sábado, 23 de julio de 2016

La izquierda democrática de vuelta

Publicado el 2016/07/23 por AGN
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Alberto Ordoñez Ortiz
Virtualmente la Izquierda Democrática ha reasumido su condición de Partido Político. No hay duda posible. Ni lugar para el entredicho. Le faltan tan solo catorce mil firmas de un total de seiscientos mil presentadas ante el Consejo Nacional Electoral. La última cifra citada constituye un referente -un amplio y sólido referente- del respaldo ciudadano en que se sustenta y que se va acrecentando de manera progresiva. He tenido la oportunidad de observar de cerca -ya no como espectador sino como actor- de su sostenido crecimiento. La presencia de sus antiguos y nuevos militantes, se abre paso en abanico dentro del espectro político vigente. Su estructura a nivel nacional se ha mantenido casi intacta y ahora mismo se expande con fuerza y vigor memorable. Nadie pondrá en duda entonces que estamos frente a su primer y rotundo triunfo dentro de la segunda etapa de su vida partidista. Los triunfos que vendrán a continuación tendrán que ver necesariamente con el programa de gobierno que plantee. Un programa que sin equívoco posible, sea capaz, -como lo será-, de superar la difícil crisis económica y sobre todo moral que afecta al País, sumido hoy por hoy en una de las etapas más oscuras de su atribulada historia.
Su presencia en un momento en que somos presa de un absolutismo ilimitado que impone su “regalada gana”, pone de relieve que el viejo mito de que es preferible la peor democracia antes que la mejor dictadura, va perdiendo terreno y lo va perdiendo, porque la “democracia” que supuestamente nos asiste, no responde a las persistentes exigencias del pueblo ecuatoriano. Es más, la que nos rige es un insulto a la inteligencia. Declarar “soy la ley”, “yo soy yo y soy la razón”, convierte a la democracia en falsificación, a la par que en caricatura, farsa y burla. Por ventura, la omnipresencia delictuosa del embuste, termina vencida por el infame peso de su envilecimiento. En esas circunstancias, es una obligación cívica recordar al ex-Presidente Rodrigo Borja cuando en 1970 en su obra “Socialismo Democrático”, dijo: Una ideología política es un ser inquieto, móvil, siempre perfectible. Para que no degenere en retórica -la retórica es la viuda cínica que sobrevive a las ideologías muertas- debe fraguarse en el debate de las ideas y en su confrontación”.
Y, agregó: “Las fórmulas sacramentales y las sagradas escrituras ideológicas están fuera de toda concepción dialéctica de la historia. La bondad de la ideología debe juzgarse por sus resultados. No hay ideología buena si en su aplicación práctica fracasa. Suprimir la libertad de pensar es detener el progreso. Queremos libertad para todos, inclusive para los que piensan contra nosotros”. Con la Presencia de la Izquierda Democrática, se llenará un vacío, el enorme vacío generado por la falta de un Partido de Centro Izquierda, vale decir de uno que, apartándose de la derecha tradicional y de la izquierda extremista conjugue los intereses del Pueblo Ecuatoriano. Frente a nosotros hay una luz. Una destellante luz. A cada quien corresponde o no seguirla.

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