Presidente: ¿de qué ética habla usted?
Presidente Correa:
La primera y última vez que le escribí una carta fue poco antes de la primera vuelta electoral, en el año 2006. Apenas unos meses atrás, había conversado con usted por varios minutos durante un viaje en avión en el que nos sentamos juntos. Yo le expliqué, en ese entonces con 23 años, lo que hacía y lo que soñaba. A la salida de ese vuelo, me dijo que le pidiera a su futuro Secretario de Transparencia, “que piense en su propuesta”.
Unos días después nos encontramos nuevamente en un vuelo. Esta vez usted regresaba de Caracas en primera clase, junto a alguien a quien yo no conocía. Viendo el video, unos días después, un amigo me dijo que su compañero de viaje en primera era Ricardo Patiño. Ustedes habían dicho estar en Bogotá. El vuelo volvía de Caracas. En la escala en el Aeropuerto El Dorado lo saludé en la Sala VIP. Me preguntó por qué no le había enviado la propuesta de los mensajes de texto para su campaña. Caminamos juntos hacia la manga del avión. Recuerdo que en su mano había una carpeta roja. Me preguntó si conocía aquella agencia de publicidad. “Es de un gran amigo mío que me quiere ayudar, pero está un poco lento”. Era la agencia de su amigo Vinicio, que… ¡luego no fue tan lento! También me comentó que había estado dando unas conferencias fuera del país.
A las pocas semanas, en un debate, la candidata de ese entonces (y actual precandidata) le dijo que usted había estado en Panamá. En su réplica usted dijo “yo no conozco Panamá y si usted demuestra que yo estuve en Panamá, yo renuncio a mi candidatura y si no, renuncie usted, porque ya es hora de que exista decencia en la política de este país”. Veía el debate con el padre de mi ex novia, quien era partidario suyo pues era cercano a Eduardo Valencia. Yo me exalté, pues no podía creer que usted estuviera mintiendo. ¡Usted había viajado a Panamá y yo tenía pruebas de aquello! Aún guardo su ticket aéreo. Desde aquel día pensé que usted estaba dispuesto a mentir para ganar. La mentira, dicen los filósofos, es lo que más aleja de la Verdad. Como en ese momento no era cercano a la Iglesia y usted y otro candidato se creían enviados de Dios, me convencía más de que algunos tienen la audacia inclusive de vestirse de ovejas para mentir. ¡Los falsos católicos alejan de la Verdad!
En una entrevista con Carlos Vera, usted, con una sonrisa falsa, le dijo que no conocía Panamá, que Cynthia Viteri estaba desesperada y mostró un viaje que había hecho como consultor de UNICEF, donde solo hizo escala a Panamá. ¡Pero no era la fecha en la que usted sí viajó! Aquel día pensé que usted iba a ganar porque estaba dispuesto a lo que fuera para hacerlo, además de tener financiamiento de Caracas. ¡Qué tristeza! Por ello le escribí esa carta horas antes de la elección, al e-mail que constaba en la tarjeta que usted me dio. Nunca le llegó, al parecer. Cuando estaban en funciones en el año 2007, entregué esa carta en sus manos a su Vicepresidente, con quien me reuní.
Este 14 de julio de 2016 lo vi en su cadena nacional hablando de moral y ética. Temas que deben ser tratados, por supuesto, por los líderes públicos. El filósofo español Javier Gomá habla de la ejemplaridad de los funcionarios públicos como uno de los valores más importantes para cambiar la sociedad. El problema es que usted no puede dar ejemplo de nada, ya que usted no ha sido ético.
Porque mentir para ganar no es ético. Porque dejar que su familia haga negocios con el Estado no es ético. Porque no es ético permitir que sus funcionarios y ministros hagan negocios con el Estado. No es ético permitir que los hijos de sus ministros hagan negocios con el Estado. No es ético permitir que los y las cónyuges de sus ministros y ministras y demás familiares también trabajen para el Estado, siendo funcionarios. No es ético que el chofer de los hijos de sus ministros sean testaferros en empresas contratistas del Estado. No es ético utilizar la imagen del Santo Padre sin la recta intención de evangelizar. No es ético que le diga al país que no hay crisis, o que no nos ha endeudado, o que no explotará el Yasuní. No es ético carnetizar afiliados con el aparato del Estado. ¡No es ético mentir permanentemente, en lo pequeño y en lo grave!
Trabajo desde que estoy en el colegio. A los 18 años fundé mi primera empresa. Nunca he dejado de trabajar y generar empleo. Siempre he creído en el país y he cumplido mis obligaciones. Nunca he hecho un solo negocio con el sector público. Usted prometió un país con 14 millones de emprendedores y deja a más de la mitad de ecuatorianos desempleados. Usted, así como penosamente muchos de los jóvenes de su gobierno como los que ahora recogen firmas con nuestros recursos, solo han vivido del Estado. A mí me indigna ver a personas de mi generación que han sido funcionarios de su gobierno que en solo 5 o 6 años hicieron más patrimonio que mucha gente que hemos trabajado más de 10, 20 o 30 años. ¡Porque si los de arriba no son éticos, los de abajo tampoco!
Me indigna pagar impuestos para que las agencias de publicidad de sus ministros hagan millones. Para que muchos contratos sean entregados a dedo. Para pagar las casas nuevas de sus funcionarios corruptos. Para las faenas de toros de su primo. En su inteligencia supuesta, usted siempre ignora los casos de corrupción. ¡No venga usted con mentiras!
Usted no es ético. Y su gobierno es el gobierno menos ético de la historia de mi generación. Quienes lo escuchamos en su cadena nacional, llamando a un “Pacto Ético”, tenemos la obligación de parar esto de una vez y luchar contra la mentira y el sarcasmo. Es una pena porque usted ha destruido todo. ¡No hay ni cómo hacer política! ¡Tampoco trabajar!
Le propongo que en la consulta metamos algunas preguntas más, para que personas como usted y sus funcionarios, así como otros políticos que crean que su forma de hacer política es la correcta manera de hacer gestión pública, nunca más puedan gobernar este país y tomar decisiones por nosotros. ¡Que un presidente no pueda meter la mano en la Justicia para su beneficio! ¡Que un presidente no pueda mentir! ¡Que un vicepresidente no pueda plagiar! ¡Que un ministro no pueda robar! ¡Que todo ex presidente se quede a vivir en el país por lo menos dos décadas después de administrarlo! En fin, pensemos en una lista.
Me gusta la idea de un Pacto Ético. El problema, señor Presidente, es que no puede ser convocado por los suyos, pues usted y sus funcionarios tienen tanta moral, como dije alguna vez a Fernando Alvarado en un tuit, ¡que la tienen doble!
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