El silencio de los culpables
Manda un tuit y quédate en silencio. Escóndete y no ofrezcas entrevistas y cuida que ningún alzamanos olvide la consigna del encubrimiento: estas son las reglas del correísmo para que la estrategia de impunidad sea exitosa.
No es la primera vez que la vicepresidenta de la Asamblea, Aguiñaga, pretende archivar el asunto con un tuit o una carta que ella no redactó. Lo hizo cuando desistió de responder por qué pago 41 millones de dólares por el terreno de los Samanes. También recurre a ese artificio René Ramírez. Y también Omar Simon. Pero así y todo no parecen tan cínicos como Moreno que se hace el desentendido de explicar sobre la beca en Ginebra, sobre los groseros viáticos (3.9 millones de dólares), sobre la tarjeta de crédito de cupo abierto, sobre su asesor: el señor Mangas, que es pareja de la embajadora ante NNUU (con seguridad puesto creado para que esté junto a su pareja y residan en la misma ciudad).
Periodistas y articulistas hacen gran esfuerzo por reportar, escribir y opinar sobre los sonoros abusos cometidos por esta ralea de usufructarios ilegítimos de dinero ajeno que han patrimonializado el Estado. Correlativo esfuerzo para tapar hacen asambleístas que no cumplen con su obligación constitucional y moral de fiscalizar. Esfuerzo que acompaña los órganos de control (¿para qué existe esa Comisión de Control Cívico de la Corrupción sino es para nada?). La estrategia de la impunidad también confía en la desmemoria de la gente. Y con el cinismo supino de los corifeos. Como la corifea que dice que “el compañero Lenin tiene derecho…” ¿A qué? ¿Derecho a cobrar sueldo del dinero estatal sin que trabaje para el Estado? Aparte del otro ingreso de la pensión de exvicepresidente.
Aguiñaga lleva en caravana proselitista, es decir, para campaña política, a empleados de entidades de servicios públicos que así, en medio de usar la necesidad de recibir una atención que en condiciones normales no recibe, apoyar con falsos aplausos, firmas espúreas, falso entusiasmo las causas politiqueras del correísmo. Roberto Aguilar hizo un detallado itinerario de este conchudo abuso. La interfeuta, o sea la señora Aguiñaga, finaliza todo esfuerzo fiscalizador con una carta con sesudas sandeces. No rinde cuentas. No se excusa. No se avergüenza.
Fundación Mil Hojas informó que la esposa del Ramírez, el pintoresco clon local de Iglesias, percibe dos ingresos de dinero estatal –lo que está prohibido–. Luego informó que una maniobra de encubrimiento desapareció la evidencia y se fundió en un rubro lo que 24 horas antes eran dos. Ramírez intenta silenciar con un tuit de rigor, amenaza con demandas, porque con la “honra no se juega” (y lo dice quien es parte de un gobierno que ha jugado con la economía, ha jugado con la honra y ha ametrallado la reputación de sus oponentes). No rinde cuentas. No se excusa. No se avergüenza.
Para Simon, el secretario de Correa, no existe conflicto de intereses en que su esposa realice encuestas para Correa, que las pagamos todos con los recursos públicos que los usan como privados. Lo de rigor: el tuit descarado en el que se reconoce la relación, se reconoce el torcimiento y se lo excusa con un cínico “¿cuál es el problema?”. Aparte de amenazar con dibujar para saltarse el rubor, no presentó facturas o valores del contrato entre la presidencia y la encuestadora de la señora de Simon. No rinde cuentas. No se excusa. No se avergüenza.
La ex ministra Espinosa, ahora en el servicio exterior, dice que Lenín Moreno no recibe sueldo de la ONU porque renunció para recibir un menor ingreso pagado por el estado ecuatoriano. Eso no es verdad, por que el puesto de Moreno en la ONU es honorífico. Pero si se creó el puesto de embajador para Moreno, ¿en dónde está el Decreto? La desvergüenza es de tal tamaño (tanto que se han convencido de que no tratan con personas racionales sino con un rebaño) que ni Correa en la sabatina, ni Espinosa o Long, tienen la delicadeza o peor el sentido moral de informar, para presentar toda la información que explique y justifique la beca a Moreno, a la esposa, a la hija, a los asesores emparejados entre sí. No rinden cuentas. No se excusan. No se avergüenzan.
Expertos en cortinas de humo y la estrategia del contraataque los ágiles correístas, con Correa en la dirección, crean historietas off shore. Fabrican culpas en donde no hay. No es pecaminoso ni doloso constituir empresas en el exterior. A eso se le llama globalización, concepto que sesenteros y anquilosados cerebros no entienden. Lo perseguible es que no se haya declarado la propiedad. Como lo hizo el Fiscal con la sociedad panameña que es dueña de la casa en la que vive (de la que dicen se apropió). Pero todo sirve para distraer y para que corifeos y corifeas no expliquen, no fiscalicen, no investiguen. Y así los responsables de este abuso indecoroso quedan exentos de someterse al escrutinio público y se agazapan. Deben tener claro que eso no será por siempre.
Diego Ordóñez es político.
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