La propuesta de las mujeres anti Mashi-Alfa
Nosotras por la democracia: es el lema que eligió un grupo de mujeres para lanzar una propuesta de debate: “Desde los mínimos a los máximos por la democracia”. ¿Qué mujeres? Mestizas, indígenas, afro descendientes, feministas y no feministas, sexo-genéricas, urbanas y rurales… Entre ellas, Dolores Padilla, Solanda Goyes, Margarita Carranco, Lotty Andrade, Martha Roldos, Anunziatta Valdez, Virginia Gómez, Silvia Buendía… Todas demócratas, todas políticas. Muchas de ellas protagonistas de luchas y los grandes acumulados sociales de los últimos 30 años. Mujeres cuyos compromisos con la democracia y el movimiento de mujeres han sido vitales.
En 16 páginas, el documento recoge un balance crítico del correísmo que “ha recrudecido el modelo patriarcal y ha implantado un sistema autoritario”.Nosotras por la democracia analiza el “déficit democrático, la desinstitucionalización y una crisis económica que amenaza con ser más profunda que la de 1999”: el correísmo –se lee– ha saqueado hasta quebrar el país, se dedicó a subyugar y avasallar las instituciones, a someter y fragmentar la organización social, a perseguir a críticos, opositores y periodistas, a violar derechos ciudadanos en todas sus dimensiones…
En esa mirada descarnada del actual gobierno, las mujeres afirman que para ellas el resultado es peor de lo que había: modelo de mujeres sumisas y complacientes, derogación de la Ley contrala violencia a la mujer y la familia, imposición del permiso sin remuneración por 9 meses, judicialización y apresamiento de mujeres que acuden al sistema de salud como consecuencia de un aborto… Conclusión: este gobierno es misógino, contrario a las mujeres.
Con igual firmeza, Nosotras por la democracia mira cómo el correísmo metió literalmente la mano en la justicia y desmiente, con estadísticas, el lema oficial de “la década ganada”. A partir de ahí, empieza su propuesta política que se recoge bajo este título: “La democracia y el país que queremos”.
Este colectivo preconiza una democracia que se instaure en el Estado, la sociedad, la casa, la calle. Ciudadanos que entiendan que cambiarán el país solo cuando encarnen valores democráticos, los proyecten y compartan respetuosamente con la diversidad y las diferencias. Ciudadanos activos que se apropien socialmente del poder “para alertar, vigilar y fiscalizar”.
¿Qué proponen? Una agenda política con tres ejes: “recuperación del sistema democrático y la institucionalidad, derechos de las mujeres y atención a la crisis económica”. Hay propuestas concretas de lo que debe hacer el gobierno alternativo al correísmo en cada uno de estos puntos: incluye una consulta popular (con diez temas), compromisos legislativos y ejecutivos para definir el modelo democrático de Estado; autonomía sexual y reproductiva, y una estrategia económica para superar la crisis que involucra la producción y el empleo.
¿Cómo hacer realidad la propuesta? Nosotras por la democracia propone crear una alianza, que se registre en el CNE y que se rija por principios (enumeran seis) y compromisos concretos (plantean ocho). En su visión la Alianza debe permanecer durante cuatro años para ejecutar lo acordado. Para funcionar sugiere establecer órganos de dirección y competencias, mecanismos de selección de candidatos, perfil para candidatos, compromiso ético… Y en cada caso hace sugerencias… Incluso traza perspectivas futuras: “crear un frente político amplio que fusione a las organizaciones que participaron en la alianza electoral y permita la coexistencia de distintas expresiones políticas, de organizaciones sociales y personas”.
Se nota en Nosotras por la democracia el deseo no solo de plantear un cambio sino de viabilizar electoralmente su triunfo. Su planteamiento parece tener en cuenta el descalabro del Frente de las izquierdas en la anterior campaña. Esto subraya la contradicción del documento. Hacer, por un lado, una propuesta democrática, incluyente, necesaria y políticamente acotada para el momento… Y desembocar, por otro lado, en un embudo de táctica electoral que se antoja insuperable por la fragmentación política.
Se tiene la impresión de que el colectivo de mujeres llamara a un acuerdo nacional mínimo por la democracia pero se diera por tarea, en última instancia, organizar la unión de la izquierda; lo cual es otra misión imposible. La segunda parte del documento diluye la primera en la cual, el colectivo propone, con gran aliento innovador, ser un animador nacional para los demócratas de todos los bandos de un mensaje de fondo: debatir los temas y los términos mínimos de un acuerdo para recuperar la sociedad, la política, la democracia, los derechos humanos y los valores esenciales sin los cuales la diversidad y las diferencias no podrán ser celebradas. Un acuerdo común-mínino también para recuperar el país de la crisis; una tarea que está más allá de capillas partidistas.
Se tiene la impresión de que el colectivo de mujeres llamara a un acuerdo nacional mínimo por la democracia pero se diera por tarea, en última instancia, organizar la unión de la izquierda; lo cual es otra misión imposible. La segunda parte del documento diluye la primera en la cual, el colectivo propone, con gran aliento innovador, ser un animador nacional para los demócratas de todos los bandos de un mensaje de fondo: debatir los temas y los términos mínimos de un acuerdo para recuperar la sociedad, la política, la democracia, los derechos humanos y los valores esenciales sin los cuales la diversidad y las diferencias no podrán ser celebradas. Un acuerdo común-mínino también para recuperar el país de la crisis; una tarea que está más allá de capillas partidistas.
En cualquier caso, este colectivo produce un hecho insólito desde hace tiempo y que se celebra: las mujeres vuelvan a ser protagonistas, en primera línea, del debate público.
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