Para contratar a los amigos la plata sobra
Pagar más de medio millón de dólares de fondos públicos por la administración de redes sociales y por el mantenimiento del sitio web de la Corporación Financiera Nacional, CFN, es impresentable. Hacerlo en las circunstancias en que se encuentra la economía ecuatoriana y apenas semanas luego del terremoto raya en lo morboso y perverso.
Pues resulta, óigase bien porque esto suena increíble, que el 6 de mayo pasado, precisamente cuando el país se hallaba conmovido por el tema del sismo, la Corporación Financiera Nacional resolvió contratar a una empresa por 590 mil dólares para que ponga en marcha una “estrategia de comunicación digital en redes sociales para el posicionamiento de la CFN y mantenimiento de sitios”. Es decir para que se le maneje las cuentas de Twitter y Facebook y se le administre la página web (ni siquiera para que se la construya) que la CFN tiene.
¿Qué necesidad tiene la CFN de “posicionarse” en el mercado? ¿Realmente un organismo como ese necesita un trabajo tan caro en redes sociales? ¿Puede costar tanto la administración de una página web? ¿No participaron los funcionarios de la CFN del esfuerzo nacional de austeridad después del terremoto o les faltó vergüenza y sensibilidad para abstenerse de semejante derroche?
El servicio que, se supone, requiere la CFN, perfectamente lo podría hacer su departamento de Relaciones Públicas, donde trabajan seis personas según la documentación que se halla colgada en la web. ¿Qué hace un departamento de Relaciones Públicas de la CFN con seis personas? Sin duda alguna un equipo como ese, incluso más pequeño, con una capacitación mediana podría hacerse cargo del trabajo por el que van a pagar casi 600 mil dólares. La CFN tiene a 858 empleados en su nómina, lo que la convierte en una institución con una inmensa carga burocrática.
Además, el contrato es apenas por un año por lo que resulta obvio que capacitando a la gente que ya trabaja en el organismo se podría hacer el trabajo por el que se va pagar tanto.
Pero esta historia no solo es sobre el despilfarro de los dineros públicos. Ni siquiera únicamente sobre la insensibilidad que significa hacer una contratación así en medio de una tragedia nacional. Esta es, también, una historia sobre favoritismos y sospechosas conexiones en la contratación pública correísta, pues resulta que la empresa que ganó el contrato no es cualquiera. Se trata de Prosigns S.A. una compañía con un apergaminado antecedente de trabajos con el Gobierno y en el que no faltan casos tan o hasta más llamativos como el que acaba de firmar con la CFN.
Prosingns S.A., hay que recordar, firmó en el 2013 con el Ministerio de Sectores Estratégicos uncontrato por 680 mil dólares para la “contratación de una campaña de comunicación para socializar el Plan Piloto de Comercialización de Combustibles Líquidos derivados de Hidrocarburos en las ciudades de Ambato y Puyo”. ¿680 mil dólares para una campaña de socialización sobre venta de combustibles en Ambato y Puyo? La cifra es tan alta que es probable que ni siquiera comprando los medios más importantes de esas ciudades para inundarlos con datos sobre la comercialización de combustibles se hubiera necesitado tanto dinero. Con 680 mil dólares podían incluso hasta instalar una radio para hacer ese trabajo.
Prosigns S.A. ha sido, sin duda, una de las grandes beneficiadas de la llamada “década ganada”. En el 2012, por ejemplo, cobró a la Gobernación del Guayas 54 400 dólares por un contrato de publicidad digital y otro por 70 por colocar propaganda de la gobernación en vallas. Ni qué decir de los 263 500 que recibió del Ministerio del Turismo en el 2013 por publicidad digital relacionada con la campaña online “Ecuatorianos en el exterior”. ¿Alguien ha escuchado de esa campaña? Estos pelagatos tampoco.
Prosigns también tuvo interesantísimos contratos con la Secom. Por ejemplo en el 2014 cobró 89 600 dólares por la “prestación del servicio de pauta en Twitter Facebook y Google adwords”. Lo mismo ocurrió en el 2015 cuando recibió 64 285 dólares por “servicios de publicidad en medios digitales y redes sociales de enero a mayo”. Todos estos contratos son por régimen especial, es decir, Prosigns no necesita participar en concursos ni licitaciones. Simplemente se la elige. A dedo.
Esta facilidad de Prosigns por hallar contratos con el Estado parece estar relacionada con sus orígenes. En un reportaje publicado en diario El Comercio, en septiembre del 2014, se evidencia cómo esta empresa, cuya representante legal es María Paola Ampuero Tacury, está estrecha y curiosamente relacionada con otras de publicidad que han trabajado durante el reinado del correísmo. Prosign, dice el reportaje, registra su dirección en las mismas instalaciones que tienen en Guayaquil las empresas Ximah y Percrea, está última de Carlos Alvarado Espinel, hermano de Vinicio y Fernando. Pero resulta que todas estas empresas, según el hallazgo de El Comercio en ese entonces, trabajan en las instalaciones de la empresa Creacional, cuyo principal accionista es Vinicio Alvarado Espinel. Curioso.
Según El Comercio, para aquel entonces Prosigns había ya facturado al Estado 1 301 500 dólares.
La publicación digital Plan V publicó otrainvestigación en la que aparece Prosigns S.A. Ahí, sostiene que esa empresa, junto a otras similares, participan normalmente en lo que llama “un carrusel” mediante el cual todas terminan repartiéndose jugosas ganancias con contratos sobre todo del Ministerio del Turismo, hoy ocupado por, oh coincidencia, otro de los hermanos Alvarado: Fernando
La contratación de Prosigns por parte de la CFN no solo es un tema de derroche y despilfarro. Se trata sin duda alguna de un caso que evidencia la necesidad de que algún día, cuando el Ecuador vuelva a tener Contraloría y contralor, se investigue quiénes han sido los contratistas del Estado, especialmente aquellos que, como en el caso de Prosigns, han tenido un trato preferencial en las entregas de contratos durante el correísmo.
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