lunes, 6 de marzo de 2017

El daño que el populismo de Correa ha hecho a la economía de Ecuador

Por Francisco Mendoza Sánchez
Hay un dicho popular en el Ecuador y en gran parte de Latinoamérica (con las variaciones correspondientes) que dice: “El que mucho abarca, poco aprieta”. En términos simples, lo que esto quiere decir es que si uno se plantea realizar varias cosas al mismo tiempo, es altamente probable que ninguna de ellas las pueda hacer bien. Esto es precisamente lo que le está sucediendo al Gobierno del Ecuador.
En años anteriores, cuando gozábamos de un alto precio del barril de petróleo, la planificación central del Gobierno de Ecuador extendió sus brazos a varios sectores de la economía, prometiendo un cambio “estructural” que tras varios intentos y gobernantes, no se logró. Las buenas condiciones externas permitieron a Rafael Correa incrementar el gasto público (y la deuda del país) hasta convertirse en el “benefactor” de turno. El gasto público se convirtió en el opio del país, haciéndonos creer que duraría para siempre.
En la actualidad, cuando las condiciones externas ponen contra la pared al Gobierno de la revolución ciudadana, los distintos sectores económicos que se vieron beneficiados por el gasto público en su momento están profundamente afectados. Dentro del sector de la salud, en las últimas semanas hemos evidenciado cómo dos clínicas privadas han despedido a trabajadores, a causa de deudas que mantiene el Gobierno con ellas. Deudas importantes en monto, por la atención que brindaron a afiliados de la seguridad social; y las cuales deben ahora ser asumidas por la administración de Correa.
El sector ganadero es otro de los afectados por la dura situación económica que vive Ecuador, tras ver decrecer sus ventas de forma importante. Sin embargo, este sector “únicamente” ha pedido al Gobierno que cierre las fronteras con nuestros países vecinos para evitar el contrabando de leche; que promueva el consumo interno de los productos locales de este sector y además, que ejecute el cambio de matriz productiva para la ganadería.
El sector de la construcción se constituyó en años pasados como uno de los de mayor crecimiento y como uno de los dinamizadores de la economía. Ahora que las condiciones se muestran adversas, 25.000 empresas constructoras esperan pagos pendientes del 2015 por parte de un Gobierno que no ha sabido pronosticar los ingresos anuales de forma correcta.
Como el propio ministro de Finanzas lo corrobora: “lo que pasa es que el presupuesto del Estado el año anterior preveía un precio de petróleo mucho mayor al que efectivamente se dio”, error que aparentemente se repetirá en el 2016 y que dejará sin liquidez a uno de los sectores importantes de la economía.
[adrotate group=”7″]La más reciente demostración de lo fundamental que ha sido el Gobierno de Correa para varios sectores económicos se dio esta semana cuando la empresa pública TAME —aerolínea de Ecuador— por medio de su gerente general, ha manifestado que están buscando un socio comercial que les permita superar el déficit económico que acarrean. Este déficit se presenta desde hace algunos años, especialmente por las cuentas pendientes que el Gobierno mantiene con la empresa pública (detallados en un informe de la Contraloría), y por una deuda vigente que mantiene el Gobierno de Venezuela con la aerolínea.
El Gobierno del Ecuador se ha quedado sin su mayor sustento (el alto precio del petróleo) y ahora debe asumir la responsabilidad que representa haber sido la principal fuente de ingresos de varios sectores durante los últimos años. Sin embargo, cabe preguntarnos si la situación actual pudo haber sido evitada.
¿Se pudo haber reemplazado la inversión pública por inversión privada? ¿Se pudo dar un protagonismo mayor al sector privado? ¿Se pudo haber abarcado menos y permitir que los distintos actores construyan una economía menos dependiente del Gobierno? Los recortes presupuestales, la Ley de Alianzas Público Privadas, y la tendencia a flexibilizar el mercado laboral indican que sí.
Podemos afirmar que en el Ecuador nos encontramos bajo un fatal esquema donde, en estos últimos nueve años, el Gobierno ha asumido un rol que no le competía, o al menos no en la dimensión que ha tenido. Los resultados y las consecuencias de este esquema son evidentes. Es hora de que los políticos entiendan el verdadero rol del Gobierno en el sector económico, y que las personas entiendan que no se puede vivir a costa de un “benefactor” por siempre.
Francisco Mendoza Sánchez es economista, estudiante de maestría en Business Intelligence y becario del Mises University 2016. Mendoza es además miembro del Movimiento Libertario del Ecuador y director de Jóvenes CREO Pichincha. Síguelo en @El_Paco_Mendoza.

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