tierras.
En los días posteriores al último conflicto bélico en los años noventa, las universidades del sur del país conformamos una organización para trabajar en el tema siempre pendiente de la integración y el desarrollo de la frontera sur. La Asociación de Universidades del sur del Ecuador y norte del Perú, trabajó en proyectos conjuntos de investigación y desarrollo, con el fin de apoyar a la población asentada en esas zonas. Cuando se firmó la paz con el Perú y terminó la pesadilla de los conflictos bélicos, en medio de la euforia por la nueva era que iniciaba, los dos gobiernos y organismos internacionales ofrecieron ingentes sumas de dinero para financiar esos y otros proyectos. Pasaron los días y los años y jamás llegaron esos recursos. Tampoco las obras de desarrollo para hacer justicia a esos compatriotas.
Al gobierno de Correa –emulando a Trump- se le ocurrió sin tener en qué gastar el abundante dinero que tenía, construir un muro en Huaquillas. Descubierta la barbaridad que hacían, las autoridades dijeron que no se trataba de un muro divisorio, sino de un parque lineal……. El Perú protestó firmemente y allí -en buena hora- terminó el proyecto.
Hoy, los problemas de la frontera norte son -en parte -consecuencia de ese abandono al que el país ha sometido a sus tierras y sobre todo a las poblaciones de frontera. Y, hoy al igual que ayer, se vuelve a hablar de la necesidad de hacer fronteras vivas. Vuelven los ofrecimientos de trabajar por el desarrollo de esos territorios y de los compatriotas que allí, más que habitan, sobreviven al abandono, la pobreza y el marginamiento. Comenzar por reconocer que lo que allí hay ahora no es simple delincuencia sino terrorismo, sería un buen paso para enfrentar con realismo lo que está ocurriendo. El ataque a soldados y policías o el secuestro a periodistas, es en cualquier lugar del mundo, terrorismo. No simple delincuencia. (O)

No hay comentarios:

Publicar un comentario